Capítulo 26

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Título del día de hoy:

Una fiesta que termina en...

Después de bañarse, los jóvenes se vistieron para salir a la espera de Leorio y Kurapika

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Después de bañarse, los jóvenes se vistieron para salir a la espera de Leorio y Kurapika. No llevaban trajes elegantes, solo formal y presentable; Gon llevaba una camisa blanca con botones junto con un pantalón negro de vestir y Killua usaba una camisa azul con pantalón de color gris. Después de todo lo importante era estar cómodos.

Una vez listos, oyeron un auto proveniente de afuera —. Ya llegaron Killua, ¡vamos! —gritó animado el pelinegro para luego tomar la mano del albino y salir juntos.

Afuera del departamento estaban Leorio y Kurapika en un auto de color rojo —. ¡Suban! —llamó el de lentes desde la ventana y la pareja entró al carro, saludando a sus amigos que iban adelante.

—Colóquense el cinturón de seguridad —ordenó el rubio —. Lo que usted diga mamapika —dijeron entre risas los jóvenes mientras se ajustaban el cinturón del asiento.

—¿Y cuánto tardaremos en llegar al lugar? —preguntó el azabache con curiosidad —. Amor mío, acabamos de subir al auto... aún falta —dijo el peliblanco —. Killua tiene razón, falta media hora para llegar —respondió el conductor Leorio.

El camino a la fiesta fue normal:

—¿Ya llegamos?

—Aún no Gon —respondió Kurapika.

—... ¿Ya llegamos?

— ¡Por las galletas oreo que no!

—..... ¿Ya llega-?

— Mi vida, mi amor, mi todo, la luz que ilumina mis días; por milésima vez te repito desde el fondo de mi corazón que no.

El moreno suspiró aburrido y apoyó su cabeza en el hombro de su novio, sintiendo como su rostro era acariciado por él, frotó su mejilla con la blanca mano y el camino continuó con castas caricias en los asientos de atrás del auto, mostrando su amor de manera inocente y romántica.

La pareja de adelante iba distraída escuchando la música de la radio y mirando el camino.

—Killua —susurró el de tez canela acariciando la mejilla pálida.

—Dime... —El peliblanco contestó en susurros mientras sujetaba la mano contraria dando pequeñas caricias.

—¿Me das un beso? —preguntó mirando las orbes azules que tanto amaba observar.

Por una mujer┃KillugonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora