|DIECISÉIS|

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|16| Punto y aparte.

Por más que pensaban en aquellos tres meses, que tal vez podían darse una oportunidad. Las cosas no salieron como ellos esperaban.

¿No les ha pasado que cuando algo surge entre una amistad de años de repente se rompe al verse involucrado los sentimientos románticos? Que en un momento hablan todo el tiempo y ahora ven su celular esperando una señal.

Aquellas video llamadas de largas horas y de todos los días fueron cambiando, antes las risas y anécdotas del día fueron desapareciendo sin darse cuenta. En principios de octubre eran dos llamadas por día, en inicios de noviembre comenzaron a ser cinco llamadas por semanas y a mediados de diciembre todo cambio. En aquel trece de diciembre fue la última llamada que realizaron. Ya no era lo mismo. Pico no quería molestar a Keith así que no insistió. Tal vez ya había conseguido a alguien o incluso pudo haber vuelto con Cherry. Pero esta última opción fue rechazada semanas atrás.

{...}

La mujer lo llamo como varias tardes lo hacía para ponerse al día o preguntar algo acerca de la madre de ella. Pico tomo algo de valor y aclarando su garganta le hablo a la mujer de negocios:

–Y ¿sabes cómo esta Keith?–dijo antes que terminaran con aquella llamada– no hemos hablado desde diciembre.

–¿Keith? –se escuchó extrañada desde otro lado de la línea– Bueno, él se encuentra bien. Nos vimos la semana pasada. No sabía que pelearon.

–No lo hicimos solo...–rasco su nuca con pena– dejamos de hablar como antes.

–Tal vez sea por el trabajo o algo importante, no preocupes.

–Si tú lo dices.

{...}

Se quejó en voz alta en la soledad de su habitación, restregó su rostro con fuerza. No importaba cuantas vueltas en la cama matrimonial en la que dormía, o al menos intentaba dormir. De nuevo las noches de insomnio lo perjudicaban. Tal vez por los exigentes cabios de horario que se asignaba en el trabajo. Sin su compañera Nene a lado tienen que cubrir su turno en la estación.

–Tenías que coger con el maldito negro.

Dijo entre dientes ante el embarazo de siete meses de su compañera. Las cosas no habían cambiado después de su regreso a San francisco, quitando la situación con Keith, la vida de Pico ha sido completamente ordinaria. Casi nada había cambiado.

Una vez cansado de dar tantas vueltas entre las sábanas blancas, tomo asiento en borde del colchón, estaba harto de todo. Sin más se levantó y comenzó a dirigirse hacia la entrada principal, si no antes colocarse un par de tenis y sus llaves.

Por las escaleras subió con calma hacia la azotea, abriendo la oxidada puerta, miro a su alrededor siendo únicamente iluminado por el brillo de la luna creciente del cielo nocturno de abril.

Sentada en la orilla de la azotea una mujer de cabellos castaños y con un camisón negro como vestimenta fumaba un cigarrillo mientras observaba el panorama de la ciudad.

–¿No puedes dormir? –pregunto calmado acercándose a ella.

Ella ni siquiera volteo siguió metida en su mundo. Pico tomo asiento a un costado ella. Quien lo miro de reojo, ofreció de su cigarrillo pero el contrario negó con la cabeza.

–¿Ocurrió otra vez?

Ella se quejó en alto, coloco su mentó sobre su rodilla doblada intentaba no ver al pelirrojo en la cara.

–Como odio todas esas mierdas de la secundaria.

El hombre suspiro rendido. Peino su cabellera y miro hacia el frente. Podía notar de reojo como la mujer le daba una calada al cigarrillo para después soltar el humo hacia arriba.

–Lo sé, incluso me costó varios años llenos de medicamentos e insomnio para poder superarlos

–Ja- esas drogas eran una jodida mierda.

–Ni me lo recuerdes. Creo que fue gracias a Keith –confeso con nostalgia.

–Tu pequeño novio –dijo burlona.

Pero de lugar de quejas o reclamos el hombre miro hacia a la nada, en su rostro mostraba nostalgia y tristeza.

–¿No te ha hablado aun?–pregunto preocupada por su actitud.

–No ni contesta mis llamadas.

–Solo dale tiempo –se notaba a lenguas que no era buena consolando a los demás– tal vez necesitaba tiempo para aclarar todo lo que paso entre ustedes.

–El puto problema es que nada paso, ni siquiera nos besamos.

–¿Tú quieres besarlo?

Se quedó en silencio ante la pregunta, aquellos sentimientos hacia el menor a veces llegaban a molestarlo, admitió a mal pesar que si sentía algo más que una simple atracción por él. Esos pensamientos en verdad le causaban noches enteras sin dormir. Siendo que sentía algo de culpa por arrastrar a su amigo en este lio, tal vez el no sentía lo mismo y se alejó de manera discreta. No lo culpaba lo entendía a la perfección incluso él mismo dudaba de sus propios sentimientos. Eran adultos ya no tenían la edad para un simple amor de dos noches. Suspiro y mirando hacia las nubes contesto.

–Quiero, pero también quiero a mi amigo de vuelta.

–Pase lo que pase debes de aceptar lo que el elija, el amor es de dos no de uno solo.

Pensando en un momento, su amiga tenía razón, pase lo que pase Keith era el que desidia al final y si no quiere hablar con él no le queda otra que aceptarlo. Los dos se quedaron en el tejado mirando la ciudad en silencio. Y sin mirarla el pelirrojo hablo:

–Creí que eras homofóbica.

–Lo soy pero puedo hacer una excepción contigo –dijo con una leve sonrisa.

Su sonrisa fue correspondida, ambos permanecieron allí por más de una hora hasta que cada uno regreso a su respectivo departamento con la mente más calmada. Logrando por fin conciliar aquella anheladas horas de sueño.

[...]

–Oh gracias por acompañarme, cariño –comento aquella glamurosa mujer.

–No hay problema –comento mientras cargaba una de las múltiples bolsas de compras.

Coloco los suministros en la cajuela, el sol era fuerte en esa tarde, la gente paseaba a su alrededor y ni hablar que ese día multitud de gente compraba suministros o lo necesario. Cosa que no paso por alto pero igualmente no le tomo tanta importancia. Tomo asiento del lado del piloto, miro de reojo a su compañera quien se dedicaba a maquillarse sin problema alguno.

Ayudaba a Cherry con cuidar de su madre –ya que ambos conocían lo terca que podía ser Charlotte a veces– ya que gracias a su ausencia ella y la de su difunto esposo, le preocupa que se sienta sola. Las cosas ya no eran como antes. Aquella glamurosa mujer que amaba a su hija y odiaba con todo su ser a su ex yerno ahora una mujer (aun igual de glamurosa y hermosa) ya se encontraba a su tercera edad. Lo único que la entretenía en estos días era el bar karaoke que abrió en memoria de su amado.

Encendió el auto y comenzó a manejar hacia la residencia de la mujer. Las cosas parecían extrañas a su alrededor, una parte de él creía que se estaba volviendo loco. O simplemente era un mal presentimiento que lo irritaba de cierta manera.

Charlotte mientras indagaba entre sus redes sociales llego a un anuncio que provoco que abrió sus ojos de sorpresa. Aprovechando el semáforo rojo de una de las avenidas miro a su acompañante con preocupación.

–Ah, cariño, mira esto –le paso el su teléfono.

Pico lo tomo algo confundido, pero al ver la noticia en la pantalla del móvil quedo completamente serio.

Mierda.

|| Afterglow || BF x PicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora