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—Estoy nerviosa— le dije a Katsuki, quien se encontraba tirado en su cama, revisando su celular.

—Sisi, como sea— me dijo este desinteresado y yo le lancé lo primero que encontré... un libro—

—Oi loca, que mierda te pasa— se quejó y yo le di la espalda.

—Eres un idiota, sabes que este examen es importante — dije terminando de meter algunas cosas a mi bolso.—Si dicen que realmente estoy mal, no podré bailar—

—Deja de ser tan dramática, no vas a tener nada— me dijo mientras volvía a revisar su celular.

Lo miré unos cuantos segundos para después rodar los ojos y salir de ahí.

Últimamente él estaba más insoportable y casi nunca quería hacer nada conmigo por qué siempre estaba en su maldito celular.

—¡TÍA! YA ME VOY— grité desde la entrada de la casa, en la cual me estaba poniendo mis zapatillas después de haberle puesto la correa a Jagger.

—IRÉ A RECOGERTE CUANDO ME LLAMES— gritó— CUÍDATE.

Yo salí de casa y empecé a caminar hasta la estación de trenes pensando en Katsuki.

Odiaba su indiferencia.

Sabía que no éramos nada más que amigos de infancia y que vivía en su casa.

Pero había empezado a sentir muchas cosas por él y que él me hablara de esa forma... dolía.

Cambiando de tema, me estaba dirigiendo hacia el hospital general para un chequeo obligatorio que pedía la escuela.

Yo no quería ir, odiaba los hospitales, pero el director y tía Mitsuki me amenazaron, por lo que tengo que ir si o si.

Una vez que llegue a la estación, esperé el tren , en donde se encontraba el Hospital general.

Escuché voces detrás mío, algunas conocidas, por lo que volteé levemente y me encontré con todos los compañeros de Katsuki  y su tutor.

—¿(...)?— escuché la voz de mi mejor amigo y me volteé rápidamente para mirarlo.

—Hola Izu— le di una sonrisa tratando de ignorar el dolor que había comenzado en mi pierna—¿Estás emocionado?— le pregunte con una ceja levantada—

—Estoy muy nervioso, la última vez que fuimos de excursión, unos villanos nos atacaron — me dijo nervioso mientras se acercaba a acariciar a mi perro, el cual se encontraba emocionado al ver al peliverde.

Según lo que me había dicho, iban a volver a hacer su entrenamiento de rescate, pero esta vez no sería en la USJ, si no, en un nuevo sitio.

—Estoy muy segura que lo haran bien— le sonreí levantando mi pulgar en su dirección, haciéndolo sonreír.

—¿A donde se dirigen?— preguntó refiriéndose a mí y a Jagger.

—Al hospital general a hacerme unos cuantos estudios—

—¿EH? ¿TE SIENTES MAL? ¿DESDE CUANDO?— preguntó acercándose a mi para empezar a tocar mi frente y mis cachetes a lo que yo empecé a reírme llamando la atención de todos—POR QUÉ NO ME DIJISTE, SOY TU MEJOR AMIGO—

—Lo siento Izu, yo...— no pude terminar de hablar, debido a que ya varias personas se habían acercado a nosotros.

—Midoriya-kun, quien es ella— preguntó un chico pelirrojo.

—Ustedes deben ser compañeros de Izuku y Katsuki— sonreí feliz— me alegro conocerlos, soy (...) Nakatsu.

—Oí loca— escuché la voz de Katsuki a lo lejos, yo me volteé a verlo— olvidaste tus llaves— me dijo lanzándomelas.

—Gracias— le di una leve sonrisa y antes que pueda decir algo, el tren que me llevaría llegó—Lo siento, tendremos oportunidad de hablar más adelante, ese es mi tren— les dije y ellos se despidieron. Me acerqué a Midoriya para revolverle el cabello.

Por último, me acerqué a Katsuki, quien seguía mirándome con seriedad.

—¿Cuídense mucho, si?— les dije y me acerqué para darle un beso en la mejilla.

¿Por que hice eso?

Me separé rápidamente con un sonrojo y dándoles una última mirada, fui hasta el tren.

Cuando llegue a mi asiento y estuve cómoda, giré mi vista hacia fuera y pude ver a Katsuki, quien se había quedado estático en su sitio con la mano en su mejilla.

Soy una idiota...

Dicho eso, el tren empezó a avanzar.

Unos cuantos y largos minutos después, ya me encontraba caminando dentro del hospital, buscando a alguien que pudiera atenderme.

Le pregunté a una enfermera donde estaba la recepción, por qué al parecer había entrado por una puerta que no era.

Maldita sea.

Cuando llegue a la recepción, golpeé mi mano con la frente al darme cuenta que si había pasado por aquí antes, pero como soy demasiado distraída, había seguido caminando.

—Buenos días, tengo una cita con el doctor Milo— le dije a la recepcionista con una sonrisa.

Hace unos cuantos minutos había llegado al hospital y me encontraba muy nerviosa.

¿Que si de verdad tenía algo malo?

—Esperé un momento, en unos minutos el vendrá por usted— me contestó la mujer y yo asentí yéndome a sentar a unos cuanto metros de ahí.

Unos minutos pasaron y tal y como dijo la enfermera, un doctor de cabello castaño como el mío, se paró frente a mi y me llevo a su oficina.

Me hizo unas cuantas preguntas para después, acercarse a la puerta y llamar a alguien.

—El es Makoto Tachinaba, el te sacará sangre— presentó al enfermero a su lado, el cual traía consigo una gran aguja, haciéndome tragar en seco

Esas mierdas no deberían existir.
Esas cosas son del demonio.

—Miren la hora...— solté nerviosa empezando a caminar lentamente hacia la puerta.

—No chikitina, no te irás de aquí hasta que me des tu sangre— me dio una mirada burlesca para acercarse a mi, pero no contó con que yo saldría corriendo.

Cuando me pudo atrapar, no pude hacer otra cosa mas que maldecirlo y dejar que me llevara nuevamente al consultorio, en donde me sentó, no sin antes amenazarme, para después sacarme sangre.

El doctor Milo, para distraerme , me pregunto si había tenido alguna molestia últimamente , a lo que yo respondí que aveces me dolía la pierna, pero estaba muy segura de que era por que bailaba mucho.

Después, Makoto me llevo a una sala en donde me sacaron Rayos X de todo de mi cuerpo.

El me dijo que los resultados estarían en unos cuantos días pero me dijo que no me preocupara.

A simple vista, el dolor de mi pierna solo parecía ser por el gran esfuerzo que ponía.

Que alivio

¿Podemos bailar? // BNHA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora