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—Iré a ver a Izu—le avisó a Makoto unos minutos después que desperté, después de haber descansado todo un largo día.

—¿Quien carajos es Izu...?— escuché un murmullo del castaño antes de salir, logrando que soltara una pequeña risa.

Empecé a caminar lentamente por todo el hospital acompañada de mi fiel amigo perruno, hasta la habitación en donde se supone que estaría mi mejor amigo.

Una vez que llegué, abrí la puerta lentamente encontrándome al peli verde recostado en la camilla tan tranquilamente, a su lado se podía encontrar una nota y varias frutas cortadas.

Parecen ser recientes.

Me acerqué lentamente y al alzarla, pude notar que era de su madre, cosa que hizo que mi corazón se encogiera.

Baboso, deberías dejar de preocupar a tu madre.

—Lamentó no haberte visitado antes Zuku— murmuré sentándome a su lado, poniendo una de mis manos en su cabeza, para empezar a acariciarla—¿Como te sientes? Me dijeron que había estado inconsciente y con fiebre—Podía notar que estaba confundido y que sus brazos y manos estaban enyesadas.

—Me siento mejor— murmuro volteando a ver a su alrededor, encontrándose con una mesa en donde habían frutas cortadas por su madre.

—Nos tenías preocupadas—le dije golpeando levemente su cabeza, haciendo que este se quejara.

Si, se lo merecía.

—¡Midoriya, despertaste!—se escuchó la voz de alguien en la puerta, por lo que volteamos a ver, encontrándonos con Denki Kaminari—Oh lo siento, pensé que estaba vacío—

—No te preocupes, Kaminari-kun— le sonreí parándome al ver que casi todos sus compañeros entraban a la habitación—Saldré a avisarle a tu madre que ya despertaste—le sonreí y me acerqué a él para dejarle un beso en la frente y después me separé.

Hice el mismo procedimiento con Shoto, le di un beso en la frente y luego se la golpeé, escuchando un quejido por su parte. Salí de la habitación mientras sacaba mi celular y empezaba a marcar el número de Midoriya Mayor.

—Hola tía—hable cuando la peli verde contestó su teléfono.

Estuvimos hablando por un buen rato, ella me habló diciéndome que vendría cuanto antes para visitarnos y también me regañó por haberme esforzando.

—Adiós tia, te amo—murmuré feliz por haber conversado con ella después de tanto tiempo.

—Yo más pequeña—dicho eso, sonreí mucho más antes de colgar.

Suspiré guardando mi teléfono para empezar a caminar nuevamente hacia la habitación, dándome con la sorpresa de que sus compañeros aún no se iban.

Justo cuando iba a entrar, pude notar y escuchar por la pequeña abertura de la puerta que hablaban sobre algo de rescate y sobre qué los héroes deberían hacerlo.

—Todos ustedes tienen razón— pude escuchar el murmullo de uno de los chicos, por lo que decidí no entrar a la habitación, pero aún así, me quede viendo por el poco espacio abierto—Pero...¡Midoriya, aún puedes extender la mano!— el pelirrojo le extendió la mano y yo rápidamente me tapé la boca para no reírme al ver la cara de Izuku—¡Podemos ir a salvarlo!—

¿Podemos bailar? // BNHA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora