Capítulo 31 | "Nacimiento"

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El tiempo pasó muy rápido, la verdad estoy muy contenta con mi bebé, va creciendo cada vez mejor. Kendra y yo tuvimos antojos, pobre Diego, lo volvimos loco pero está muy feliz. Jamás pensé pasar por este momento a lado de personas tan buenas como ellas.
Juan está mejor, por supuesto algunas cosas se borraron pero ya casi está en la actualidad, por decirlo de algún modo. Me ayuda mucho con los niños y me apapacha muchísimo.
Cristian, bueno, de el solo se que se casó. La verdad aún me duele que haya rechazado a su propio hijo, no puedo asimiliar que no confíe en mí.
Jen y Denise son mejores amigos y de vez en cuando llegan a visitarme.

Estoy en la cocina buscando fresas pero no hay, volteo y veo a una muy asustada Kendra.
Silvia- ¿que pasa?
Kendra- Me sale sangre... Tengo miedo.
Sus lágrimas bañaron su rostro. Miro sus piernas y hay sangre, ella sufre del dolor y no sé que hacer. Diego salió por trabajo y yo... ¿Que hago?
Kendra- llama una ambulancia. Por favor.
Silvia- si, ven a acostarte.
La llevo a el sillón de la sala y llamo a una ambulancia mientras siento como un líquido se desliza por mis piernas.
Silvia- no puede ser... No es cierto.
Kendra- ¿Que tienes?... Sil, el bebé va a nacer.
Silvia- falta un poquito más de un mes.
Kendra- ¿No encontraste las fresas?
Silvia- no.
Kendra- debe ser eso.
Silvia- eso que tiene que ver.
Ambas gritamos del dolor, le digo a la ambulancia que deberían ser dos. Luego con dificultad llamo a Diego y le aviso. También llamo a la enfermera de Juan y le digo rápidamente lo sucedido.
Kendra- camina Silvia... Camina.
Silvia- me duele mucho.
Kendra- a mi también.
Luego de eso, llega Diego y los paramédicos entran tras el. La llevan a ella y a mí me hacen caminar hasta la ambulancia. Al llegar a Kendra la llevan de urgencia a el quirófano, o al menos eso me dijo una enfermera. Yo camino mientras siento mucho dolor por las contracciones. Cuando es el momento me llevan.
Está todo listo, Juan está tomando mi mano y me sonríe.
Silvia- Gracias por estar aquí.
Juan- estoy muy feliz... Vamos, tu puedes.
Es un trabajo largo, es un dolor intenso pero pujo hasta que ya no puedo más, pero aún así continúo hasta que la doctora me dice que ya está. Escucho su llanto y sonrió mientras cierro mis ojos por un momento mientras intento recuperar mi respiración. Luego de unos minutos me traen a mi bebé y mis ojos se llenan de lágrimas.
Silvia- Mi bebé...
Enfermera- es un niño.
Silvia- hola mi príncipe hermoso... Mira, te presento a tu abuelito.
Juan- holaa nietito hermoso. Tienes a la mejor madre del mundo.
Sonrió mientras veo como le da un beso en la frente y luego me abraza.
*

Pasan largas horas hasta que por fin estoy en mi habitación, luego entra una enfermera y hace que me siente en una silla de ruedas.
Silvia- ¿A dónde me lleva?
Enfermera- me dijeron que la lleve a la habitación de la Señora Kendra.
En silencio llegamos a su habitación, primero veo a Diego que está muy mal, luego mis ojos se posan en Kendra.
Silvia- ¿Que pasó?
Diego- se complicó todo.
Kendra- Sil... Prométeme q-que cuidarás a mi hija como si fuera tuya.
Silvia- No, tu la criaras porque estarás bien.
Kendra- prométemelo por favor.
Silvia- está bien, ella será como una hija.
Kendra- quiero que me escuchen, sonara muy raro pero es mi sueño.
Diego- dime.
Kendra nos dijo con mucha dificultad todo lo que quería que hagamos, no estoy de acuerdo pero se lo prometí. Nos traen a la niña y Kendra la carga y le un beso mientras poco a poco va desvaneciéndose. En ese momento Diego mira a la niña y la sostiene mientras llora en silencio. Lloro junto a el y lo abrazo.
Silvia- lo siento mucho.
Cargo a la niña y llamo a la enfermera para que se la lleve y luego me llevan a mi habitación. Entiendo que Diego necesita estar solo para despedirse de Kendra.
Ya en mi habitación lloro recordando a mi amiga, ella estaba tan feliz, solía hablar de cómo sería con su bebé,todos los cuentos que leería, en como la llamaría si fuera niña o si fuera varón. Tenía todo pensado y se la veía muy feliz. Quedamos en que ella sería la madrina de mi bebé y yo la madrina de su bebé. Lloro recordando su sonrisa en lo mucho que me hizo feliz y en qué la voy a necesitar muchísimo.
Silvia- Prometo que voy a amar a tu hija tanto como la amas tú.
Mis lágrimas salen sin detenerse bañando mi rostro mientras los espasmos hacen que me duela mi vientre y mi espalda. Lloro sientiendome totalmente triste.

Mi Salvación Eres Tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora