Capítulo 35

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Eran aproximadamente las nueve de la mañana y un joven peliblanco abría sus ojos, dirigiendo su vista al chico pelinegro que dormía a su lado de forma profunda. Sonrió y siguió admirando el moreno cuerpo de su acompañante; los chupetones que presentaba desde su cuello y terminaban en esa fina cintura, sabía que habían más debajo de la sábana que cubrían sus piernas, dio un casto beso en una de sus propias marcas y rió bajito al ver un pequeño jadeo por parte de su pareja.

La calmada respiración del azabache se vio perturbada al sentir besos que eran dejados por sus hombros, su cuello y su clavícula, siendo su novio el causante —. Killua... eres todo un pervertido —murmuró el ya despierto ojimiel, que miró a su albino tratando de lucir enojado —. Pero así te gusto, admítelo —respondió el mayor, guiñándole un ojo a su prometido, que se sonrojó violentamente y desvió su mirada —. Sí, así te amo... —dijo en un susurro que llegó a oídos del peliblanco, que enrojeció junto con su pareja.

—Toma esto, las necesitas —habló el más alto con pastillas para el dolor en sus manos —. ¿Cuándo fue que las compraste? —preguntó el pelinegro recibiendo el medicamento —. Cuando compré pastillas para el dolor de cabeza por la resaca —contestó sencillamente.

—Así que ya planeabas esta noche, ¿verdad? —volvió a preguntar con tono divertido —. Sí, pero tú no te quedaste atrás, no tenías la falda y esas sensuales medias en tu mochila por nada, después de todo, yo no fui el único en planearlo —respondió al recordar lo dicho por su novio la noche anterior. El menor no supo que responder, tomó las pastillas y se levantó cuidadosamente para evitar el dolor en sus caderas —. Vamos a bañarnos y volvamos a casa para estudiar, aún tenemos un examen final que dar antes de la fiesta de graduación —avisó el azabache y el albino asintió. Al salir del hotel fueron a desayunar en una cafetería cercana y los estudios comenzaron.

Adiós "Netero en nuestros corazones"

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Adiós "Netero en nuestros corazones"

El timbre que anunciaba el fin de clases resonaba por todo el lugar, la época de estudios llegó a su fin.

Los estudiantes gritaban alegres y algunos derramaban algunas lágrimas al saber que no volverán más, uno de esos alumnos era Gon Freecss —. Ya no llores, lindo, me entristece verte llorar... logramos terminar la escuela, cumpliremos nuestras metas juntos —calmaba el peliblanco, mientras secaba las gotas que salían de esos ojos dorados.

—P-pero me apena mucho Killua... aquí nos conocimos, nos enamoramos y amamos, competimos, dormimos, todo comenzó en este lugar. Pensar que no regresaremos hace que el pecho me duela —decía el pelinegro que era consolado por su pareja.

— Vamos a volver, te lo aseguro. Tal vez no será como estudiantes pero volveremos. — confirmó el de ojos azules acariciando la mejilla de su amado, — ¿Cómo? — preguntó el menor sin entender. — Ya lo verás Gon, en el futuro...— respondió el albino muy sonrojado abrazando a su novio.

Por una mujer┃KillugonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora