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   —¿Estás seguro de hacer esto?

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   —¿Estás seguro de hacer esto?

   El mayor lo miraba preocupado observando cómo las cosas del azabache eran metidas a una maleta de manera apresurada.

   —Sí, hyung.

   Su voz no parecía muy convincente y es que realmente JungKook no quería irse.

   Hace aproximadamente dos minutos había recibido la noticia de que su madre había sido internada en un hospital a causa de su esposo, el cual era el padrastro de JungKook y la persona de todos sus abusos en la infancia y preadolescencia. Él necesitaba viajar hacia los Estados Unidos, pues cuando se fue de casa su padrastro había convencido a su madre de irse a vivir al extranjero para que JungKook no pudiera verla. Y eso era por obvias razones.

   —Sé que te preocupa mucho tu madre, pero, ¿no crees que irte sin avisarle a Lisa sería un muy mal gesto de tu parte?— habló el de cabellos turquesa, recibiendo la mirada del menor—. Se ve que a ella le gustas y a ti también te gusta. Al menos dale una explicación.

JungKook dejó lo que estaba haciendo y se puso a meditar eso. Tal vez por fin había logrado que la chica de sus sueños lo mirara con otros ojos y se lamentaba mucho haber estado a punto de largarse sin siquiera avisarle. Agarró una hoja en blanco y una pluma.

—Dame cinco minutos.

   Lisa suspira con tristeza al no recibir ningún mensaje del azabache

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Lisa suspira con tristeza al no recibir ningún mensaje del azabache. Era el día siguiente del baile de graduación y, por supuesto, del beso. Cuando el azabache la trajo de vuelta a casa, Lisa había olvidado invitarlo a salir, pues estaba muy entusiasmada sobre qué pasaría entre ambos, porque para ella un beso significaba mucho. Es por eso que le había dejado un mensaje antes de dormir.

   Pero, al no recibir una respuesta o señal de vida del azabache, se sintió un poco mal. ¿Qué tal si a él no le había gustado el beso y no sentía lo mismo? ¿Qué tal si la miraba nada más como una amiga? Esas y más preguntas revolvían a su cabeza.

   Tal vez solamente estaba exagerando, porque probablemente se había quedado dormido o estaba ocupado con otra cosa como para que no pudiera responderle. Ella creía que estaba siendo intensa, pero no era su culpa. El sentimiento que presenciaba por él era muy profundo que era normal que actuara así. Nunca en su vida se había enamorado tanto.

   De repente se escucharon ligeros golpecitos que hicieron correr a Lisa hacia la puerta. Pensó con ansias que podría ser el varón, pero cuando abrió la puerta se encontró con el compañero de casa de JungKook. Frunció el ceño confundida.

   —Supongo que ya me conoces, así que creo que no hace falta presentarme— dijo apenas la vio—. Vine a entregarte esto.— le tendió una carta que no se había dado cuenta que tenía en la mano y ella la aceptó aún frunciendo el entrecejo—. Te recomiendo que lo leas en una hora.

   Sin más que añadir, aquel joven de cabello llamativo y con ojos felinos se fue y no dijo nada más. Lisa no entendía nada y entró nuevamente a su casa. Se sentó en el suelo y observó aquella carta de sobre amarillo. Si bien Yoongi le había dicho que la leyera en una hora, su curiosidad no podía esperar, así que abrió la nota y pasó su vista por las palabras, leyendo tranquilamente lo que decía. Sin saber que prontamente su corazón se rompería en mil pedazos.

   Sus ojos comenzaron a cristalizarse. No podía entender por qué había recibido aquella carta y no entendía muy bien por qué se iba. ¿Acaso huía de ella? No tenía porqué actuar así solamente porque se habían besado; a ella le bastaba con un "sólo quiero ser tu amigo". Sabía que le dolería, pero era algo que podía tolerar y no lo juzgaría ni le obligaría a tomar una decisión que claramente no quería.

Aunque para su sorpresa, resultó que él era su admirador secreto, aquel chico que le dejaba cartas comestibles y que ahora se arrepiente de haberlas consumido. No podía creerlo. Ni siquiera se lo había imaginado.

Entonces, si a JungKook le gustaba, ¿por qué demonios estaba huyendo?

Tal vez tenía una buena razón y por eso había decidido aquello, pero aún así no lograba entender o simplemente no quería entender. Su corazón en ese momento empezó a doler; sentía un vacío enorme y más y más lágrimas empezó a derramar. Ambos estaban rotos, pues sus pasados no habían sido muy bonitos. Eran seres que cargaban una tristeza inmensa por varios años, uno más que otro, y la necesidad de ser amado ahí estaba. Estaba más presente que nunca y se hacía cada vez más grande. Pero, entonces, ¿por qué no podían resolverlo juntos? Podían darse apoyo emocional mutuo, pero, en cambio...

   Sollozó.

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No pagaré terapias 😈

Cartas comestibles ➳ℓιzкσσкDonde viven las historias. Descúbrelo ahora