|VEINTIDOS|

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|22|Deja que te bese

Salió del hospital a la madrugada, podía jurar que apenas darían las cinco de la mañana. El sol aun no salía y las enormes nubes oscuras escondían a la luna quien no tardaba de irse por el horizonte. Hace años que no caminaba por las calles a esas horas, San Francisco seguía siendo el mismo lugar donde lo vio crecer. Tal vez el único que cambio fue él. Cerro sus ojos y soltó soplido, al abrirlos tomo su paraguas rojo –el cual permanecía aun cerrado– y comenzó a caminar por las calles a dirección a su vieja casa. Leves gotas de la serena llueva empapaban su cabellera celeste.

<<–Ok, ya acepte que me gusta Pico y ¿Ahora qué?>>

Pensó.

<<–No puedo ir a su casa y decir, "Hey, Pico tal vez me odies por no hablarte o ignorar tus llamadas todos estos meses...pero hey, me gustas, solo ámame">>

Negó con fuerza ante lo idiota que se escuchó en su cabeza. En esos momentos en verdad se sentía como un idiota. Soltó una risa fuerte –tenía mucha suerte de que no hubiera gente por su alrededor que lo tachara de loco–.

<<–Pico es un buen hombre y tú lo sabes>>

Recordó las palabras de su hermana. Claro que sabía que él era un gran hombre y excelente partido para cualquiera, solo su personalidad no encajaba con cualquiera. Sus mejillas levemente se sonrojaron:

<<–¿Su personalidad encaja con la mía?>>

Se quedó parado en la esquina de una de las calles principales. El destino amaba burlarse de él. A unos metros de él noto la figura de su mejor amigo hablando con una mujer delgada y alta (o más bien parecía que la estuviera regañándola) quien no paraba de temblar o si sufriera un ataque de pánico. Lo observó con atención, cada uno de sus gestos, era claro que Pico era un gran líder que le preocupaba su equipo a pesar que no se notara.

La leve lluvia provoco que varios cabellos cubrieran su frente, sus ojos plateados parecían determinados a la vez que mostraba seriedad.

Como si sintiera su mirada Pico dirigió su mirada para encontrase con rapidez con los ojos oscuros del menor. Se quedó callado. Volviéndose a quedar hipnotizado en ellos. Su corazón comenzó a latir con fuerza y las malditas mariposas comenzaron a volar.

Iba a dar un paso hacia él pero de la nada su teléfono comenzó a sonar interrumpiendo aquella guerra de miradas. Saco su teléfono de su bolsillo quedándose completamente sin palabras al ver el nombre en la pantalla.

<<Matt>> hace años que no sabía de él. Volteo su mirada hacia donde antes se encontraba su amigo, topándose con la calle completamente solitaria como si lo que paso fue una simple jugarreta de su mente.

Suspiro cansado y prosiguió a contestar la llamada mientras retomaba su camino.

[...]

Se recargo en el borde la puerta de la habitación, mirándola con indiferencia. Cruzo sus brazos sobre su pecho y soltó un resoplido al sentir la mirada acusadora del hombre mayor.

–Ella sigue en un estado crítico lo sabes –comento con seriedad el hombre de tez negra– aún sigue siendo tu madre, Keith.

No contesto nada, no sentía absolutamente nada al verla. Su piel era más pálida desde la última vez que se encontraron. Tal vez la ayudo el día de la tormenta pero aun así todo aquellos pensamientos de cariño y amor estaban más que muertos con el paso de los años.

–Desde hace tiempo que quiere arreglar las cosas entre ustedes. Julieth en verdad esta arrepentida.

–Después ¿de cuánto? –Recalco con ironía– más de veintidós malditos años siente la necesidad de crear una familia feliz. No lo creo. Solo vine aquí porque Miku me lo pidió, no por esa mujer.

|| Afterglow || BF x PicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora