|TREINTA Y CINCO|

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|Últimos Capítulos|

|35|En un solo día

Miro al horizonte perdiendo su mirada oscura en los leve movimientos de las olas, en el enorme mar del otro lado del muelle, enrollo sus brazos a si mismo de modo de un abrazo propio al sentir el frio viento de la mañana cual movía su cabellera azulada. Por instinto giro su vista a su costado, una sonrisa calmada apareció en sus delgados labios al ver como su pareja se acercaba él. Ambos no dijeron nada, solo se sonrieron, habían pasado toda una semana sin verse, era complicado con nuevo cambio de horario del mayor.

Pico se recargo sobre el barandal del muelle. Al momento que el chico de cabellera teñida salió del trabajo no tardo en llamar a su novio para poder aprovechar su día de descanso junto otro. El sol ni siquiera había salido y estaba seguro que tardaría horas en salir.

–Te vez del asco –dijo Pico con una sonrisa burlona.

–Y tú pareces recién levantado.

Ambos hombres rieron, aunque sus apariencias no eran las mejores estaban felices de volverse a ver. El pelirrojo se levantó de su posición para colocarse al lado de su novio –quien aún seguía temblado gracias a que aún poseía el delgado uniforme– quito su chaqueta negra para ponerla sobre los hombros del menor. Quien al ver la acción del otro agradeció en voz baja. Pico solo asintió en silencio para luego comenzar a caminar sin ningún rumbo. Keith no lo pensó dos veces y apuro su paso para colocarse a su lado.

–¿Qué tienes planeado? –pregunto el pelirrojo sin borrar aquella sonrisa calmada de su rostro.

–Primero ir a comer–sugirió el joven enfermero apuntando con su pulgar la zona comercial del lugar.

–¿Tu pagaras? –interrogo mientras lo miraba con la ceja alzada.

El menor soltó una carcajada y asintió.

Keith miraba curioso como varias mujeres miraban y susurraban cosas a sus espaldas. No era tonta sabía bien que ellas no le quitaban la vista a su amado. Pico tenía un atractivo que uno debe ser tonto para no fijarse en él.

–¿Pasa algo, Boyfriend?

El joven de cabellera teñida se sonrojo al escuchar su apodo. Aunque el bombero ya le había llamado así anteriormente esta vez lo dijo con un tono coqueto y excitante (siendo que Pico poseía una voz ronca y varonil) para el menor estatura. Trago saliva cuando el mayor paro sus pasos y se colocó en frente de él. Su mirada aunque mostrara indiferencia y aburrimiento era claro que su atención siempre era para el mismo Keith. Siempre fue así cuando eran niños y seguirá siendo con el paso del tiempo.

El corazón de ambos hombres latía con tal fuerza que logro que el hambre quedara olvidado siendo remplazado por una epistación que lograba asustar al menor. Si no fuera que estuvieran en medio del muelle ya se habían balanceado a los brazos del otro.

El peli teñido soltó una risa coqueta, provocando que su amado lo mirara con curiosidad. <<¿Qué cosas pervertidas pasa por tu pequeña cabeza?>>pensó el mayor al ver aquella sonrisa de gato en su novio.

[...]

–¿Cómo puedo acostarme con mi pareja? –pregunto sin vergüenza alguna a su amiga.

Ayana dejó caer las sabanas al suelo y comenzó a golpear su pecho evitando que termine ahogada por el chicle que masticaba. Miro al joven enfermero quien seguía pensativo en el sillón del cuarto.

–No preguntes eso, tu mamá está aquí –expreso ella completamente sonrojada de la vergüenza.

–Ella está dormida y creo que aún sigue drogada –se defendió Keith quien estiro su brazo hacia la mujer profundamente dormida en su cama.

Con aun la cara toda sonrojada ella negó levemente la cabeza, era claro que era incomodo hablar de algo así. Aunque no negaría que era entretenido tener una conversación algo atrevida, ya que con todas las mujeres que conoce solamente sacan el tema de sus hijos. Pero aun así, desde que se enteró de que el enfermero salía con un hombre, no se le hizo sorpresa al enterarse que era el mismo Pico.

–De todos modos, porque preguntas eso –hablo ella firmemente mientras se agachaba a recoger la sabana que tiro por accidente– ni que fueras virgen.

–No lo soy pero es la primera vez que lo hago con un hombre.

–Solo abre las piernas y ya.

–No eres de mucha ayuda –dijo Keith para luego hacer un puchero– es como si dijeras que solamente me desnudara frente a él. Aunque no es tan mala idea.

Ayana rodo la mirada ante su actitud infantil.

–No seas asqueroso –dijo ella tratando de dar fin a su rara conversación.

[...]

Keith se sentía muy tentado a terminar con aquella tortuosa separación. Al momento que decidió tomar valor para besar a su pareja, tuvo que detenerse al ver como una joven rubia muy hermosa (al mismo tiempo que se le notaba lo promiscua) se acercaba a su novio, quien le daba la espalda a ella. Frunció el ceño pero no dijo nada.

<<Acércate y te mato>>pensó el hombre de ojos oscuros quien la miraba con odio.

Por otro lado Pico giro un poco su mirada al escuchar como una de las mujeres convencía a su amiga para acercarse a ellos. Logrando que un gruñido saliera de los labios del hombre pecoso. Sin pensarlo o consultarlo con su amado lo tomo del brazo y lo alejo del área pública. Keith abrió los ojos al ver cómo el contrario comenzó a jalarlo hacia la entrada de uno de los múltiples callejones de la zona comercial. No dijo nada solo miro a la rubia, quien los miraba con confusión. Confusión que fue rápidamente cambiado por una cara roja de molestia y ofensa al ver como el enfermero con su mano libre le levantaba el dedo medio y una sonrisa perversa.

Toda su vida viviendo en el área valían la pena en ese momento, cuando por medio de unos de los pequeños callejones se adentraron a la vieja y abandonada estación de trenes de la bahía.

El menor al ver que pararon el paso quedo asombrado de cómo el contrario lo trajo al lugar. Sin ninguna duda era su viejo escondite. Escondite que visito con anterioridad con la castaña.

Pararon en dentro de una de las bodegas abandonadas. Cansados Keith no dudo es dejarse caer en el sucio suelo. Recargo su cabeza sobre la desgastada pintura de la pared. Pico miraba atentamente como su agitada respiración hacia que su pecho subiera y bajara. Sin pensar en nada callo de rodillas en frente de su amado. Quien asustado al mismo tiempo excitado, no pronuncio ninguna palabra solo miro como el mayor gateando se acercó a él.

Por instinto el menor tomo con ambas manos sus mejillas, acariciando su afeitada barbilla, no espero más y lo acerco a sus labios. Dando inicio a un apasionado beso que aumentaba de intensidad. Pico comenzó a tocar su cuerpo encima del uniforme.

Al momento de separarse ambos se miraron a los ojos, notando aquel resplandor que los volvió locos a los dos. Juntos ignoraron el notable ruido de la serena llovizna que surgía afuera de su refugio. Nada les importaba más en ese momento que tener sexo en ese lugar abandonado.

–Eres sexy cuando gruñes, pero lo eres más cuando este celoso –comento en susurro placentero muy cerca de su oreja.

–No tientes tu suerte, Keith Larsen.

El menor solo rio, para después lanzarse a su cuerpo y volver a juntar sus labios de manera desesperada. Dando inicio al acto.

[...]

Mientras tanto al otro lado de la ciudad, una alarma comenzó a sonar en una de las habitaciones. De pronto un enfermero, luego dos y después varios entraron al cuarto desesperados.

Ayana miraba la escena con lágrimas en los ojos, no podía hacer nada solo mirar como varias personas comenzaron a entrar al cuarto de aquella solitaria mujer. Su jefa se acercó a ella colocando su mano en su hombro dijo con un tono triste:

–Ya no hay nada que hacer.

Eso la rompió, como le diría a su amigo que su madre al fin abandono este mundo.

Todo puede pasar de repente, en un simple y ordinario día muchas cosas pueden pasar.

|| Afterglow || BF x PicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora