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Al no escuchar nada de Popi, suspiré pesadamente para después voltear al hombre quien se encontraba impaciente mirando a los alrededores.

—Síguelo, tenemos que averiguar si ese es el lugar— escuché después de unos cuantos segundos, por lo que suspiré para después dar una pequeña sonrisa inocente.

—Bien, vamos— entre por la puerta por la que el hombre salió y este me siguió, pude notar como una sonrisa maliciosa de formabas en su cara, lo cual me hizo tragar en seco, nerviosa.

Una vez que entramos, este cerró la puerta y nos dejó completamente a oscuras, haciéndome estremecer.
De un momento a otro, sentí como su mano se enrolló en mi muñeca y fuertemente empezó a jalarme hacia un lugar desconocido para mi.

—Me está haciendo daño— le dije intentando soltarme, más este me ignoró.

De un momento a otro las luces se prendieron y en ese momento mis ojos se llenaron de lágrimas.

Habían varias celdas sucias y dentro de ellas se encontraban entre mujeres y niñas, todas con unas caras demacradas, sus cuerpos estaban casi esqueléticos y llenos de moretones y sangre seca.

—Q-Que...— Estaba estupefacta.

Todas esas mujeres... todas esas niñas...

Vamos Popi, donde estas.

Podía sentir mi verdadero cuerpo cansado, por lo que sabía que no dudaría mucho tiempo en este cuerpo.

Tenía que hacer algo, pero temia cagarla.

—Vamos mocosa, camina— intentaba jalarme, pero yo estaba agarrada de un tubo de una celda.

—¿Quien es usted? ¿Quien más está con usted en esto?— le pregunté haciendo más fuerza.

—Para mi suerte, en este momento tan solo estoy yo, por lo que podré disfrutarte para mi sola— Genial, entonces si podría hacer algo.

Idiota.

Las clases de defensa personal de Katsuki tendrían que haber servido de algo.

Gire rápidamente y levante mi rodilla dándole en su...cosa, haciendo que este me soltara y llevara sus manos ahí, mientras se arrodillaba.

Debía de admitir que le había dado fuerte, por que mi rodilla había empezado a doler, más no le tome importancia.

Empecé a patearlo fuertemente mientras empezaba a llorar.

Pude ver un tubo por lo que rápidamente lo agarré y me acerqué para empezar a golpearlo con eso, hasta que este cayó inconsciente.

Rápidamente y sin perder mucho tiempo, empecé a rebuscar en sus bolsillos alguna llave, más no encontraba ninguno.

Empecé a rebuscar cerca del lugar, en las mesas y cajones, pero aún así no encontré ninguna llave.

¿Será ese su quirk?

Varias de las mujeres empezaron a gritar, por lo que me volteé a verlas desesperadas.

Ellas estaban gritan algo mientras señalaban detrás mío haciendo que volteé pero no pude ver nada más que un puño acercándose a mi a toda velocidad.

Esta se estampó en mi mejilla haciéndome caer, causándole una gran risotada al hombre, quien trató de agarrarme sin éxito, ya que me había impulsado hacia atrás en una voltereta.

Empecé a correr más adentro del lugar, intentado buscar algo para poder golpearlo nuevamente o para poder abrir las celdas.

A lo lejos pude notar varios botones en una pared cerca a una gran mesa en donde no había nada más que botellas de Alcohol, por lo que intenté correr ignorando el dolor en mi rodilla más fue en vano.

Cada vez disminuía más mi velocidad, pero aún así corría más rápido que el hombre.

Jadeando, empecé a apretar todos los botones mirando desesperada al hombre.

Podía notar como las celdas eran abiertas por lo que empecé a reírme, haciendo que este parara y mirara hacia atrás.

Sin que el se diera cuenta, agarre las botellas de alcohol que se encontraba en la mesa y se las reventé en la cabeza, haciendo que este cayera rápidamente al suelo.

—POPI ¿QUE HAGO SI EL HOMBRE YA ESTÁ INCONSCIENTE? NO HABÍA NADIE MÁS QUE EL AQUÍ— ¿Que si estaba exaltada? ¿Nerviosa? Si, no sabían que iba a pasar de ahora en adelante.

—Hay una puerta secreta a unos cuantos metros de ti, hay una palanca...¿Puedes divisarla?— escuché y empecé a repasar mi mirada, dándome cuenta que la palanca estaba a lados del hombre—La jalaras y saldrás directo hacia afuera, una camioneta las estará esperando.

Yo rompí parte de la ropa que traía y empecé a atar al hombre a la gran mesa, para después acercarme a las mujeres y niñas para empezar a ayudarlas a salir del lugar.

—Escúchenme bien, no estoy muy segura de lo que está pasando, pero necesito que me sigan en silencio— les dije y estas asintieron.

Le di una última mirada al hombre para después empezar a caminar a paso rápido hasta la palanca.

La jalé y tal y como dijo Popi, esta se abrió dejándonos ver una camioneta blanca, haciendo que suspirara.

Me acerqué para abrir la puerta y en ella encontré mi cuerpo, por lo que suspiré con una sonrisa.

—Vamos, entren—

—¿Quien es ella?—

—No se preocupen, soy yo— les dije empezando a ayudarlas a subirse.

Ellas me miraron con desconfianza, mientras apegaban a las niñas contra ellas, por lo que no tuve más opción que cambiar a mi cuerpo verdadero.

Cuando lo hice, el clon desapareció y yo aprecio recostada en la camioneta.

Con dolor en la cabeza, me paré y empecé a ayudarlas a subir como lo estaba haciendo unos segundos antes, sin perder el tiempo.

Cuando todas lograron subir intenté subirme, más unos disparos cerca a nosotras hicieron que ellas empezaran a gritar.

—¿SABES MANEJAR?— Escuché el grito de Popi a travez del audifono.

—NO— dije exasperada al escuchar los disparos más de cerca.

—PUES ES MUY BUEN MOMENTO PARA APRENDER— me gritó y yo cerré la puerta rápidamente, para después dirigirme hasta donde estaba el chofer desmayado.

Sin pensarlo dos veces, me subí encima de él y cerré la puerta, para después empezar a realizar todos los pasos que me decía Popi a travez del audifono.

Sin más, emprendí rumbo rápido hasta donde esté me decía.

Pude notar como había una gran pelea con varios hombres y héroes, por lo que empecé a tocar el claxon, haciendo que estos se movieran del lugar, haciéndome reír a carcajadas.

Vaya que si me había tocado la parte fácil.

Minutos después, ya me encontraba frente a la agencia de Endeavor, con el corazón en la boca.

—¿QUE MIERDA ES ESTO?— escuché un grito y yo empecé a reírme.

—¿Alguien pidió un chofer?— bromee, pero este tan solo cerró los ojos con fuerza.

Ay dios.

¿Podemos bailar? // BNHA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora