Después de hacer todas mis tareas, descansar y también inspirarme, hoy les presento:
Dije que no se quedaría así
Gon abría sus ojos lentamente, era de día. Rápidamente un dolor de cabeza lo invadió, pasarse de copas anoche fue una pésima idea.
No estaba en su casa, se encontraba en un mueble del local en donde se realizó la fiesta de bodas de sus amigos, ¿qué hizo anoche? No lo sabe.
Al levantarse, un escalofrío recorrió su espalda, tenía una falda puesta. Su rostro se sonrojó al máximo y el humo de sus orejas no tardó en salir, se sentía a morir cuando notó su camisa casi abierta, desacomodada. Pero no tenía dolor en ninguna zona de su cuerpo, eso lo alivió; solo sentía una picazón en su cuello. La razón: una pequeña marca proveniente de Killua.
—¡¿Qué demonios fue lo que hice anoche?! —Le preguntó avergonzado a la nada y, como si de magia se tratase, algunas imágenes de lo sucedido pasaron por su confundida mente.
—Maldición... por un lado me alegra que no haya pasado, porque sería vergonzoso si los demás nos vieran, pero por otro... debí estar lúcido para aprovechar ese momento tan c-caliente —murmuró con un puchero, arrugando la falda que tenía puesta.
De algo estaba seguro; lo arruinó, pero sabía que tenía que repetirse.
—Veo que ya despertaste. —Una voz apareció entrando al lugar donde el pelinegro se encontraba, una voz que conocía a la perfección —. Buenos días, Killua —saludó el menor mirando a su pareja, que se acercó a abrazarlo con una sonrisa —. Buenos días lindo, ¿te duele la cabeza? — preguntó el albino, dando un beso en la frente de su prometido —. S-sí, me duele un poco, no debí beber de más. — El más bajo respondió y Killua rió.
—Volvamos a casa —dijeron al unísono para salir afuera.
En la salida se encontraba Illumi, la pareja se preguntaba por qué se veía tan molesto —. ¿Qué es lo que te sucede hermano? —Así que como buen hermano menor, Killua le preguntó al pálido la razón. Aunque no se esperaban que de la nada la expresión molesta del mayor pasara a una triste —. E-es Hisoka, ¡el muy maldito amaneció vomitando con resaca de tanto tomar y por su culpa no nos vamos! ¡Y yo quiero irme! —gritó enojado el de cabello largo, que comenzaba a derramar lágrimas, asustando a los menores.
—T-tranquilo, Illumi-san, no debe llorar, ¿usted no tiene resaca? —El de ojos miel preguntó extrañado, ya que recuerda como su cuñado tomaba en su boda con el pelirosa el año pasado —. N-no tomé nada, no puedo beber alcohol —respondió el pálido mientras limpiaba sus lágrimas. Eso los sorprendió a ambos, ¿cómo que Illumi no tomaba? Imposible.
—¿Estás enfermo? —cuestionó el peliblanco preocupado, su hermano negó y contestó —. Yo... tengo cuatro meses de embarazo.
—¿¡Ah!? ¿¡Cuatro qué!? —preguntó exaltado el de ojos azules, mientras que el azabache no salía de su sorpresa.
El gestante levantó su polera grande, dejando ver su vientre cubierto por una camisa de color crema, dejando boquiabiertos a los novios —. Así que eso era, con razón usabas ropa tan grande, hermano, felicidades por mi sobrino o sobrina, ¿ya sabes qué va ser? —Illumi negó y el moreno lo felicitó también. Dándole un peso menos al embarazado.
Poco después el famoso padre regresó luego de haber vomitado todo lo de anoche, siendo abrazado por su pareja, que últimamente se hallaba más sensible de lo normal, pero era lo común en su estado —. Ya vine, cariño, podemos irnos a casa, ¡oh! Buenos días cuñado, Gon, ¿por qué estás usando una falda? Pensé que el de las locuras era yo —saludó Hisoka riendo.
—¿Cuándo hablas de locuras te estás refiriendo a embarazar a mi hermano? —preguntó Killua.
—¿Les dijiste sobre nuestro pequeño chicle? —El feliz pelirrojo se dirigió a su esposo —. Ya te dije que no le digas chicle a nuestro hijo, Hisoka, vamos a casa —regañó el pálido y la pareja se despidió de los menores.
—¿Nos vamos también? —preguntó el albino, el moreno asintió y, sin más espera, volvieron a su hogar. Tomaron un baño y cambiaron sus ropas, para luego desayunar. Aunque el azabache lavó la falda y las medias que había usado por simple curiosidad.
Por suerte era sábado, no tenían nada que hacer aún, así que decidieron salir, ¿a dónde? Eso sólo Killua lo sabía.
—¡Moo... Killua! ¿A dónde vamos? ¡Anda, dime! —suplicaba el pelinegro, su curiosidad lo estaba matando —. Te dije que es sorpresa, no puedo decirlo o se arruinaría —negó el peliblanco, mirando divertido los pucheros que su pareja hacía.
Hasta que por fin llegaron —. ¡Wow! ¡Esto es! ¡Es...! ¿Qué es? —preguntó Gon observando el lugar.
—Esto es la entrada a un campo de golf, una vez me contaste que nunca fuiste a uno y creo que esta era una gran oportunidad para venir —dijo el mayor con sus manos detrás de su cabeza, al escucharlo el menor se abalanzó, emocionado, para abrazar a su prometido, llenando su blanco rostro con sonoros besos —. ¡G-gon! Detente —pidió el más alto sonrojado, el ojimiel obedeció, no sin antes dejar otro beso en los labios de su novio y sonreír —. ¡Gracias! —gritó alegre el más bajo.
Una vez adentro, consiguieron todo lo necesario para jugar y se dirigieron a uno de los campos vacíos. Era un lugar muy amplio y no se veía persona alguna, cosa que extrañó a la pareja. Pero eso no importaba, aquí lo importante era divertirse.
—Killua, ¿cómo se juega al golf? ¿Está bien si sujeto el palo así? —preguntó confundido el moreno —. No Gon, yo te explico, se agarra... eh... mejor te enseño —respondió el peliblanco y se acercó a su prometido por detrás, para poner sus manos encima de las contrarias y mostrarle la manera correcta de jugar.
Un respingo recorrió por el delgado cuerpo del azabache al sentirse rodeado por su pareja y más al sentir "esas partes", rozándose, ya no era el chico despistado o inocente, pero decidió ignorar sus nada sanos pensamientos y seguir atento al juego, aunque con un ligero rubor en sus mejillas.
Killua no le fue indiferente a lo que estaba pasando, esperaba no haber incomodado a su novio con su acción, pero fue una casualidad, aunque su sonrojo se agrandaba con el paso de los segundos al tener de esa manera al pelinegro.
—¿Te sientes in-incómodo? Si quieres puedo alejarme un poco —avisó el mayor, suavizando el agarre de sus manos, pero el de ojos miel lo impidió —. No tengo problema estando así Killua, no debes apenarte... somos pareja. Pero hay que moderarnos en lugares públicos —habló el más bajo y besó la mejilla de su prometido, para seguir jugando tranquilamente, aunque el peliblanco no estaba nada calmado.
Ya en la tarde el golf cerró, pero el azabache se entrañó al ver que no iban a su departamento —. ¿Iremos a otro lugar? —preguntó viendo a su albino —. Exactamente, y no preguntes porque también es una sorpresa —contestó el Zoldyck al ver que el pelinegro iba a preguntar.
Media hora de trayecto más tarde llegaron a su destino: un hotel. Dejando boquiabierto al menor, que quedó sumamente sonrojado al leer el elegante letrero —. Esto es... —pudo pronunciar casi sin aliento, sintiendo la respiración del más alto cerca de su oreja.
—Te dije que no se quedaría así.
Continuará...
Es la primera vez que escribo sobre una cita en un campo de golf ( ´・ω・)
Pero espero que les haya gustado ✿Nos vemos en el próximo capítulo
(≡^∇^≡)
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Por una mujer┃Killugon
FanfictionKillua Zoldyck, Gon Freecss. Ambos están enamorados de una mujer: Kyoko Sawada. Kyoko Sawada es una joven correcta y amable, es tan linda que capturó la atención de los jóvenes protagonistas. El escenario principal será su escuela, que tiene de nom...