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Advertencia: Violencia, abuso sexual, lenguaje inapropiado.

A pesar de ese incidente, la cena transcurrió tranquila, tal como esperaba. Disfrutamos de una deliciosa comida y conversaciones animadas, y el ambiente romántico del restaurante ayudó a que olvidara momentáneamente el episodio incómodo anterior.

Cuando terminamos de comer, rápidamente el chico pidió la cuenta para poder marcharnos de ahí y ver qué otra cosa podíamos hacer.

Para mi mala suerte, los de la UA también estaban pidiendo la cuenta, por lo que di una mirada rápida a su mesa para confirmar, encontrándome con la mirada tierna del peliverde, haciendo que me sonriera. Izuku me llamó y se levantó con intención de acercarse a saludar a lo que yo sonreí tiernamente mientras lo veia. Shinso, al notar eso, no dudó en sacar su billetera y dejar unos cuantos billetes sobre la mesa, los suficientes para pagar por nuestra comida y dejar un poco de propina.
Sin esperar ni un segundo más, agarró mi muñeca con fuerza para empezar a jalarme fuerte y rápidamente para alejarnos de ahí sin siquiera poder decir algo. Nos movimos con rapidez entre la multitud, tratando de evitar cualquier encuentro incómodo con los chicos de la UA.

—Camina más rápido —me dijo, volviéndome a agarrar con fuerza para hacerme correr una vez que salimos del restaurante.

Yo hacía el intento de seguirle su paso, pero no podía; un dolor insoportable en mi rodilla hizo que gimiera de dolor. La molestia se intensificaba con cada paso, pero Shinso no parecía notarlo.

—Por favor, para —le dije intentando liberarme de su agarre. —Me duele la pierna —solté preocupada mientras veía cómo el pelo morado no tenía intención de parar hasta que llegáramos al hotel.

—¿No se supone que ya estabas curada? Solo te lo estás imaginando —me dijo, con tono desinteresado mientras continuábamos avanzando sin detenernos.

—Sí, debe ser mi imaginación —murmuré, para después concentrarme en seguirle el ritmo ignorando el dolor por completo.

En todo el camino hacia el hotel, podía sentir la tensión en el aire, y su actitud distante me indicaba que estaba molesto, muy molesto. Sus ojos mostraban un destello de celos y posesividad, lo que me hizo sentir incómoda e insegura. A pesar de mis intentos por calmar la situación, con bromas como suelo hacerlo, su actitud persistía, creando un ambiente tenso y difícil de ignorar.

Cuando llegamos a mi habitación, él rápidamente cerró la puerta con fuerza antes de acercarse a mí y empezar a besarme apasionadamente mientras una de sus manos acariciaba mi pierna. Yo simplemente seguí su ritmo mientras ponía mis manos en su pecho, disfrutando.

Todo estaba bien hasta que Shinso comenzó a mostrar su verdadera naturaleza.

—¡Espera, para! —le dije cuando sentí cómo comenzó a apretar mi pierna con fuerza, causándome todo menos excitación—. Me estás haciendo daño.

—Cállate —gruñó antes de agarrarme del cabello y jalarme hacia atrás, para empezar a dejar besos en mi cuello.

—Shinso, por favor —dije un poco asustada al sentir cómo sus besos y caricias se volvían cada vez más bruscos.

Esto no me gustaba para nada.

Intenté volver a reclamarle, decirle que estaba asustada, pero todo fue en vano. Un ardor en mi mejilla derecha se hizo presente, haciéndome callar.

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⏰ Última actualización: Mar 31 ⏰

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