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   El cumpleaños de la fémina de cabellos negros había llegado y por ello había despertado de la mejor manera posible: un huevazo en la frente

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   El cumpleaños de la fémina de cabellos negros había llegado y por ello había despertado de la mejor manera posible: un huevazo en la frente.

—¿¡Qué les pasa par de inútiles?!— espetó furiosa saliendo de la carpa en donde, por ahora, era su habitación.

—¡Feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños, querida Lisa, feliz cumpleaños a ti!~— cantaron en sincronía los compañeros de Lisa una vez que ella había salido de la carpa.

Todos estaban agrupados y alrededor de la entrada, cantando con una cara de somnolencia. Los únicos que no parecían adormilados eran su grupo de amigos, los cuales tenían una sonrisa en su rostro que claramente podía ver a excepción de JungKook, el cual sostenía un pequeño pastel en sus manos. Se acercó a ella y le pidió que soplara la velita mientras pedía un deseo.

Pensó en lo que más quería en la vida y sopló la vela, apagándola y ganándose felicitaciones y aplausos por parte de sus compañeros. Muchos la abrazaron y felicitaron nuevamente, deseándole un feliz cumpleaños.

El único que le había dado algo más que un abrazo había sido el azabache, el cual le había entregado una caja amarilla con un moño blanco arriba. Agradeció mucho el gesto y estaba ansiosa por abrirla a no ser que la directora Jessica le había llamado para decirle algo.

—¡Muchas felicidades, querida Lisa!— dijo cuando la fémina entró a su improvisado despacho y la abrazó fuerte para luego darle una cajita pequeña de color rojo y una carta que se le hacía muy familiar—. La carta te la manda un admirador.

Aceptó los dos regalos con una reverencia corta y agradeció, retirándose de ahí con otra reverencia para por fin salir de ahí. Mientras caminaba de vuelta a su carpa, abrió la carta y la leyó despacio, elevando poco a poco las comisuras de sus labios.

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Mi corazón está tan acelerado que no puedo decir una palabra. ¿Qué puedo hacer con mi corazón tembloroso?

Atte: Un admirador <3

P.D: Feliz cumpleaños, bella dama ;)
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Divisó a JungKook en la entrada de la carpa y apresuró su paso para correr hasta él e intentar abrazarlo, pero éste había retrocedido y Lisa frunció el ceño confundida.

—Apestas a huevo, ¡aléjate!— comentó burlón intentando esquivar los movimientos de su musa.

—Yah, ven aquí— rió la cumpleañera y siguió intentando abrazarlo hasta que JungKook se quedó quieto y extendió sus brazos para atraparla en ellos. La apretó con fuerza, pero sin lastimarla, importándole poco que su camisa fuera manchada por el huevo que le habían roto a ella en la frente.

No le importaba mancharse por ella.

Después de unos minutos, entró nuevamente a la carpa y pudo divisar el regalo de JungKook en su cama, sonrió y tomó sus cosas para darse una ducha y sacarse los restos del huevo en su cabello. Una vez que terminó, se vistió con ropa cómoda y se sentó en su cama para abrir esa caja de una buena vez.

   Levantó la tapa y observó varias cosas en ella. Había un vestido amarillo mostaza a tirantes que para su vista era simplemente bonito, ansiaba tanto por probárselo que esa misma noche lo usaría. La tela era de un material suave y delicado; sonrió ante el detalle. También había una cadena de oro con un dije de corazón y una nota.

La carta decía: "Querida, noona. Te espero en la playa a las seis de la tarde y me daría mucho gusto que usaras el vestido. No llegues tarde. Te quiere, JungKook ;)".

Soltó una risa ligera y sonrió en grande al pensar en lo tierno y detallista que estaba siendo, pero frunció el ceño al ver la letra del azabache. Algo había en esa caligrafía perfecta que le resultaba muy familiar.

Rápidamente fue en busca de su mochila y sacó una carta comestible, aunque en realidad no era comestible, y comparó la letra de su admirador con la del azabache. Pudo notar cierta similitud, pero al fin y al cabo siempre habían personas que tenían cierta coincidencia en sus letras y caligrafía, así que pensó que era eso: una mera coincidencia.

Pero al mismo tiempo también pensaba: ¿y si no fuera una coincidencia? Las casualidades pasaban por algo y esa similitud le resultaba un poco sospechosa. El tamaño, la ortografía, la carita feliz al final del escrito... ¿sólo era casualidad? Algo empezaba a oler mal aquí.

Sin embargo, también se preguntaba ¿qué pasaría si JungKook fuera su admirador? Primeramente no lo vería de la misma forma como lo ve ahora, pero Lisa tampoco entendía cómo era que lo miraba. Algo muy en el fondo le decía que era un sentimiento más. Uno que indicaba otra cosa, pero simplemente lo omitía y lo enterraba hasta lo profundo de su ser.

Esperó una hora prudente para comenzar a alistarse y se colocó aquel vestido bonito que le había regalado su mejor amigo, poniéndose de igual manera aquel collar con una figura de corazón. La fémina siempre atesoró las pequeñas grandes cosas que le daba la gente, sobretodo cuando podía ponérselo, porque eso significaba que llevaba a la persona que se lo regaló a todas partes.

Salió de la carpa y tomó camino hacia la playa, la cual no estaba muy lejos y podía ver lo iluminada que estaba una zona. Se acercó más y divisó a JungKook esperándola con ropa playera que casualmente iba a juego con la suya, pero elegante y con una flor en la oreja. Sonrió de sólo verlo.

—Que linda te ves, noona— notó ese bonito brillo en sus ojos—. Déjeme acompañarla por el resto de la noche, ¿le parece, mi bella dama?

Lisa rió por lo gracioso que sonaba aquel azabache y aceptó ser su compañera en lo que restaba del día. Entrelazó su brazo con el de él y juntos se adentraron más a esa zona luminosa que prontamente se sorprendió al encontrar a casi todos sus compañeros ahí.

Era una pequeña fiesta.

Habían una serie de luces blancas que iluminaba hermosamente el lugar, junto con diversos puestos de comida y un DJ que ponía canciones de moda.

—¡Feliz cumpleaños, Lisa!— gritaron todos en sincronía una vez más y la mencionada quería llorar de lo hermoso que estaba siendo ese día.

Dejó un momento a JungKook para irse con su grupo de amigos, los cuales abrazó y éstos la felicitaron otra vez, entregándole algún que otro regalo y diciéndole lo linda que se veía con ese vestido.

Se sentía amada. Por primera vez en mucho tiempo.

Cartas comestibles ➳ℓιzкσσкDonde viven las historias. Descúbrelo ahora