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   —¿Pueden creer que el malo todo este tiempo fue el mejor amigo? ¡Eso no me lo esperaba!— habló Lía comiendo unas papitas

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   —¿Pueden creer que el malo todo este tiempo fue el mejor amigo? ¡Eso no me lo esperaba!— habló Lía comiendo unas papitas.

   —¡Yo tampoco!— dijo Sulli—. También esperaba un beso entre ellos, pero ni un jodido roce de manos. Qué porquería.

   —Yah~, pero la trama estuvo muy buena— mencionó Lisa comiéndose una palomita de maíz.

   La noche de chicas estaba yendo a un buen ritmo, dejando de lado todos los problemas y disfrutando, después de mucho tiempo, con sus amigas. Ahora mismo terminaban de ver un drama que hace poco había salido y las había dejado sorprendidas, puesto que lo que acaban de ver no era de todos los días. Lisa revisó la hora en su celular y agrandó los ojos al ver que eran casi las cuatro de la mañana, faltando nada más tres minutos. Bostezó, estirándose y apagando la televisión.

   —¿Ya vieron qué hora es?

   —Son las cuatro de la mañana, Lisa, ¿por qué?— preguntó Sulli mirándola un poco somnolienta.

   —¿Cómo que "por qué"? ¡Es muy tarde!

   —Yah, es muy temprano— respondió Lía con una sonrisa.

   Lisa rió y jaló a sus amigas hacia su habitación. Su cama era bastante grande, por lo que perfectamente podían entrar las tres sin ningún problema, incluso una cuarta persona podía acostarse sin molestar a las otras. La anfitriona se acomodó en el medio, Lía a su izquierda y Sulli a su derecha, todas en posición boca arriba.

   —¿Se acuerdan de JungKook?— preguntó Lisa de la nada, a lo que sus dos amigas hicieron un sonido de afirmación.

   —¿Cómo olvidar a tu novio?— preguntó burlona Sulli, sacándole una pequeña risa a la pelinegra.

   —Ya quisieras— respondió con una sonrisa—. ¿También se acuerdan del admirador de las cartas comestibles?— hicieron otro sonido de afirmación—. Bueno, resulta que JungKook y él s-

   —Son la misma persona— interrumpió y terminó la oración Lía.

   Lisa levantó la cabeza y frunció el ceño mientras las intentaba observar en la oscuridad.

   —Esperen, ¿lo sabían?

   —Era más que obvio, Lili— rió Sulli.

   —Rayos, fui la única que no me di cuenta— la pelinegra hizo un puchero.

   —Ya sabes cómo es, primero se entera todo el mundo, pero la persona a la que va dedicado no se da cuenta— explicó la castaña.

   La dueña de la casa dio un largo suspiro y se acomodó a un lado de Sulli, subiendo su pierna en el cuerpo ajeno, recibiendo una queja por la pelirrosa. Lía imitó su acción con Lisa, y al poco tiempo todas se quedaron dormidas. Asimismo, Lisa se dio cuenta que había extrañado a sus amigas, porque en aquella noche de chicas la había pasado muy bien.

Cartas comestibles ➳ℓιzкσσкDonde viven las historias. Descúbrelo ahora