Capítulo 20

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Título de hoy...


El amor siempre triunfa

El amor siempre triunfa

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Narrador omnisciente:

Kurapika se encontraba emocionado, había creído que Leorio aceptaría estudiar con esa chica que ir con él, pero no fue así y ahora saldría con el estudiante de medicina. Eso le daba la esperanza de que tal vez el futuro doctor podría corresponderle.

Se vistió de manera casual, tampoco quería exagerar y lucir extravagante, tendría que ser cómodo dependiendo a dónde irían, aunque el rubio no tenía ni idea del lugar al que saldrían. Lo más seguro es que Leorio tampoco sabía y al final ambos decidirían en el camino, a los dos les gustaba que fuera así, hablando de sus gustos y cuáles no, anotándolos en su mente para cualquier ocasión.

Se vio en el espejo y sí, se veía bien. Podría dar consejos sobre cómo vestirse en salidas con la persona que te gusta.

Salió de su habitación y fue a la salida en donde sabía, Leorio le esperaba. Cuando lo vio de espaldas se acercó sigilosamente con un único plan en mente: darle un pequeño susto.

—¡Bu! —dijo dándole un suave toque en su espalda, haciendo que el pelinegro salte y voltee —. ¡Kurapika! Me asustaste... —confesó avergonzado y el más bajo rió —. ¿A dónde vamos a ir? —preguntó el rubio cambiando el tema.

—¿A dónde quieres ir? —Le cuestionó el de lentes con amabilidad.

—A cualquier lado, puede ser el cine o no sé, ¿un acuario? —opinó —. Al cine irán Killua y Gon, supongo que quieren estar solos y yo quiero estar solo contigo hoy también —susurró lo último nervioso, Kurapika logró escucharlo y saltaba como colegiala por dentro, pero por fuera tratando de mostrar su lado tranquilo y sereno. No permitiría sacar su otra personalidad a la luz jamás.

—El acuario suena bien, hace tiempo que no voy, conozco uno cerca de aquí —recordó el más alto y el de ojos grises asintió feliz, para luego ir al lugar.

Habían muchas variedades de peces coloridos, incluso encontraron pingüinos, pulpos y focas. Pero los delfines fueron lo que más le gustó a Kurapika. Justo había un espectáculo en donde los delfines saltaban y hacían acrobacias, así que fueron a ver a los animales que tanto interés causaron en el rubio.

—Wow, Leorio, ¡mira! Delfi hizo una pirueta doble ¡y le robó las palomitas a un niño! —gritó emocionado el menor. Leorio no había visto lo que el ojigris señalaba, ya que estaba hipnotizado por el lindo rostro de su acompañante que se mostraba como un adorable niño pequeño.

—¿Delfi? —preguntó divertido —. Sí, así nombré al delfín —respondió feliz el chico rubio.

En medio de la presentación el celular del universitario vibró y éste se fijó en quien lo llamaba: esa chica pelirosa. Simplemente la ignoró y puso su teléfono en silencio para seguir viendo a la persona de la que estaba enamorado.

Por una mujer┃KillugonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora