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   La pelinegra frunció el ceño al encontrarse al compañero de casa de JungKook, Min Yoongi

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   La pelinegra frunció el ceño al encontrarse al compañero de casa de JungKook, Min Yoongi. No sabía por qué estaba ahí por segunda vez en el día, pero de todos modos necesitaba saber algunas cuantas respuestas sobre el azabache. Como por ejemplo a dónde diablos se había ido.

   —Lamento molestarte otra vez, pero necesito hablar contigo— dijo el de cabellos menta apretando los labios—. Aunque entenderé si me dices que no.

   —Ahora mismo estoy un poco sensible por la partida de JungKook, per-

   —Puedo venir otro día si quieres— interrumpió el mayor.

   —No, no. Ya estás aquí, así que pasa— Lisa se hizo a un lado para que el chico pudiera entrar a la casa, lo cual hizo y la fémina le indicó el sofá, dándole permiso de sentarse y así sería más cómodo hablar. Ella cerró la puerta y dio un largo suspiro mientras tomaba asiento enfrente suyo—. ¿De qué quieres hablar?

   Bajó la mirada y jugó con sus dedos, no sintiéndose bien. Escuchó suspirar al mayor.

   —Es sobre JungKook.

   Y eso bastó para subiera su mirada y la ansiedad la apoderara por completo. Justamente estaba pensando en él y por eso quería hablar con Yoongi acerca de él, pero que Min decidiera presentarse en su casa para hablar de Jeon le resultaba un poco raro. Tal vez de lo que sea que iba a hablarle sobre el azabache era importante y ella estaba dispuesta a escucharlo todo.

   —Supongo que ya sabrás de su pasado— Lisa asintió y él prosiguió—. Bueno, su padrastro es un hijo de puta muy violento— escupió con enojo—, cuando JungKook escapó de su casa, su padrastro le insistió a su madre que se fueran a vivir a Estados Unidos. No sé en qué parte, pero están del otro lado del mundo— explicó—. La cuestión es que JungKook recibió una llamada por parte de un hospital de ahí, el cual le decía que su madre había sido internada recientemente. Ella tenía moretones y varias heridas por todo el cuerpo, y JungKook supo de inmediato que su padrastro lo había hecho, porque como sabes, él le hizo todas esas cicatrices en el rostro.

Se tomó un pequeño descanso, observando cómo los ojos de la chica frente suyo comenzaban a aguarse. Mentiría si dijera que no tenía lástima por ella, porque en verdad la tenía y no soportaba verla así. Él sabía lo que era un corazón roto y era la peor sensación del mundo.

—Entonces JungKook decidió ir hasta allá para cuidar a su madre y hacerle frente a su padrastro— prosiguió, se acercó más a Lisa y le agarró las manos—. Pero dentro de todo esto, JungKook te ama y estuvo a punto de dejar a su madre de lado solo para estar contigo. ¿Ves lo mucho que le importas?

Lisa no pudo retener más sus lágrimas y bajó la cabeza sollozando en el acto. No sabía que todo eso estaba pasando en ese momento y por un instante pensó en JungKook de una mala manera cuando claramente no era así. Ahora lo sabía y entendía por qué se fue, pero su corazón seguía doliendo.

—No sé por cuánto tiempo se va a quedar ahí, pero espéralo, Lisa— siguió hablando el mayor aún agarrando sus manos—. Desde que JungKook se mudó conmigo no había sonreído ni una sola vez. La escuela en donde antes estaba lo trataban muy mal y se burlaban de él, por eso lo cambié a tu escuela y ahí es donde te conoció y volvió a sonreír, porque ahora tenía un motivo para hacerlo y luchó por ti todo este tiempo. ¿Ves lo mucho que le importas?— volvió a preguntar—. A él le devolviste su felicidad sin saberlo.

Lisa era todo un mar de lágrimas que eran difíciles de detener. Soltó las manos de Yoongi y se tapó los oídos; no quería escuchar más, porque su corazón dolía mucho en estos momentos que posiblemente se termine despedazando. Sin embargo, JungKook igual le había devuelto su felicidad, ella jamás se podría haber logrado reír tanto ni sentirse feliz sin su ayuda. Él la había hecho sentirse especial, pero sobretodo querida.

—Él necesita que lo esperes— volvió a hablar—. Para JungKook eres la primera chica que lo acepta como es, porque no lo juzgaste ni lo miraste mal cuando te mostró su rostro— se relamió el labio—. Además, lo amaste sin prejuicios y por eso necesita que tengas un poco de paciencia respecto a su regreso, porque él no te dejará ir fácilmente y ya sabes por qué.

—B-B-Basta. N-No sigas— balbuceó sollozando más alto. Ya no quería escucharlo porque le hacía mucho mal a su corazón.

Yoongi le dió palmaditas en el hombro y sacó de su bolsillo una carta comestible metida en una bolsa de plástico para evitar que se ensucie. Había olvidado entregársela a Lisa junto con la otra carta de JungKook, y por eso mismo había vuelto a visitarla. Sin embargo, también quería explicarle un poco respecto a la partida de su menor. Aunque tal vez era hora de irse, porque Lisa no estaba bien y él solo estaba empeorándola.

Se levantó del sofá de la chica y le dejó la carta comestible encima de sus piernas. Se despidió rápidamente y dio una reverencia de manera apenada, sabía que debía dejarla sola para que pudiera asimilar todo esto. Abrió la puerta y se dio la vuelta para mirarla una última vez antes de irse.

—Gracias por hacer feliz a JungKook. Te aseguro que él te lo va a recompensar, solamente tienes que esperar y, por favor, no lo dejes de amar— dicho todo eso salió del casa de Lisa y cerró la puerta para luego alejarse lentamente.

Mientras tanto, la fémina no quería leer esa nota porque le dolería mucho más y no quería sentir explotar su corazón. Dejó la carta comestible en la mesita de café y cubrió su rostro con sus manos, intentando evitar que las lágrimas salieran de sus ojos, lo cual resultaba ser muy imposible. ¿Estados Unidos? El padrastro de JungKook sí que estaba loco. Pero debía esperar justo cómo había dicho Yoongi y como quería el azabache, aunque Lisa lo último que tenía era paciencia.

Lo único que deseaba era que los días pasaran rápido para poder verlo otra vez, para abrazarlo, para decirle lo mucho que lo quería y para besarlo. Besarle aquellos labios otra vez y sentir la calidez y suavidad de ellos aplastando los suyos en un beso apasionado.

Lo único que deseaba es que estuviera bien en donde sea que esté.

Cartas comestibles ➳ℓιzкσσкDonde viven las historias. Descúbrelo ahora