CAPÍTULO XXXIX

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"Sé que no soy la persona que hubieras escogido para vivir a tu lado. Sé que ahora desearías estar con él y que nada de esto estuviese pasando. Pero también sé que eres fuerte, y que si hemos llegado hasta aquí, es únicamente gracias a ti".

Así, con una repentina visita, fué como cayó la primera ficha de dominó que acabó por provocar el desastre. Quizá fué culpa mía por no haberlo visto venir, por no haber sido capaz de sobrellevar la situación, o por haber sido tan ingenua como para pensar que ya nada podría arrebatarme la felicidad.

Con la inesperada visita de Cristal Vinsonneau mi mundo se vino abajo, una vez más.
Pero solo me arrepiento de no haberle dicho te quiero, antes de marchar.

- ¡Hudson! ¡para!- Chillé adolorida mientras me sujetaba el estómago con fuerza.

- Deja que me lo piense...

Por un momento pensé que iba a darme una tregua. No podía estar más equivocada. A los pocos segundos volvió a posicionarse encima de mí para seguir torturando mi pobre y débil cuerpo con cosquillas infernales.

- ¡No puedo más!

- ¿No?- Preguntó burlón sin tener la más mínima intención de detenerse.

Nos encontrábamos en el jardín trasero, para ser más exactos, en un punto estratégico que era totalmente invisible desde las ventanas de los primeros pisos del castillo. Ya sabéis, para evitar miradas curiosas.

A esta zona en particular se accede a través de un pequeño laberinto, cuya entrada está prohibida para culaquier persona que no pertenezca a la familia McClaine. Además, es un sitio realmente hermoso donde abundan flores y animales de todo tipo.
No os podéis imaginar la emoción que me causó descubrir que no solo había flores comunes, como pueden ser las margaritas y las rosas, sino también algunas que no había visto nunca, como la orquídea fantasma o el corazón sangrante. Por no hablar de mis favoritas, el clavel rojo y la hortensia azul.

Erik se encarga de cuidarlo, por eso pueden crecer todo tipo de plantas, tanto locales, como exóticas.

Tras unos minutos de diversión, besos y caricias, recibimos el llamado urgente de Dominik, que nos obligó a abandonar ese pequeño paraíso con rapidez.

– ¿Qué ocurre?– preguntó Hudson cuando llegamos a la entrada del castillo.

– Acaba de llegar un mensajero, procedente del reino Vinsonneau. Al parecer, la princesa Cristal va a hospedarse aquí.

– ¿Quién es la princesa Cristal?– pregunté con confusión.

– Es la hija menor de los Vinsonneau, una... vieja amiga de Hudson.– Respondió Khalid con una mueca de asco.

– No es una vieja amiga.– Se defendió mirando a su hermana.

Le miré con una ceja alzada, esperando una respuesta coherente por su parte.

– El abuelo quería que ellos fuesen pareja.– Soltó la vampiresa de sopetón.

Una amarga sensación empezaba a estrujarme el pecho y no, no era para nada agradable.

– Pero yo no.

– Ya bueno, cuando ella viene, cabe recalcar que sin ser invitada, la tratáis como si fuera una niña buena.

– Sabes como es esa familia, si no tratamos bien a la princesa...– Dominik se vió bruscamente interrumpido por la rubia.

– Ella nunca me ha tratado bien a mí. Pero parece que os da igual.

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