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   Miró cómo se le arrugaban los ojos y escuchó su risa mientras se doblaba un poco en su asiento

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Miró cómo se le arrugaban los ojos y escuchó su risa mientras se doblaba un poco en su asiento.

   Su risa era bonita.

—Sabía que harías eso, noona— sonrió ligeramente a pesar de que no podía verlo porque su rostro aún estaba cubierto con otro cubrebocas, nada más que éste estaba muy pegado y era difícil que se lo quitara—. Te recomiendo que no seas curiosa. Te vas a decepcionar.

Manoban suspiró cansada y recargó su espalda en el respaldo de la silla mientras se cruzaba los brazos indignada. ¿Arrepentirse? Ella estaba segura de que no se arrepentiría, porque, ¿qué tan malo podría ser?

   Decidió dejar el tema de lado y enfocarse en lo que realmente importaba en ese momento: la tarea. Empezó a hacerle la serie de preguntas a JungKook y descubrió que le gustaba pasar tiempo solo en un lugar libre como lo era la playa o el parque. También que componía, tocaba y cantaba canciones junto con su compañero de casa, el chico de cabellos color menta.

Y mientras él contaba todo eso, la fémina veía la gran fascinación en sus palabras al momento de decirlas. Hablaba muy animadamente y con emoción a la vez, realmente le gustaba lo que decía.

   Pero lo que JungKook no sabía, es que la curiosidad de Lisa aumentaba a medida que respondía sus preguntas. Por esa razón, quería saber mucho más acerca de él, porque en verdad era un chico misterioso.

   La pelinegra suspiró con fuerza y se dejó caer en el respaldo de la silla, sonriendo a la ligera mientras veía como JungKook imprimía el proyecto ya terminado

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La pelinegra suspiró con fuerza y se dejó caer en el respaldo de la silla, sonriendo a la ligera mientras veía como JungKook imprimía el proyecto ya terminado. Revisó su celular y notó que eran casi las nueve de la noche, abrió los ojos sorprendida, puesto que era muy tarde y todavía tenía cosas que hacer. Se paró rápidamente de la silla y le avisó a JungKook que se tenía que ir.

—¿No quieres quedarte a cenar?— preguntó mirándola con esos ojos de bambi—. Desde aquí puedo oír que tienes hambre, noona.

En ese momento su estómago rugió pidiendo comida a gritos, a lo que Lisa puso una mano ahí apenada. JungKook le regaló una sonrisa que no pudo ver con claridad y se fue unos minutos para volver después con un topper en sus manos. Se lo tendió a la chica y ésta lo miró confundida.

—Cómelo en el camino.— dijo suave—. Te llamaré un taxi.

   La pelinegra agradeció su amabilidad y caballerosidad que su corazón dio un brinco al recibir una buena atención. JungKook sin duda era todo un hombre en todo el sentido de la palabra. Él la acompañó hasta la puerta principal y vio que se metiera al taxi para luego entrar de nuevo a su casa. Por fuera no lo demostraba, pero realmente estaba muy feliz de que Lisa se haya ido a su casa. No lo decía de mala manera, pero empezaba a asfixiarse con la tela negra cubriéndole la mitad del rostro.

Se quitó el tapabocas y lo guardó en uno de sus bolsillos traseros. Se miró en un espejo de por ahí y pasó ligeramente su mano por su boca, tocando varias heridas abiertas que tenía ahí. Sí, sin duda Lisa se decepcionaría de su rostro, porque, ¿quién podía amar a un chico con la mitad de la cara con quemaduras y heridas muy feas? Exacto, nadie, por eso JungKook se escondía de los demás.

   Además de que quería evitar burlas, claro.

   Se tiró en su cama y empezó a llorar por eso. Por un amor que claramente no era correspondido ni lo sería y porque nadie podía llegar a amarlo con ese horrible rostro. En Corea el estándar de belleza era demasiado alto que un chico como él no tenía posibilidades. Nadie lo quería cerca al ver su verdadero rostro salvo su compañero de casa Yoongi y su mejor amigo TaeHyung.

   Decidió dormirse con el estómago vacío, pero aunque tuviera hambre logró conciliar fácilmente el sueño. En sus sueños se veía a sí mismo con un rostro normal y bonito como el de las otras personas. No usaba ese molesto cubrebocas y todos podían ver la adorable sonrisa que tenía.

   Sin duda sería algo bonito.

   Lalisa comía gustosamente la comida en el topper que le había dado su compañero de clase

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   Lalisa comía gustosamente la comida en el topper que le había dado su compañero de clase. La verdad es que estaba muy delicioso y realmente le gustó mucho.

   Pensó en la tarde de hoy y el cómo la había tratado ese azabache y sonrió al recordar lo caballeroso que fue. Aunque bueno, tal vez sólo estaba siendo amable. Lisa veía que a él le daba trabajo hacer amigos, porque casi nunca lo veía con nadie, así que pensó que por eso actuó de esa manera con ella. Aún así era bonito saber que aún habían hombres que se comportaban como tal.

Se dió una ducha rápida, lavó sus dientes y se acostó a dormir tranquila y sin preocupaciones. Pensaba que tal vez podría hacerse amiga de ese tímido chico que no se juntaba con nadie.

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Corto, pero interesante 👺👌

Cartas comestibles ➳ℓιzкσσкDonde viven las historias. Descúbrelo ahora