|TREINTA|

864 88 14
                                    

|30|El niño sin amor

Se quedó admirando el gran ventanal que ofrecía aquel departamento, era simplemente hermoso. Las luces del medio día iluminaban con claridad las paredes de azul pastel del lugar. Sin verla pudo sentir la mirada calmada de su compañera.

–¿Qué te parece? –pregunto con una voz dulce.

Colocándose a su lado. Cherry parecía animada de este gran paso que hacía en su vida. Era la primera vez que sentía orgullosa de ella misma por tomar las decisiones sin que los demás la critiquen o le digan que hacer.

–Es increíble –contesto Pico sonriendo con orgullo.

No la volteo a ver solo revolvió los cabellos castaños de la mujer (que solo era menor que el por unos centímetros de diferencia). Aunque también sus palabras podían expresar lo orgulloso de la madures que su amiga toma su papel de jefa. Al principio creyó que era un simple capricho el abrir una oficina aquí pero viendo el plan de negocios que tenía ella parecía que todo está bajo control.

La risa dulce de su amiga se hizo presente. La miro de reojo, podía jurar que un brillo apareció de aquellos ojos cafés oscuros.

Juntos admiraron las vistas en un silencio cómodo y tranquilo.

–Creo que este es el lugar perfecto –susurro ella sin borrar su sonrisa de sus gruesos labios pintados de carmesí.

–¿Segura que quieres hacer esto? –pregunto elevando levemente su ceja.

–Hay millones de dólares en juego. Así que todo está completado. Estoy preparada para expandir el negocio y abrir otra oficina aquí –aunque su voz era calmada sus palabras eran determinadas.

–Tu papá estaría orgulloso de la mujer empresarial que te convertiste.

Bajo la mirada con nostalgia pero aun así se mostraba positiva.

–Hace ya más de un año que se fue, hare lo posible para sacar a la empresa adelante.

–Sé que lo harás.

Ambos se sonrieron.

[...]

Quisiera decir que por parte de Keith todo iba de maravilla como su amado pero no. Ahí estaba él parado debajo del marco de la puerta mirando como la mujer canosa no despegaba su vista de la ventana. Parecía tan calmada que lograba alterar a los fantasmas que lo rodeaban; logrando atormentarlo y hacerlo sentir devuelta como el niño sin amor que fue hace años. Cerró sus ojos con fuerza.

Se sentía tan vulnerable en ese momento. Puede ser porque era la primera vez que años donde la veía consiente. No era la misma mujer con la que se encontró en la estación de policía hace dos semanas atrás. Suspiro, abriendo sus ojos lentamente para luego bajar su mirada sobre las zapatillas (que utilizaba para su trabajo).

Ella no parece ser la mujer que lo dejo varias veces solo en su casa, sin comida ni una muestra de amor.

Bajo su mirada cruzando sus brazos sobre su pecho. Pareciera que no notaba su presencia. ¿Por qué no le sorprende? Tal vez ya estaba acostumbrado a ser ignorado por ella.

–¿A quién expiamos? –la voz melosa de una mujer.

–¡Ayana!

Sorprendido por la repentina aparición de la morena de su lado se escondió rápidamente en el pasillo, evitando que la mujer de tercera edad lo llegara a ver.

Por su parte la castaña soltó una risa para después pasar a su costado y adentrarse a la blanca habitación. Ignorando por completo la expresión graciosa en el rostro del hombre.

|| Afterglow || BF x PicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora