|TREINTA Y UNO|

807 85 13
                                    

|31|Sueños rotos

<< –Seguro que no quieres que recoja

Estaré bien solo, no te preocupes–

–Ayer no pudimos vernos pero lo que me dijo Miku, no fue una buena visita

Ella estaba despierta y no sabía quién soy, claro que fue una mala visita–

–Ok

–Te veré en la tarde para llevar a Cherry al aeropuerto.

De acuerdo–

Nos vemos en unas horas–>>

Con la palabra <Te quiero> escrita en el teclado digital, Keith dudo si enviarlo a o no. ¿Sería muy pronto para este tipo de afecto? Tampoco es como si estuvieran saliendo o algo. Habían resuelto su problema de por qué se distanciaron pero no de que pasara con su relación. ¿Estaba preparado para una relación seria? O simplemente quería disfrutar un poco más de esta rara aventura con su mejor amigo. Cerró sus ojos con fuerzas, restregando su rostro con las palmas de sus manos, soltó un leve quejido tratando de no llamar la atención de la poca gente que estaba en la cafetería. ¿Por es tan difícil aceptar una relación gay? Había aceptado ya sus sentimientos se encontraba urgido de tener sexo con Pico. Por qué le complica tanto dar un paso serio. Quito sus manos para mostrar su rostro cansado harto de toda esta situación tonta.

Miro devuelta su celular para después borrar aquellas dos palabras y cerrar la aplicación de mensajes. Dejo el aparato a un costado de donde se encontraba su café americano.

Levando la mirada al momento de escuchar sonar la campanita de la puerta del establecimiento. De ahí una mujer morena lo miro con una sonrisa. Su larga cabellera estaba peinada con una coleta, poseía el uniforme de los cuidadores del asilo y en su hombro colgaba un mediano bolso de cuero café.

Al parecer estaba cansada, ya que lo primero que hizo al estar en frente del hombre de cabellera teñida fue derrumbarse sobre el asiento vacío del frente.

–Hola, perdón por la tardanza tuve que llevar a mis hijos a la escuela.

–No te preocupes–contesto él con una sonrisa tranquila.

–Iré a pedir un café, no tardo –comento ella levantándose de su lugar, dejando su bolso sobre el sustituto de cuero verdoso de su asiento.

Él simplemente asintió, tomo su celular (el cual aún seguía encendido) para ver que no había recibido ningún mensaje o algo parecido. No sabía que esperaba, si realmente él fue el quien dio fin a la conversación como siempre lo hacían. Una parte pequeña de su interior esperaba un mensaje diciendo <Te extrañe ayer o un simple "te quiero">. Sabía que eso era mucho pedir para alguien con la personalidad de Pico. Suspiro en silencio. Podría ser que si quería algo con el mayor pero le daba miedo.

Guardo el aparato en el bolsillo de su uniforme para luego dirigir su mirada a su compañera que regresaba a su asiento para luego soltar un suplido pero aun así no borraba su sonrisa tranquila (una sonrisa parecida a las que da una madre a su pequeño niño).

–Gracias por aceptar esta extraña reunión, debe ser extraño reunirte con tu ex después de tantos años –comento la morena.

–No lo es, ha pasado ya casi una década desde que salimos en la secundaria –respondió mientras recargaba su rostro sobre la palma de su mano.

Ambos jóvenes adultos miraron por el cristal que comunicaba hacia la autopista, no había muchos autos y el cielo seguía nublado desde días atrás, dando un ambiente acogedor al igual nostálgico.

–Han pasado muchas cosas –susurro la mujer.

–Lo sé, al menos tú te casaste –comento al notar los anillos (el de boda y compromiso) adornando su mano– y por lo que escuche tienes hijos.

–Si, tres demonios.

Ella soltó una leve risa, de su bolso saco su teléfono y encendiendo la pantalla de bloqueo, la cual de fondo de pantalla mostraba una foto de la familia de la morena. Tres hijos varones sonriendo a la cámara y los mayores atrás con una sonrisa algo apagada a comparación a la de los infantes.

–No me lo creo te casaste con el enojón de Tabi –expreso sorprendido al reconocer al padre de familia.

–Nos casamos cuando estaba embarazada de mi primer hijo. Pero no me quejo, es un buen padre y esposo...–suspiro cansada– aunque siempre anda cargando una cara de amargado.

–Recuerdo que siempre buscaba peleas con todo el mundo.

–Aun lo hace pero con menor frecuencia, así que si te lo encuentras mejor huye –bromeo ella.

–Tomare el consejo, casi destruye un restaurante la última vez que nos vimos.

Ambos rieron ante el comentario.

No tardo mucho para que una de las enfermeras trajinera el pedido de la morena, ella agradeció de manera gentil antes que la chica se alejara de la mesa. Ambos tomaron un sorbo a sus bebidas calientes para después estar uno segundos en un tranquilo silencio.

–Creí que estabas casado ya con aquella chica de largos cabellos castaños –confeso en voz baja.

–¿Cherry?

–Si, ella.

–Solo somos amigos, el año pasado dimos fin a nuestra relación.

Si le preguntaran eso la misma semana en que rompieron lo más probable había contestado con tristeza o melancólico pero ahora solo indiferencia hacia el tema. Quedó callado unos segundos, mirando el reflejo de su bebida oscura. ¿En verdad había pasado tanto tiempo desde que termino su relación con su amiga? ¿O desde que comenzó todo este lio amoroso con su mejor amigo?

–Lo siento si te hice recordarlo –se disculpó rápidamente al verlo callado.

–No hay problema, como dije solo quedamos como amigos. Ahora estoy intentando salir con alguien.

Dijo lo último en voz baja, era la primera vez que admitía (al menos de forma indirecta) en voz alta lo que pasaba entre él y Pico. Y se sentía bien decirlo.

–Me alegro que todo vaya bien en tu vida –dijo con sinceridad– Aunque también debo de admitir que me sorprendió al ver que te convertiste en auxiliar de enfermería. Creí que te volverías un famoso rapero como lo presumías tanto.

Keith soltó una risa para después negar levemente la cabeza.

–Era mi sueño, pero tuve que dejarlo atrás cuando me di cuenta que tenía que pagar cuentas y esas cosas –aunque respondió de manera indiferente de cierta forma había melancolía reflejada en su rostro.

Bajo la mirada de manera no tan notable, le dolió aquel comentario. Había olvidado que renuncio a todos sus sueños hace ya seis años. Lo hizo por la falta de dinero, no quería ser una carga para Cherry pero tampoco quería estar atrapado en una oficina toda su vida. Por eso eligió enfermería, eligió volver a estudiar para demostrar que podía hacer algo con su vida y dejar que su novia de ese entonces pague todo.

Otra vez ese sentimiento de vacío, de no tener algo a que seguir o aferrarse a un objetivo de vida lo invadió. ¿En verdad paso tanto tiempo que dejo atrás lo que más apasionaba? 

|| Afterglow || BF x PicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora