Capítulo 47

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Rigel

Con Nomi atendiendo a Nydia y Rise, el único que podía pilotar el Fénix lejos del peligro era yo. Reconozcámoslo, no estaba sentado frente a los controles de mi nave porque las alas de Arcángel no le permitiesen tomar ese puesto, sino porque sabía que no sería de gran ayuda allí atrás en ese momento. Ver a mi mujer en aquel estado me convertía en un auténtico inútil. Así que me alejé cuanto pude y me dediqué a hacer lo único que sabía nos pondría a salvo a todos, volar hacia ese lugar seguro.

Intenté mantener la nave tan estabilizada como fue posible, para que Nomi pudiera trabajar en la herida de Nydia con toda la delicadeza que eso requería. Aunque la vibración de la nave en pleno vuelo tampoco era lo mejor. No podía sacarnos del planeta, no podía arriesgarme a una persecución. Como bien sabía Protea, lo mejor en estos casos es encontrar un escondite y esperar a que el peligro pasara de largo.

Las coordenadas de Protea nos llevaron hasta un paisaje aparentemente yermo, donde los islotes flotantes de magnetita se escondían entre la bruma espesa de las nubes bajas. Los radares se volvían locos y no eran capaces de verlas, así que recurrí al viejo sistema de volar a ras de suelo. Allí la magnetita no interfería con los instrumentos de navegación, aunque estos tampoco servían de mucho con las erupciones de vapor hirviente que salpicaban el paisaje.

Por suerte, la unidad de Protea tenía un detallado mapa de la zona. En cuanto el sistema encontró un punto de referencia, el piloto automático se encargó de llevarnos hasta allí.

Cuando los controles indicaron que nos preparábamos para aterrizar, intenté mirar lo que había abajo, pero no me gustó demasiado. Nos dirigíamos hacia uno de tangos agujeros en la tierra seca, del que fluía un caudal de vapor a suficiente temperatura como para estropear algunos de los sensores del Fénix. Podíamos soportar el calor de entrada en una atmosfera, pero meternos en una hoya a presión como aquella... No sabía por cuanto tiempo podríamos mantener la integridad de la nave. Solo esperaba que no tuviese agentes oxidantes, porque mi nave ya era vieja, no necesitaba mucha ayuda para caerse a pedazos.

El direccionamiento automático nos posicionó en el borde de roca, y esperó a que el caudal de vapor se interrumpiera en su particular ciclo, para colarse dentro. Al poco de atravesarlo, el ciclo volvió a repetirse. Para mi sorpresa, no estábamos en su trayectoria, ni siquiera cerca de la columna de vapor. Sobre nuestras cabezas, la roca nos protegía como si fuese un tejado, y a nuestros pies no había agua, sino roca sólida. Estábamos en un nicho natural, a salvo, fuera del campo visual, y protegidos por las interferencias de la magnetita.

Apagué los motores y corrí hacia la parte de atrás. Nomi había montado un pequeño hospital de campaña. Nydia estaba siendo examinada sobre una camilla digitalizada, que proyectaba sobre su cuerpo una imagen olográfica de su interior. Rise estaba sentado en un costado, sosteniendo con una mano un aparato que sabía le estaba proporcionando la ayuda mecánica que aceleraría el trabajo de sus bots. Pero no estaba centrado en su herida, sino que toda su atención estaba sobre la mujer tendida encima de la camilla, todos lo estábamos.

—¿Cómo se encuentra? —Me detuve junto a Nomi, tratando de interpretar las imágenes que ella estudiaba a conciencia.

—En toda mi carrera no he visto un proyectil como este, es...No sé qué demonios es ni de qué está hecho.

—¿No puedes extraerlo? —La forma me resultaba familiar, pero eso era normal, estaba más a costumbrado a las distintas municiones que se usaban. Era un mercenario, las armas eran mi herramienta de trabajo.

—Tiene como una especie de pequeñas uñas que se agarran a la carne. La penetración causó un gran daño, pero para sacarlo, tendría que provocar una lesión aún mayor. —Estaba desesperada, lo sabía porque se acercó a Nydia para acariciar su cabeza, como si le estuviese pidiendo fuerza para soportar lo que estaba por llegar. No podía permitirlo. Tenía que existir una forma, tenía... Me acerqué más a la reproducción holográfica para tratar de identificarlo.

Rigel - Estrella Errante 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora