Su nuevo pasatiempo le trajo un pequeño dolor de cabeza a Dios debido a que la pequeña tan sólo se concentraba en ello y no iba a practicar, no iba a las peleas, no hacía nada más que buscar piedras preciosas ¿para qué? Él no lo sabía.
La llamó y ella apareció por órdenes ahi:
- Buen día señor.- hizo una reverencia.
- Gabriela ¿qué estás haciendo?
- Buscando piedras preciosas.
- ¿Para qué?
- Voy a hacer algo bonito para Hyejin.- confesó con una sonrisa.
- Sabes que tu deber es ir a luchar contra los demonios.
- Ya hay muchos ángeles haciendo ese trabajo.
- Sabes que ellos no tienen tus mismos poderes.
- Se los puedo dar si quieren, pero no sé cómo.
- Gabriela, deja de hacer cosas que no debes hacer, tu trabajo es defender el cielo y la tierra como ángel que eres.
- No quiero ser un ángel, ya te lo dije antes, quiero ir con ella, estoy dispuesta a dejar todo atrás por ella, todo lo dejaría por ella.
- No puedes irte.
- ¿Por qué soy diferente? Entonces manda a un ángel y que tenga un hijo con un humano, estoy harta de ser la única, no quiero, no quiero vivir esta vida.- dijo molesta.
- Gabriela!
- Se supone que la felicidad y el amor son lo primordial ¿Por qué yo no puedo tener eso? ¿Por qué?!
- No puedes, sabes que tu nacimiento...
- Sé que fue un error para ti, eso es lo que tú piensas, fui un error ¿no? Pues yo pienso que fui la bendición de mis padres y me tuvieron con amor, un amor verdadero que decidieron disfrutar sin restricciones y sin escuchar al resto porque es su vida de ellos no la tuya ¿Por qué haces eso? No deberías interferir en la vida de los demás!!!
- Retírate Gabriela.
- Mejor mandame a la tierra.
- Retírate de aquí.
- Me voy.Salió más que molesta, odiaba eso, odiaba su vida en ese momento.
Alzó vuelo y sus alas botaban fuego sin darse cuenta, estaban ardiendo prácticamente, no le dolía, eran alas de fuego, ni siquiera ella sabía que podía hacer eso.
Cuando se dio cuenta miró hacia abajo y vio como todos los Ángeles la miraban detenidamente, no todos sabían que Jesús y María Magdalena eran sus padres.
- ¿Qué me miran? ¿las quieren? Sí las quieren quitenmenlas, no quiero esta vida!!!!
Los retó a todos con la mirada desafiantemente, pero por hacer eso un rayo le cayó por la espalda lo cual hizo que caiga.
Se levantó entre dientes molesta, sabía que Dios le había hecho eso, rió en vez de mostrar dolor.
- ¿Crees que eso me duele?!!! ¿acaso sabes que es el dolor?!!!
Otro rayo le cayó y volvió a levantarse decidida a todo, pero sus padres la detuvieron:
- Es suficiente hija, por favor.- le dijo María preocupada.
- Vamos a casa pequeña.- dijo su padre.Los tres se dirigieron a la casa y ahí comenzaron a conversar, no le gritarían ni reprocharían:
- ¿Qué fue lo que pasó?- preguntó su padre.
- Me descontrolé, eso es todo.
- Hija, no puedes hacer un escándalo aquí.
- No lo soporto padre, lo sabes a la perfección, ya no sé qué hacer para que me deje irme.
- ¿Qué pasó con tus alas?
- Ni yo lo sé, tampoco me interesa saberlo, de seguro sucedió porque peleé con Dios.
- ¿Por qué pelearon?
- ¿Yo soy un error?
- No lo eres Gabi, tú nunca has sido un error mi amor, no pienses eso por favor.- su madre tomó su rostro.
- Pero él dice que lo soy, no debí existir.
- Gabi, el amor no es un pecado y concebir a un ser tampoco.
- Lo sé padre, pero...
- No Gabriela, no eres un error, eres nuestra hija, nuestro todo.