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—(.-..)— dijo tia Inko acercándose a abrazarme— Cómo estás cariño— me dijo separándose, posicionando una mano sobre mi cabeza.

—Estoy bien, solo espero que todo esto acabe rápido para poder, bueno, volver con ustedes — le dije dándole una sonrisa— ¿Como estas?, hace mucho tiempo que te veo, ya empezaba a extrañarte— le dije y ella me miro con ternura.

—Yo estoy bien mi vida...¿Como te va en tus clases?— me dijo mientras caminaba detrás mío, en dirección a donde estaban mis otros tutores.

—Pues, he tenido que bajar mis horas de ensayo, pero aún así, disfruto todo lo que puedo— le respondí.

Cuando llegamos a la sala, antes de poder sentarme a hacerle compañía al igual que Tia Mitsuki, el timbre volvió a sonar, por lo cual me paré y fui rápidamente a abrir.

Sabía que era Katsuki con izuku, ya que sus madres los habían mandado a comprar algunas cosas que faltaban.

Ayer las cosas habían quedado muy mal con Katsuki, sabía que estaba arrepentido de todo lo que había dicho, pero no iba a perdonarlo a no ser que él me lo diga.

Izuku no sabía nada, ya que su madre tampoco le había dicho de lo que había pasado.

Cuando abrí la puerta y ellos aparecieron frente a mi, hice una pequeña sonrisa incómoda.

—¡(.-..)!— exclamó Izuku emocionado mientras abría sus brazos para recibir mi abrazo, más nada sucedió.

—Hola— dije indiferente dándome la vuelta mientras empezaba a caminar en dirección a donde estaban las dos mujeres.

—¿Por que no ayudas a los chicos a poner la mesa mientras Inko y yo conversamos?— dijo tía mitsuki y yo asentí.

En silencio, me acerqué a donde estaban los chicos, poniendo la mesa en silencio.

Yo omite su acción y fui por unos vasos para poner alrededor de la mesa.

—MIRA, CUANDO (...) Y KATSUKI DIERON SU PRIMER BESO— el grito de tía Mitsuki nos hizo sobresaltar haciéndonos salir de nuestro incómodo momento.

Yo me palmeé la cara al caer en cuenta de lo que había dicho, no sabía que nos había tomado una foto en ese momento.

Voltee a ver de reojo a Katsuki y pude notar que él ya me miraba, por lo que rápidamente volví mi vista a los platos.

—CUANDO AÚN HACÍAN SUS PIJAMADAS Y SE DORMÍAN LOS TRES ABRAZADOS— gritó tía Inko algunos segundos después. Voltee a ver a Midoriya, quien, al igual que Katsuki, me miraba.

Solté un suspiro y bajando mi cabeza, seguí arreglando la mesa en silencio, intentando aguantar las lágrimas.

Este iba a ser un día difícil.

Durante la cena no fue tan incomodo como creía, los mayores de dieron cuenta que yo no hablaba con ellos como debería por lo que empezaron a preguntarme cosas

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Durante la cena no fue tan incomodo como creía, los mayores de dieron cuenta que yo no hablaba con ellos como debería por lo que empezaron a preguntarme cosas.

Empezaron a hablar de cuanto me iban a extrañar mientras yo estaba en Hosu, haciendo que Izuku y Katsuki me voltearan a ver confundidos.

Unos cuantos minutos después ya habíamos terminado de cenar, por lo que nos paramos y empezamos a lavar y ordenar las cosas.

—Niños. ¿por qué no van a arriba mientras nosotros hablamos?— Tío masaru nos dijo y nosotros asentimos y caminamos en dirección a las habitaciones.

—¿(.-..)?¿Podemos hablar?— me preguntó el peliverde nervioso, yo no lo volteé a ver mientras seguí caminando hasta mi pieza—

—No entiendo por qué ahora si estás interesado en hablarme— les dije sin voltear a verlo— ¿Ya se olvidaron que en estos ultimo días no han querido saber nada de mi?

—(...)— escuché la voz de Katsuki.

—Tu no te atrevas a hablarme, imbecil— espeté furiosa.

—(...), espera— escuché la voz del peliverde, más no pare de caminar—P-Por que no nos dijiste antes— En ese momento paré de  golpe sin poder creer lo que acababa de escuchar.

—Vaya pregunta de mierda— solté entre dientes, aguantándome las ganas de llorar—Ustedes decidieron ignorarme—

—Estábamos ocupados...— me dijo él y yo me reí sin poder creerlo.

—Déjense de estas estupidas excusas— murmure con odio—Dejaron de asistir a mis concursos, decidieron quedarse en casa o decidieron salir con sus amigos en vez de hablar conmigo—

—(...)...—

—¿Puedo saber que carajos hice mal?— en ese momento me rompí, lágrimas empezaron a salir de mis ojos cayendo agresivamente por mis mejillas—¿Se puede saber en qué me equivoqué tanto como para que mis dos amigos, mi familia, me abandonaran? HE HECHO TODO, DE TODO PARA QUE ESTOS ÚLTIMOS AÑOS SE SIENTAN FELICES. SOBRE TODO TÚ IZUKU, SIN MI TU VIDA EN LA ESCUELA HUBIERA SIDO UNA MIERDA Y LO SABES. SIEMPRE HE ESTADO AHÍ PARA APOYARLOS—

—¿Puedes tranquilizarte?— me dijo Katsuki parándose y acercándose a mi.

—NO, NO PUEDO—grite con el corazón palpitándome a mil—ESTOY HARTA DE TODO— volví a gritar—A diferencia de ustedes, yo si cumplí mis malditas promesas— me limpié las lágrimas, pero fue en vano, estas no dejaban de caer— Yo si estuve y estaré en sus buenos y malos momentos—

—(...)...— trató de agarrar mi mano, más yo la saqué de golpe, impidiendo que me tocaran.

—(...), (...), (...)— repetí mi nombre con rabia— ¿Acaso es lo único que saben decir? Saben, esperaba algo así como una disculpa, en especial de ti Katsuki—Vi como este bajo la mirada y no dijo nada, me quede en silencio esperando que dijeran algo, al no escuchar nada, suspiré con pesadez—Si piensan que los odio... no se preocupen, nunca lo podría hacer— Me volteé dándoles la espalda, simplemente hablé con la cabeza agachada—No es por que no quiera, si no, por qué no puedo... no puedo enojarme con ustedes por que los amo demasiado...Pero eso no quiere decir que los perdonaré — limpie mis lágrimas—

—¿Entonces está todo bien?—

—No, no está nada bien, pero a ustedes no les va a doler, me dolerá a mi, por que yo si estaré pensando en ustedes cuando me vaya— suspiré— Ni siquiera me han pedido perdón y ya no quiero que lo hagan, por qué sé que será por obligación, ustedes no lo sienten para nada— dije de una manera dura— Adiós, quizás nos veamos en algunos años, ya sea viva o en un maldito ataúd— Y sin más, entre a mi habitación cerrándola tras de mi.

En silencio, me deje caer al suelo.

Después de unos cuantos segundos de silencio, procesando todo lo que acababa de pasar, me levante y fui a guardar mis pertenencias en maletas y cajas.

Cuando terminé, me senté en mi cama y estiré me brazo para agarrar las pastillas que estaban en mi mesa.

Tome una y acto seguido, me acoste en mi cama, esperando poder dormir.

No iba a llorar.

Por alguna razón, no podía, aunque me doliera demasiado.

¿Podemos bailar? // BNHA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora