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Desperté abruptamente debido a unos pequeños golpes en mi brazo.

Estaba sudando y temblando debido a la pesadilla que había tenido.

Podía notar como Jagger se encontraba a mi lado despierto y moviendo su cola al ver que por fin había despertado.

Que buena idea fue entrenarlo para ser un perro de servicio.

Gracias chico— le dije acariciando su cabeza.

Un fragmento de la "pesadilla" que más bien era un recuerdo volvió a aparecer por mi cabeza, lo cual hizo que soltara un sollozo de mi boca y que mis ojos se empezaran a llenar de lagrimas.

Estuve durante muchos minutos sentada en mi cama, intentando calmarme, pero no lo lograba, por lo que me levante y empecé a caminar sin rumbo alguno, mientras me abrazaba con fuerza.

Podía escuchar como Jagger me empezó a seguir, sacándome una pequeña sonrisa, calmándome un poco.

Camine inconscientemente hasta la puerta de Katsuki, en donde me paré y me quede pensando un buen rato.

¿Por que estaba aquí?

Sin más, suspiré y entré a la tan conocida habitación del rubio.

Hace mucho que había dejado de colarme en su habitación para dormir con el, por lo que estaba un poco nerviosa.

—Tsuki— toque la puerta pero nada.

No obtuve respuesta, por lo que entre a la habitación y sin hacer mucho ruido, espere a que Jagger entrara para después cerrar la puerta, para luego dirigirme hacia donde se encontraba mi mejor amigo dormido.

Sin pensarlo dos veces, levante un poco la manta y me metí entre ellas, acostándome muy cerca de su cuerpo.

—¿Una pesadilla?— escuché que me preguntó con voz ronca, yo solo asentí mientras me pegaba más a él, intentado dejar de llorar—De ahora en adelante empezarás a dormir conmigo como antes, no quiero que me vuelvas a levantar en la madrugada— dijo abrazándome y volviendo a dormirse al instante.

Yo sonreí tristemente mientras lágrimas caían de mis ojos.

Me abrace mucho más fuerte a el para caer dormida, esta vez con una sonrisa en mi cara.

—14 años—

—Una más, se ven tan tiernos—

—Déjalos dormir tranquilos, ayer entrenaron casi todo el día— escuché la voz del tío Masaru.

Me removí en mi sitio incomoda al escuchar las voces de mis tíos a lo lejos.

Me senté perezosa en la cama mientras me restregaba los ojos.

—Buenos días— les dije levemente con una sonrisa.

—Buenos días pequeña— me dijo tío Masaru.

—¿Como dormiste hoy?— me pregunto Tía Mitsuki, a lo que yo me sonrojé levemente.

—No tuve ninguna pesadilla— les dije mirándolos con una sonrisa. Ellos soltaron un suspiro y me miraron con una sonrisa.

¿Podemos bailar? // BNHA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora