Capítulo 28

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De regreso en la universidad
"Netero en nuestros corazones"

— Espero que cuando la vecina cocine a su molesto gallo nos invite al almuerzo— dijo un somnoliento albino mientras se lavaba la cara en el baño

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— Espero que cuando la vecina cocine a su molesto gallo nos invite al almuerzo— dijo un somnoliento albino mientras se lavaba la cara en el baño.

Al regresar a la habitación vio a su pelinegro ya vestido para asistir a la universidad—. Killua, apúrate, se nos hace tarde —avisó el menor al ver a su pareja en la puerta, el mayor reaccionó y fue a vestirse después de quedar un buen rato maravillado viendo al más bajo.

Gon fue a la cocina a preparar el desayuno, aunque con una divertida sonrisa al notar como su novio lo miraba embobado. Un momento después el peliblanco salió y al azabache se le ocurrió una idea; el ojiazul estaba de espaldas alistando los sándwiches que comerían, así que se acercó y lo abrazó en puntitas debido a su baja estatura.

—Te excito, lo sé —susurró al oído del más alto.

—¿Qué? —dijo el peliblanco estupefacto, sonrojado y sin creer lo que escuchó.

—¿Tecito o café? —preguntó Gon con una mirada que fingía inocencia.

—A-ah... Café está bien para mí, lindo —respondió el albino un poco confundido, el moreno sonrió divertido y se alejó para preparar el café de ambos.

Después de desayunar fueron hacia lo que era su segundo hogar, esa gran institución que es testigo del nacimiento del bonito romance que tienen; desde que peleaban por una chica hasta que terminaron perdidamente enamorados el uno del otro.

Era un lugar grande; un conjunto de edificios para la primaria, secundaria y universidad que recibe estudiantes desde hace años. Al llegar se encontraron con sus confiables amigos en el comedor, con la única diferencia de que ahora todos eran jóvenes universitarios buscando triunfar.

A Leorio le faltaban tres años para graduarse al igual que Kurapika, ya que la carrera de médico es la más larga de todas; mientras que los cuatro restantes sufrían porque aún les faltaba cinco largos años, pero sabían que sin darse cuenta el tiempo pasaría, después de todo así es la vida, ¿verdad?

—¡Akaku! ¡Akaku! ¡Cántala Kurapika! ¡Es tu canción! —animaban todos en la ruidosa mesa mientras cantaban a todo pulmón en el receso. El rubio se arrepentía, ya que el año anterior grabó un video musical que le pidieron de tarea, lamentablemente, su novio lo vio y lo compartió con orgullo, asombrando a todos.

—Ya paren, nos están viendo —dijo avergonzado el rubio al notar las miradas en él —. Pareces Zushi en la secundaria —rió Ikalgo.

—¿Recuerdan las miradas nada discretas que se lanzaban Killua y Gon antes? ¡Eran tan ciegos que no se daban cuenta que se correspondían jajaja! —mencionó Leorio nostálgico a sus amigos —. Tú eras igual con Kurapika, además que Gon y yo fuimos novios primero —recordó el joven de cabello blanco.

Por una mujer┃KillugonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora