Capítulo 24

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Rigel

Cuando la doctora terminó conmigo, llegó el turno de Rise. El procedimiento fue básicamente el mismo, por eso no le presté demasiada atención. Por eso, y porque Nydia estaba preparando en la camilla contigua para recibir su tratamiento. Por protocolo nos separaba una mampara transparente, ya saben, por si la cosa se complica y acaban salpicando trozos de paciente por todas partes, no sería la primera vez que ocurría. Aunque en este caso no había indicios de que fuera a ser así.

Como decía, Nydia estaba recostada en la camilla contigua, donde Silas vigilaba que su tratamiento se realizase, sin que surgiese ningún percance. Preparar a un no bendecido para sobrevivir a un ecosistema planetario diferente al natal llevaba su tiempo.

Me quedé mirando al otro lado fijamente, no por que estuviese preocupado por Nydia, sino porque necesitaba conectar con Nomi. Después de unos minutos, ella alzó la mirada por inercia, para comprobar que el paciente del otro lado estaba bien, y entonces le hice el gesto con la cabeza para que nos acercásemos por el acceso lateral.

—¿Necesitas algo más?

—Es algo delicado. —Ella asintió mientras se separaba hacia un lateral de la sala. Así estaríamos más alejados de oídos curiosos, sobre todo los de Silas.

—Tienes que hacer algo con su olor. —Señalé ligeramente la cabeza hacia Nydia. Nomi frunció las cejas confundida.

—¿Qué has notado? —Los rojos podíamos detectar matices en el olor de las personas, que un amarillo no podía, necesitaba algún aparato para detectarlo. Por eso Nomi había tomado algunos aprendices rojos, no solo para que en los planetas hubiese médicos capacitados, sino porque podían detectar algunas anomalías con solo oler al paciente. Cuando un rojo decía que olía algo en un paciente, ella le prestaba especial atención a ese aviso.

—Está en celo, y es... es muy intenso. —Era algo más lo que sentía, lo que Nydia despertaba en mí, y estoy seguro que en mi hermano, era mucho más que un celo.

Ambos hemos pasado por el celo de muchas hembras a nuestro alrededor, y lo de Nydia era... Era más como "la llamada", y no, no tengo nada con lo que compararlo, porque para cada macho era diferente, solo sé que te sumía en un estado parecido al que yo estaba sufriendo, al mismo que padecía Rise. Pero "la llamada" era algo único para cada macho, quiero decir, que una misma hembra no podía emitir una llamada que funcionara con más de un macho a la vez. El celo era otra cosa, era solo un mensaje de "¡eh!, estoy en mi período fértil y busco un macho para la reproducción". Sexo, solo eso. "La llamada"... era un vínculo de por vida, encontrar a tu pareja eterna. Y no, no podía compartirse, al menos no era algo que físicamente ocurriese con frecuencia. A veces, entre gemelos de la misma camada podía darse el caso. Ambos machos atrapados por la llamada de la misma hembra, era cuestión de química compatible. Pero Rise y yo no compartíamos ningún gen, éramos incluso de especies diferentes, físicamente era imposible que "la llamada" nos vinculase a los dos con la misma hembra. Silas tenía que haber hecho algo con Nydia para que eso ocurriera, estaba convencido.

—Eso no es posible, su celo...—Pareció buscar algo en su memoria. Estos amarillos tenían una facilidad asombrosos para recordar datos, sobre todo si acababan de estudiarlos, como había hecho con el disco de datos de Silas. —Su raza no tiene un celo como el vuestro, Wick. Es más...Es poco común entre las especies conocidas, sería un poco complicado explicártelo, así que dejémoslo en lo importante: ella no emite ningún reclamo oloroso anunciando su período fértil. —Eso me desconcertó, pero tampoco mucho, las aves y otros tantos no tenían tampoco celo.

—Pues algo le ocurre, porque parece que lo tuviera. —Nomi lo meditó un minuto.

—Le haré una olfatometría. Así encontraré algo con lo que contrarrestar eso que dices. —Podía no ser suficiente.

Rigel - Estrella Errante 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora