|TREINTA Y OCHO|

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|38|Si supieras

Miraba en la oscuridad aquel techo blanco de su habitación, no podía dormir, no importaba cuantas veces girara en su cama en búsqueda de una posición cómodo. Keith no lograba conciliar el sueño y eso le molestaba. Tal vez era por su turno de trabajo que al ser su noche libre era la primera vez de la semana que dormiría por la noche y no por la mañana. Pero aun así tampoco lograba dormir en las mañanas. Y aquellas ojeras son el testigo de esa falta de sueño.

No había visto a Pico desde el funeral, de hace dos semanas atrás. El mayor le dijo que no había problema si necesitaba su tiempo para pensar, podría tomarlo. Él estaría ahí cuando lo necesite y con un beso en la frente fue la última vez que lo vio. Como siempre él tenía que ser bueno con él, mientras que él pensaba que su amado no tardaría en dejarlo por alguien mejor... por alguien realmente merece.

Suspiro al mismo tiempo que dejo salir un quejido de sus delgados labios. Rodando por el desgastado colchón, se levantó de la cama, sintiendo el fresco suelo de madera sobre sus pies descalzos. Miro aquel reloj a lado de la cama, 3:24 de la madrugada.

Sin pensarlo tomo su móvil, cual descansaba sobre el escritorio de la habitación, si no antes tomar una sudadera blanca y ponerse un pantalón deportivo azul. Salió del cuarto, sin el mínimo cuidado. Toda la casa estaba en silencio al igual que la oscuridad era lo único que podía apreciar. La poca luz que se adentraba por las ventanas de la sala era gracias al poste de luz que iluminaba la calle.

Tomo la perilla de la puerta principal, pero se detuvo. Pensativo, miro un momento aquel mueble de la casa notando de primera aquel objeto nuevo posando entre el polvo que había acumulado por el tiempo. Soltó la perilla, sentía como las cenizas de su difunta progenitora lo estuvieran torturando.

<<¿Enserio iba a llamar a Pico por que no puede dormir?>> se preguntó a sí mismo.

Se sentía egoísta solo llamar a su novio por que no podía dormir, además el pelirrojo tenía que trabajar mañana temprano. Suspiro, tenía ganas de gritar al mismo tiempo que caer al suelo para llorar. Pero no lo hizo, solo tomo aire cerrando sus ojos oscuros con fuerza tomo devuelta la perilla y salió de la casa.

Comenzó a caminar sin rumbo alguno por las calles de la colonia, intentando de no salirse de la zona residencial. No le importaba si lo asaltaban o amenazaban, una parte de él decía que le harían un enorme favor.

Con las manos dentro del bolsillo de su sudadera miro el cielo nocturno de aquella noche de finales de mayo. Sus pasos pararon en aquel viejo y descuidado parque. Una sonrisa nostálgica salió de sus labios al recordar aquellas tardes donde jugaban él y su hermana mientras Matt los vigilaba desde una de las bancas.

Su sonrisa fue borrada al instante por una expresión neutra, Matt fue lo que nunca tuvo en su vida, amor paternal. Aunque jamás los adopto como tal, ya que el adulto poseía otra familia, donde su esposa e hijos negaban en aceptarlos. Matt nunca dejo de cuidarlos como si fueran sus hijos, incluso llegaba pasar más tiempo con ellos que con su verdadera familia.

Cerró un momento sus ojos, logrando percibir aquella ligera brisa de la noche mover con suavidad sus cabellos teñidos. Al abrirlos de vuelta, saco su celular al mismo tiempo que se acercaba a los viejos columpios. Tomo asiento y balaceándose con suavidad buscaba entre sus contactos. Al hallarlo, dudo o no en llamar.

Tomo valor y deslizo su dedo para empezar la llamada. El primer tono y el segundo provocaron un revoltijo en su estómago y cuando estaba a punto de cancelar la llamada en la tercera tonada. Una voz ronca y profunda logro que su corazón diera un vuelco.

–¿Keith?¿Qué sucede? –pregunto con una voz adormilada.

–No, nada. Sabes que esto fue un error perdón por llamarte –sin más colgó la llamada de manera rápida y sin esperar respuesta del contrario.

|| Afterglow || BF x PicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora