¿Podemos bailar? // BNHA

[2]

— 5 años —

—¡TSUKIIII!—grité abalanzándome sobre mi mejor amigo, quien en ese momento se encontraba de espaldas hablando con Midoriya.

—Suéltame tonta—dijo moviéndose, tratando de librarse de mi, sin éxito.

—Que malo eres Tsuki—dije con un puchero mientras me bajaba de el.

—¡TE HE DICHO QUE DEJES DE LLAMARME ASÍ!—me gritó ignorándome completamente, yo rodeé los ojos y me fijé en mi otro mejor amigo.

—¡IZU!—exclamé imitando mi acción anterior. Me tire sobre el peliverde, riéndome. El gritó cuando perdió el equilibrio y se fue de espaldas, conmigo encima.

—¡(...)!, Por qué tardaste tanto—me dijo este riéndose conmigo desde el suelo, abrazándome.

Yo me levante ignorando completamente su pregunta, para después tenderle mi mano a lo que él la aceptó con gusto.

—OÍ, DEKU, TÚ NO TIENES PERMITIDO HABLAR CON ELLA—le gritó Katsuki agarrándole de la mano para alejarme de él y abrazarme.

—TU NO PUEDES ESCOGER CON QUIEN ME JUNTO O NO SUKI—le grite yo a él mirándolo con reproche a lo que él chasqueo la lengua mirando a otro lado, sin soltarme.

—N-No peleen—dijo Izuku a punto de llorar a lo que yo me preocupe y me calmé mirándolo con una sonrisa.

—Está bien—elevé un pulgar en su dirección—VAMOS A JUGAR CON LA PELOTA—grité emocionada mirando la pelota que traía mi amigo peliceniza.

Ellos asintieron y empezamos a jugar con ella mientras reíamos.

Veiamos como Katsuki la manejaba muy bien, haciéndola rebotar en su pie, hombro, rodilla y así sucesivamente.

—ERES ASOMBROSO KACCHAN—le dijo emocionado el peliverde.

—Como sea, esto no es nada—Katsuki sonrio sin dejar de hacer ese truco.

Una ves que terminó, le paso la pelota a Izuku, quien nervioso intentó hacer lo mismo pero cayó al suelo, ganándose una carcajada de Katsuki.

—De verdad que no puedes hacer nada bien Deku—dijo el rubio mirándolo con superioridad.

—Quizás ahora no lo pueda hacer, pero más adelante aprenderé—dijo decidido este y yo me reí asintiendo emocionada por lo que había dicho.

—YO TAMBIÉN LO PUEDO HACER, MIREN MIREN—empecé a realizar movimientos con la pelota dejando asombrados a mis amigos.

—¡(...)!— escuche la voz de mi padre a lo lejos que me dejó completamente petrificada, dejando caer la pelota.

—¿Es tu padre...?—preguntaron a lo que yo asentí lentamente.

—Tengo que irme— les dije rápidamente borrando cualquier rastro de felicidad de mi cara, antes de voltearme y caminar rápidamente hacia el.

Sin pensarlo dos veces, mi padre me agarro fuertemente de la muñeca y empezó a llevarme directo a casa.

—Me haces daño— Me queje a punto de llorar.

—Cierra la maldita boca— Gruñó apretando más su agarre.

...

—ME TIENES HARTO— Gritó papá elevando su mano para poder golpearme, pero mamá rápidamente lo impidió poniéndose al frente.

—POR FAVOR PARA— Escuché el grito horrorizado de mi madre intentando retener a mi padre, quien intentaba salirse de su agarre para poder golpearme.