Todo el mundo hacía y mandaba cartas normales hacia sus enamorados o enamoradas. Pero para conquistar a una chica, era mejor enamorarla por el estómago, y, ¿qué mejor hacerlo con cartas comestibles?
En donde JungKook le hace cartas comestibles a Lis...
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Viernes.
Inicio de un fin de semana de descanso y de pasar flojera en casa. JungKook tenía planeado dormirse una vez llegando a casa, pero parecía que Lisa tenía otros planes, porque le agarró el brazo emocionada a penas acomodó su mochila en sus hombros y lo adelantó hacia la salida, en donde se juntaron con sus mejores amigos.
—¿Están listos?— preguntó con una gran sonrisa Lisa, JungKook nada más la miraba intentando entender la situación.
—Sí, entonces todos a las cuatro, ¿verdad?— preguntó Sulli con la misma emoción que Lisa.
—¡Sí! Nos vemos ahí, chicos— despidió la fémina y todo su grupo de amigos se fue de ahí con una sonrisa cómplice entre ellos. Algo que el azabache del cubrebocas notó y frunció el ceño por eso. Lisa se giró a verlo y le tomó ambas manos—. Iremos a la playa, Kookie.— dijo con tranquilidad—. Así que prepara tu traje de baño y nos encontraremos en la playa Caracol para quedarnos toda la tarde ahí. No acepto un "no" como respuesta.
Le sonrió de manera emocionada, dejando a la vista todos sus alineados, blancos y bonitos dientes. Lo miró ilusionada y esperanzada que dijera que sí aunque sus ojos cansados parecían querer negarse; aún así, el azabache pronunció un "está bien", diciéndole después que la iba a ir a buscar para que pudieran ir juntos. Aunque no estaba seguro si asistir, porque toda la semana había sido muy pesada para él y solamente quería caer en un sueño profundo en su preciada cama. Pero, ¿cómo decirle que no a esos lindos ojitos y esa sonrisa que volvía loco su corazón?
Después de aquello, cada uno se fue a su casa y alistaron sus cosas para ese día en el sol. Es por eso que JungKook buscaba con desdén un traje de baño que ocultara por completo su cuerpo. Era muy inseguro y aunque no tuviera un mal cuerpo, no le gustaba cómo se veía, así que le pidió ayuda a Yoongi para ello. Pero parecía que no ayudaba en nada.
—¿No te quieres meter con suéter?— preguntó burlón y después rió al ver el rostro de incredulidad del contrario—. Tienes un gran cuerpo, JungKook, tu abdomen bien marcado se ofende, ¿de qué te avergüenzas?
—No me gusta— respondió simple y siguió buscando entre su ropa—. Ay, creo que le tendré que cancelar.
—Pero dijiste que la ibas a pasar a buscar, ¿no?
—Oh, mierda— se dio una FacePalm y rápidamente el menor agarró su celular, dispuesto a escribirle a Lisa y avisarle que no podía ni pasar a buscarla ni ir a la playa, pero su hyung le había arrebatado el objeto antes de que pudiera decirle algo—. ¡Devuélvamelo, hyung!
—No hasta que vuelvas de la playa— habló frunciendo el ceño—. Igual no es obligación de que te bañes en el agua. No te metas y ya.
Dicho eso, Yoongi se fue de la habitación y dejó a un azabache con un puchero en sus labios. Pero estaba bien. Tenía que aprender a quererse para amar a otras personas porque de eso se trataba el amor: de amarse a sí mismo.
