|VEINTISEIS|

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|26|Palabras mudas

Abrió sus ojos con pesadez al momento que sintió las luces del atardecer escabullirse por la enorme ventana de la habitación iluminando por completo con colores rojizos y anaranjados. Sin aun levantarse de aquel agradable y reconfortante colchón. Miro a través del cristal observando las nubes coloridas del crepúsculo moviéndose de manera serena. Sentía una paz que sabía que en cualquier momento desaparecería.

Cerro sus ojos un momento, los recuerdos de hace un par de horas lo invadieron. Con pereza y sueño tomo asiento sobre el colchón para después tallar con fuerza su rostro con las palmas de sus manos. Intentando de despejar su mente miro a su costado encontrándose con el cuerpo –semidesnudo– de su "amigo" envuelto entre las sabanas blancas. Aun durmiendo poseía su seño fruncido.

Amigos. Keith sonrió pacíficamente, aun le daba gracia sabiendo que esa palabra ya no significaba lo que era ahora su relación. Incluso sin definir lo que son ahora la palabra amigos quedaba muy corta para lo que realmente son. Se agacho un poco para besar su mejilla (muy cerca de la comisura de sus delgados labios).Su corazón comenzó a latir con fuerza al notar que el rostro de Pico mostraba calma y una diminuta sonrisa. Alejándose un poco se dedicó a observarlo, admirando cada una de sus cicatrices y las disimuladas pecas de su hombro. Movió con delicadeza los largos cabellos de su frente. Suspiro cerrando por un segundo sus ojos.

Colocando sus piernas sobre su pecho con cuidado de no mover mucho el colchón, poso su rostro sobre ellas y observo el gran ventanal de la habitación, notando como parvadas de pájaros volaban sobre los edificios de su alrededor debajo de la manta de colores de la tarde.

–...Creo que podría acostumbrarme a esto –susurro para si mismo en un hilo de voz.

Giro su rostro a la mesita de noche, más específicos al reloj electrónico que mostraba en una luz blanca la hora, 6:30 pm, no faltaba mucho para que su jornada de trabajo comenzara. Soltó un suplido acompañada con una queja.

Sin muchas opciones termino levantándose de la cama, comenzó a buscar sus pantalones por el azulejo viejo de la habitación. Al hallarlos en un costado de la esquina se agacho para recogerlos. Eran los pantalones de su uniforme. Al momento de tenerlo en sus manos pudo sentir como en uno de los bolsillos comenzó a vibrar.

Sin muchos ánimos saco su celular notando de primera como la pantalla de bloqueo mostraba:

<<113 MENSAJES DE HERMANA, 54 LLAMADAS PERDIDAS DE HERMANA>>

Miro con desinterés, rodeo su mirada con fastidio para después colocar el aparato sobre el escritorio del pelirrojo. Con toda paciencia se vistió (por lo menos se colocó el pantalón devuelta). Volvió a tomar devuelta el teléfono y salió de la habitación, sin antes mirar algo dudoso a su amado quien se movía levemente entre las sabanas.

Aun no podía creer todo lo que paso hace un par de horas. Puede parecer que ambos tuvieron relaciones sexuales pero todo lo contrario después de despedirse de su amiga en aquellas vías del tren en la madrugada, de lugar de contestar el mensaje que lo tenían tan serio pidió un taxi y al momento de decir a donde lo llevaría dudo un momento para después terminar dándole la dirección del pelirrojo.

{...}

Corrió por las escaleras. Su celular vibraba una y otra vez. Sabía bien lo que quería su hermana ya lo habían discutido el día anterior. Era como si cada intento de comunicarse con su hermano era un impulso que crecía con más intensidad de tomar el camino contrario. Keith quería huir de su pasado como siempre ha hecho, quería hacer un futuro del cual desconoce pero sabía con fuerza que la respuesta esta con el pelirrojo.

|| Afterglow || BF x PicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora