|DIECIOCHO|

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|18| Hola, ¿Cómo estas?

–¿La madre de Keith? –escucho del otro lado de la línea.

Había llamado a Cherry al momento en que él y la mujer ingresaron a la estación de la policía. Las lluvias cada vez se hacían más fuertes y ni hablar de los fuertes vientos que movían las ramas de los arboles con intensidad. Todo el camino fue complicado ya la mujer parecía estar algo alterada al ver que no podría esperar a que sus hijos llegaran.

–Si, ella está aquí buscando a él y a Miku.

Contesto mirando a la mujer siendo calmada por varios paramédicos que no lograban sostenerla. Era algo difícil de ver si se trataba de la madre de su mejor amigo. Desvió rápido la mirada de aquella escena para estar más concentrado en la conversación con la mujer de negocios.

–Pico...–su voz parecía decaída– Yo nunca conocí a su madre, es más recuerdo que siempre evitaba el tema de ella o de su padre.

Hubo un silencio, él tampoco sabía sobre el padre de Keith, solo recordaba haber visto a su madre unas cuantas veces en la secundaria pero nunca interactuó con ella. Pico no había crecido con una madre ya que fue adoptado por un militar, lo más cercano a una madre fue su tío Steve que era mejor con los niños que su mismo padre. Así que nuca tuvo curiosidad por ella y su ausencia en varios eventos del peli celeste, él creía que era normal no tener madre para algunos.

–Yo solo tengo recuerdos vagos de ella así que no puedo asegurar si es esta mujer es su madre. Tratan de comunicarse con Miku para verificar la identidad de ella –suspiro con cansancio– te hablare después creo que ya lograron contactarla.

–Ok, cuídate Pico.

–Y tú también.

Colgó la llamada para después guardar el aparato en el bolsillo de su chaqueta. Se acercó a los oficiales que se despedían de los paramédicos una vez controlada la situación.

–¿Se encuentra bien? –pregunto refiriéndose a la mujer.

–Oh, sí le dieron unos calmantes nada grave –respondió el oficial mientras se rascaba la nuca tratando de entender lo que sucedía– ¿Así que jefe de bomberos, usted la encontró?

–Se encontraba en una parada en medio de la tormenta –sin mirarlo contesto de manera seria– ¿Lograron hallar a la joven?

–Si, no tarda de venir, la están trayendo en una de nuestras unidades.

Abrió su boca para ser cerrada al momento en que las luces de la habitación comenzaran a parpadear. Pico permaneció mirando la estrada de cristal de la entrada del lugar, afuera era muy intenso. Los arboles de la calles se movían amenazado que en cualquier momento caería y con ellas se llevarían los postes de luz. Y eso que no había comenzado lo peor del desastre natural, en cuestión de horas será imposible cruzar las calles.

–Si no hacemos algo antes que empeore la tormenta –comento en voz baja sin quitar su rostro serio– será mejor que mande a sus hombres a proteger las ventanas y puertas antes que rompan. Bloquéenlos con muebles pesados.

El hombre canoso asintió y obedeciendo las órdenes del Jefe de bomberos fue a por sus compañeros. Pico tenía fama entre los civiles, siempre buscando la manera de proteger a todos a cualquier costo.

Suspiro y miro a la mujer adormilada, notando como ella se encontraba esposada a una de las sillas como si fuera un criminal. Gruño descontento, para después sentarse a un lado ella. Se veía tan indefensa –a pesar de haber golpeado a uno de los paramédicos– entre más la miraba encontraba uno que otro detalle que compartía con el menor. Su piel era tan blanca, su cara arrugada era cubierta por su larga cabellera plateada.

–Mis niños –susurro adormilada.

¿Por qué Keith nunca presento a sus padres a Cherry a pesar de llevar más de cinco años saliendo?

Quito los húmedos cabellos de la mujer de su cara. Ya no podría ir a la estación a cumplir su turno era peligroso salir caminando a la calle y por otro lado no quería dejarla sola o dejársela a la joven chica de apenas 23 años, si no mal recordaba.

De repente el sonido de las puertas abriéndose con brusquedad llamo su atención, ajo de un impermeable celeste se encontraba aquella muchacha. Se levanto con calma, acercándose a la joven quien hablaba con uno de los oficiales.

–Miku –la llamo.

–¿Pico? –Dijo sorprendida– Hola, ¿Cómo estás?

Pregunto de forma educada la chica de ascendencia japonesa. Se encontraba algo sorprendida de ese tan extraño reencuentro, no se habían visto desde que ella tenía 19. El mayor la abrazo sin temor de mojarse más. La joven le correspondió de igual forma. Al momento de separarse ambos se miraron, era muy notable la diferencia de altura de los dos, incluso podía asegurar ella media lo mismo que su hermano.

–Estoy bien –aunque su voz era indiferente sus labios formaron una media sonrisa– pero ¿y tú?, no pasó nada en tu recorrido hacia aquí.

La chica sonrió dulcemente. Pico siempre fue gentil con ella y Keith, así que para ella era normal ver al mayor preocupado como su fuera su propio hermano mayor.

–Estoy bien.

Su sonrisa se apagó al ver la figura de la mujer detrás del mayor, Pico lo noto y se hizo a un lado para que ella la viera mejor.

–¿Se encuentra bien? –susurro con tristeza.

–Le dieron unos calmantes, se encontraba alterada hace unos momentos –explico de la misma manera.

La joven asintió en silencio, bajo el gorro de su impermeable dejando caer la larga cabellera teñida de celeste. Se acercó a ella para después hincarse en frente de su madre, sus ojos se cristalizaron y de sus labios formaron una sonrisa.

–Mamá, ya estoy aquí –dijo con dulzura.

La mujer poco a poco comenzaba abrir sus ojos con pesadez, miro al joven por un momento pudo ver una sonrisa confundida.

–Y ¿Tú quién eres, dulzura? –pregunto drogada.

Las lágrimas de la menor la traicionaron, pero aun así no borraba su sonrisa, tomo la mano de la mujer y la abrazo. La mujer no hacía nada solo se dejaba querer por la japonesa.

Pudo observar desde su lugar como en un momento un oficial se acercó a la peli celeste y comenzó a explicarle algo mientras prestaba atención. Lo más probable para que fuera a llenar los papeles y poder irse. Pico se acercó a ella cuando vio que ella se ponía de pie.

–Solo tengo que firmar e irnos a un hotel cercano.

Dijo mirando al mayor, le habían explicado todo el procedimiento pero también le dijo que no podían irse a casa por la distancia que había era peligroso ir allí en medio de una tormenta.

–Si gustas pueden quedarse en mi departamento se encuentra a una calles de aquí –ofreció– es peligroso irse a su casa me imagino que siguen viviendo en donde siempre.

–Si así es –dijo en un susurro, le regalo una pequeña sonrisa– es muy amable de tu parte pero no quiero que seamos una molestia, Pico.

–Tu siempre serás bienvenida, enana –revolvió su cabello de forma fraternal– Aparte es por su seguridad.

–¿Estás seguro?

El mayor asintió regalándole una sonrisa. Miku se sentía agradecía y sin aviso abrazo al mayor. Pico solo acaricio su cabellera en silencio.

Hasta que de nuevo el ruido de la puerta abriéndose, lo iba a ignorar, pero cierta voz familiar provoco que sus ojos se abrieran de sorpresa.

–¿Pico, eres tú? –escucho detrás de él.

Sin decir nada se separó de la joven para voltear rápidamente su mirada, quedando congelado al ver aquella figura en frente suyo. Se encontraba con su uniforme y cabello completamente mojados al igual que él se encontraba sorprendido de verlo.

–¿Keith? –susurro sin creer lo que miraba.

|| Afterglow || BF x PicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora