CAPÍTULO LXXXV

25.2K 2.4K 1K
                                    

Casi tres semanas después...

¡Katherine! —Lisa entró en las cocinas bruscamente, visiblemente alterada. Un poco más y tira la puerta abajo.

—¡¿Qué ocurre?! —pregunté alarmada, sosteniéndome el pecho a causa del tremendo susto que me acababa de llevar.

—Tengo un problema —musitó con la voz quebrada—, un serio problema.

—¿A qué te refie...?

—¡Katherine! —Dalton entró de repente en las cocinas, dando también un fuerte portazo.

Esa puerta sigue en pie de puro milagro.

—¿Y a ti qué te pa...?

—Tengo un problema muy gordo. Muy, muy gordo.

Suspiré, me senté lentamente en uno de los taburetes de la gran isla situada en el centro de la estancia, y me masajeé las sienes con exasperación.

—Mi problema es más importante. —Lisa apartó a Dalton de un fuerte empujón, quien la miró indignadísimo por aquella acción. Ella no le dio la más mínima importancia y se acercó a mí, prácticamente sollozando— Me he acostado con alguien; —aunque parezca imposible, al decir lo siguiente bajó todavía más el tono de voz— me he acostado con alguien..., con un hombre.

Abrí ligeramente la boca, sin tener ni idea de cómo debía reaccionar a eso.

—Yo también —Habló Dalton entre dientes.

Después de esas dos simples palabras, mi barbilla por poco rozaba el borde de la encimera.

—¿Tú también te has acostado con un hombre? — murmuró Lisa, con los ojos prácticamente fuera de su órbita.

—¿Qué? no, no, no, claro que no. —Se apresuró a aclarar— Me refiero a que me he acostado con alguien.

—¿Ah...? —balbuceé, incapaz de pronunciar palabra.

—¡¿Qué has hecho qué?! —gritó la pelirroja, horrorizada— ¡¿Sabes cómo se sentirá Khalid cuando se entere?!

—Ese es el problema, —se tapó la cara y suspiró dramáticamente— me he acostado con ella.

—¿Y qué tiene eso de malo, idiota?

—¡No tendría nada de malo si no fuera una vampiresa! ¡Es una vampiresa!

—¿Y qué?

—¡¿Cómo qué: "y qué"?! ¡He traicionado a mi propia especie, a mis antepasados!

—A ver, espera un momento —dije, una vez pude salir de la petrificación momentánea—. Yo antes me sentía como tú, creí que estar enamorada de Hudson era una completa deshonra y una traición hacia mis padres. Pero con el tiempo me di cuenta de que darnos una oportunidad no era nada malo. Que hayas conocido a unos vampiros maravillosos, no significa que tengas que perdonar a su especie por lo que nos han hecho durante siglos. Nadie te pide eso.

—Pero...

—Lo que quiero decir, es que, al igual que humanos, existen vampiros buenos y malos. Y nadie debe obligarte a odiar a los buenos, ni a perdonar a los malos.

Los tres nos quedamos en silencio durante un buen rato, hasta que Dalton lo rompió, cambiando completamente de tema y arremetiendo contra Lisa.

—¿No se supone que a ti te gustan las mujeres? —le preguntó a esta, totalmente confundido. Ella frunció los labios como una niña pequeña antes de romper a llorar.

—¡Ya ni siquiera sé lo que me gusta!

—Tranquilízate, ¿vale?—Me levanté de la silla y le puse una mano en el hombro— ¿Quieres hablar de lo que ha pasado?

INVICTUSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora