En la tierra...
- ¿Cómo te fue Hyejin?- le pregunta Byul sonriente.
- Fue cansado, no tengo muchas horas para dormir Byul, en algún momento me llamarán.
- Claro, ve a dormir enana.- la despeina.
- ¿No quieres algo de comer Hyejin?- le pregunta YongSun.
- No gracias unnie, quiero mi cama, quizás más tarde.
- No te preocupes, descansa.Y así iban los días, Hyejin era una chica más que trabajadora, no dejaba el hospital al menos que estuviera cansada o cuando Byul la sacaba a la fuerza del hospital porque la iba a matar tanto trabajo.
La morena no dejaba el hospital para evitar pensar en Wheein a pesar de que al ver su tatuaje se acordaba.
Siempre antes de atender a un paciente o hacer una cirugía miraba el dibujo de su muñeca, sonreía y le pedía suerte para hacer un buen trabajo.
Cuando dormía imaginaba todo lo que podría hacer con ella. Desde despertar junto con ella todas las mañanas, comer juntas, pasear tomadas de la mano, divertirse, escuchar su risa y dormir juntas abrazadas sintiéndose protegidas.
- ¿Quieres que sea feliz? ¿quieres que deje de pensar en ti? ¿quieres que encuentre a alguien mejor que tú? Ser feliz en imposible sin ti a mi lado Wheein y alguien mejor que tú dudo que exista.
Miró su pequeño cuadro donde tenía una imagen de la certificación de Jesús junto a quienes lo acompañan.
- ¿Podrían mandarme a tan bello ángel de quien estoy perdidamente enamorada? No pido mucho, solo la quiero a ella, estoy dispuesta a pagar el precio por vivir con ella, haré cualquier cosa que me pidan, pero por favor permítanme amarla.
Unas lágrimas comenzaron a caer y se las secó instantáneamente:
- He evitado recurrir al suicidio por el amor de Dios, no he recurrido a tan maldito método, tengo aún la esperanza de verla aquí, tengo la esperanza de tenerla conmigo ¿Por qué? ¿Por qué no puedo? ¿Por qué no se me permite amarla?