|NUEVE|

1.3K 158 32
                                    

|09|Sabes

–¿Así que te iras este lunes? –pregunto Cherry.

–Si...paso muy rápido esta semana–contesto sin mirarla.

Se encontraban ambos amigos en aquella cafetería en la que visitaron el primer día, Cherry bebía con elegancia su té verde mientras que el contrario mantenía su enorme taza de café oscuro a un lado. Hubo una pequeña pausa haciendo que el ruido de las gotas de lluvia chocando contra el cristal empañado del local junto con los murmullos de la gente se luciera ante ellos.

–¿Y cómo se encuentra él?

Pico se sorprendió al escuchar aquella pregunta, miro a su amiga quien su rostro de lugar de expresar aquella sonrisa de minutos atrás se encontraba jugando con la orilla de su taza. De todas aquellas veces donde compartían un momento de sus tiempos –por lo general en las mañanas cuando el peli celeste no estaba– no sacaban del tema de su antigua relación o algo relacionado con el joven enfermero. Normalmente no hablaban mucho solo disfrutaban de la compañía.

No era ningún secreto los encuentros de ellos dos, Keith estaba consiente de aquellas reuniones, Pico nunca lo oculto pero no pasaba nada más allá de la pregunta <<¿Cómo se encuentra ella?>>.

–Él se encuentra mejor –respondió algo perdido.

–Sabía que contigo lo estaría.

Su hermosa sonrisa volvió pero esta vez mezclada con la melancolía del tema. El pelirrojo se encontraba en su mente batallando si por fin aclarar esa duda que tenía desde que empezó todo esto.

–Cherry...–la llamo– ¿Puedo preguntarte algo personal?

–Claro.

–¿Por qué terminaron?

–Vaya creí que ya lo sabrías después de todo, es algo personal...

Pico la interrumpió rápidamente:

–Si quieres no conteste, solo tenía curiosidad no quise preguntarle a Keith por lo mismo de ser un asunto personal.

–Está bien, Pico. Sé que no eres curioso con estos tipos de temas –comento con tranquilidad– no tengo problemas de contarlo al menos no para ti.

El mencionado sonrió inconscientemente provocando que la mujer sintiera esa confianza para desahogarse. Suspiró y levanto la vista para aclarar sus pensamientos

– Ambos ya no –se quedó mirando la mesa unos segundos para poder continuar– estábamos tan atrapados en una rutina que nos perjudica, él abandono todos sus sueños por mí y yo... al subir de puesto en la empresa me di cuenta que en toda mi vida nunca fui yo misma. Amo a mis padres como no tienes idea pero nunca tuve el control de mi vida y sentía que hacía lo mismo con Keith –sonrió un poco al mencionarlo– Él es un gran hombre de eso nunca tuve duda, por eso no quería tenerlo atrapado en mi sufrimiento por más tiempo, nos amábamos pero no de la misma manera que cuando éramos un par de adolescentes que se querían comer el mundo. Solo estábamos acostumbrados a una rutina que las muestras de amor se perdieron con el paso del tiempo.

–Yo...la verdad no sé qué decir no sabía nada de eso.

–Nunca mostrábamos señales sobre nuestra situación tal vez por eso todos creían que éramos perfectos.

De ahí desviaron por completo el tema, Pico no quería indagar más sobre eso ya tenía su respuesta y no molestaría a la castaña. Pero aun así no podía evitar pensar en lo que dijo ella.

[...]

Caminaba bajo sus paraguas como ya era de costumbres, Keith parecía relajado ante los ojos del más alto, mostraba una sonrisa juguetona mientras pisaba sin problemas los charcos. El día paso con tanta rápido que incluso ya se encontraba el menor afuera del hospital para irse con el pelirrojo quien no tardo en recogerlo con ambos paraguas.

–¿Fuiste a verla hoy? –pregunto sin mucho detalle.

–Si, fuimos por un café y me acompaño después a comprar el billete para regresar a San francisco.

–¿Este lunes?

–Si, este lunes en la madrugada.

Keith soltó una pequeña risa melancólica y miro a su amigo quien solo lo miro, pararon sus pasos para quedar en medio de la banqueta solitaria. Ambos bajos sus respectivos paraguas se quedaron mirándose en silencio, compartieron una pequeña sonrisa, los ruidos de los autos y de la intensa lluvia del momento quedo en segundo plano. Pico podía jurar que los ojos del menor brillaban intensidad bajo las luces de neón. Keith por su mente repetían una y mil veces aquellas canciones cursis del momentos. Ambos estaban tan perdidos en sí que sus latidos traban de escaparse de sus pechos.

–Sabes –hablo Keith sin despegar la mirada– yo en verdad disfrute esta extraña vista. Aunque no hayamos salido en verdad lo disfrute, gracias por estar aquí.

Aquella sonrisa formada en sus labios de Keith parecía irreal. Todo parecía muy mágico para estar parados en un sitio algo concurrido. Pero saben a veces no importa el lugar cuando el amor surge aunque tarda un tiempo para florecer de manera sana.

[...]

"Tic tac". El lugar se encontraba en un profundo silencio. Ambos miraban el techo de la habitación, no decían nada pero sabían bien que el contrario se encontraba despierto. Era sábado ya, un más día y Pico se iría. Ambos lo sabían pero no lo querían aceptar. Toda su semana junta paso como un simple parpadeo.

Aun en aquella madruga donde ni siquiera el sol aparecería, si no en dentro de un par de horas. No querían mirarse y admitir que sus días juntos terminaron y se extrañarían. "Tic tac". Sus reparaciones se encontraban calmadas bajo aquella delgada sabana grisácea.

Sus mentes estaban tan perdidas en ese momento. Dentro de poco Pico volvería a su vida a san francisco y su sonrisa no saldría otra vez como lo hacía cuando estaba allí por otro lado Keith sentiría de vuelta la soledad y tristeza de antes o al menos ellos pensaban eso. A decir verdad solo no querían aceptar aquella rutina ya creada.

"Tic tac" repetía contantemente el viejo reloj de la sala.

Querían tomar la mano del otro como cuando eran unos simples niños asustados. Pero no lo hacían por tener miedo que el otro lo malinterpretará las cosas. Pobre de aquellos dos hombres confundidos que incluso a pesar de su edad parecían dos par de adolecentes confundidos y como no estarlo eran simples mejores amigos desde que tenían memoria y no tenían mucha experiencia en relaciones y mucho menos una homosexual. Aquellos detalles que siempre se hacían ya no eran juegos de niños, eran adultos y esas miradas escurridizas no eran inocentes. Pero a pesar de todo aún les costaba aceptarlos.

–Keith...

–¿Si?

–...Salgamos.

|| Afterglow || BF x PicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora