03

425 76 19
                                    

   Hizo una mueca de tristeza y frunció su ceño al no encontrar ninguna nota pegada en su casillero

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Hizo una mueca de tristeza y frunció su ceño al no encontrar ninguna nota pegada en su casillero. Abrió éste esperando que estuviera dentro, pero se desilusionó aún más al no ver nada más que sus libros. ¿Acaso su admirador había dejado de sentir cosas por ella? Aquello la hizo sentir un poco triste.

Suspiró un poco abatida y cerró su casillero para después caminar con pereza hacia su salón de clases, en donde se encontró con Lucas quien platicaba animadamente con Lía. Se acercó a ellos y les sonrió un poco.

—Creo que sé quién te manda cartas, Lisa— dijo su mejor amiga en cuánto la vio—. Aunque no logro comprender por qué.

—¿Y quién es?— preguntó la azabache abriendo los ojos sorprendida. No se esperaba que ella dijera eso y tan pronto.

Lía abrió la boca para decir algo, pero fue interrumpida por el profesor quien acababa de entrar dando los buenos días. La chica miró a Lisa dándole una sonrisa pequeña con una encogida de hombros. La pelinegra entendió e hizo una mueca dudosa, ¿quién podría ser aquel admirador?

Se quedó pensando eso durante toda la clase que no escuchó la entrada de otro maestro iniciando su clase. Tampoco escuchó cómo la nombraban junto con alguien más ni cómo esa persona se había acercado a ella para hablar de un proyecto.

Agitó su cabeza y le prestó atención a ese compañero que deseaba verle la cara. Y sí, era nada más y nada menos que Jeon JungKook con el típico tapabocas negro que siempre llevaba. Él le habló fuerte y decidido en cada palabra que le decía, pero Lisa solamente lo veía, más no lo escuchaba. Se deleitaba con las pocas facciones que podía ver de él y le prestaba más atención a eso que a lo que decía.

—¿Te parece bien?— preguntó el azabache viéndola de forma penetrante a lo que la chica de pelo corto asintió confundida—. Entonces te pasaré mi dirección y nos veríamos hoy en la tarde.

—Espera, ¿qué?

El varón se dio cuenta de que la chica no le estaba haciendo caso, por lo que esbozó una pequeña sonrisa y pensó en lo tierna que podía llegar a ser. Le explicó nuevamente cuál sería el plan de hoy, que consistía en que se juntarían en la casa del azabache y ahí decidirían qué hacer para el proyecto final, aunque, bueno, JungKook tenía algunas ideas.

Lalisa se disculpó con él al ser tan despistada y confirmó su asistencia para esa tarde.

—Siempre me he preguntado, y creo no ser la única, ¿por qué usas un cubrebocas?— preguntó suave mirándolo con curiosidad—. ¿Tienes alguna enfermedad o algo parecido?

JungKook suspiró y desvió su mirada. No quería hablar de eso y menos con la chica que le gustaba. Aún no estaba listo para hablar de ese tema y no pensaba hacerlo pronto, por lo que su silencio le dio a entender a Lisa que no debía preguntar aquello.

   Tocó suavemente la puerta y a los pocos segundos fue abierta por un chico de cabellos color menta

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Tocó suavemente la puerta y a los pocos segundos fue abierta por un chico de cabellos color menta. Se sorprendió por lo linda y cuidada que se veía su piel blanquecina que hacía contraste con su color de cabello y labios rosados. Era un hombre muy atractivo a decir verdad, pero no venía a coquetear.

Se saludaron y él la dejó entrar y la invitó a sentarse en lo que llamaba a la persona que buscaba. Mientras tanto, Lisa pasaba su mirada por toda la casa admirando lo linda y casual que era. Paredes color blanco, alfombra en todo el piso de color gris y muebles que contrastaban perfecto los colores del departamento. Observó algunos cuadros que colgaban de la pared en forma ordenada y notó al chico de cabellos menta y a otro chico de cabello naranja. Miró otro cuadro y se encontró con el de cabellos menta y a JungKook, el cual tenía ese absurdo y molesto cubrebocas.

Frunció el ceño confundida.

¿Cómo era posible que hasta para las fotos con sus amigos cercanos se tapara la cara? ¿Acaso en algún momento vería su rostro? En serio quería verlo y su curiosidad era mucha que podía matarla. Ya saben, porque la curiosidad mató al gato.

—Perdón por la tardanza, noona— se disculpó aquel chico que estaba esperando hace unos minutos. Dirigió su mirada hacia él y tenía esa maldita cosa en la cara—. ¿Esperó mucho?

—No necesitas usar formalidades conmigo. Es raro— sonrió nerviosa.

—Oh, lo siento.

La fémina pudo ver cómo sus ojitos azabaches se arrugaban, lo que significaba que estaba sonriendo. ¿Cómo sería su sonrisa? Apostaba a que sería muy bonita.

   Lalisa se aproximó a él y Kook la guió hacia su habitación, en donde harían el proyecto escolar. El azabache le jaló una silla y la chica se sentó, él hizo lo mismo y acercó su computadora, abriendo un documento en word. El proyecto era sencillo: hacerse un par de preguntas y con base a eso hacer un texto reflexivo sobre lo que se piensa de esa persona. JungKook empezó a escribir las preguntas mientras que Lisa nada más veía lo que hacía.

   Notaba sus rápidos dedos moverse hábilmente en el teclado sin miedo a confundirse. Levantó la mirada y observó lo que se podía ver del perfil del chico. Ahora que estaba más cerca de él, podía ver las facciones detalladamente y se deleitó con las largas pestañas tupidas que se levantaban finamente por sus oscuros ojos, los cuales emitían un dulce destello. No se había dado cuenta, pero el cabello largo y bonito del varón estaba atado a una pequeña cola que se veía por atrás, dejando al descubierto su frente y dando más vista a sus cejas. Realmente se veía muy varonil que la hizo sentir nerviosa por eso.

JungKook le habló después de eso.

—¿Prefieres empezar?— preguntó mirándola atento.

Lisa parpadeó atónita y asintió delicadamente, mirando las preguntas que había escrito su compañero.

—¿Por qué usas ese tapabocas?

Había dicho que no volvería a preguntárselo, pero realmente un ser humano no podía ocultar su evidente curiosidad. Se estaba retractando de lo que había pensado hace pocas horas y notaba la misma expresión que hizo él cuando se lo preguntó en la escuela.

Aquella pregunta lo había sorprendido aunque se lo esperaba. Todos los compañeros con los que había trabajado hasta ahora habían preguntado lo mismo y él no sabía cómo explicárselos. El azabache sólo respondió encogiendo los hombros y veía cómo la chica frente suyo hacía una mueca no muy conforme con su respuesta.

La fémina de cabello corto se mordió ligeramente el labio y mientras fruncía el ceño, le jaló el cubrebocas, observando por fin su rostro.

Y frunció aún más el ceño.

Cartas comestibles ➳ℓιzкσσкDonde viven las historias. Descúbrelo ahora