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   Los meses pasaron más rápido de lo normal, pero todo seguía igual, aunque la única diferencia era que las cartas comestibles que alguien le mandaba a Lisa, ya no eran comestibles

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   Los meses pasaron más rápido de lo normal, pero todo seguía igual, aunque la única diferencia era que las cartas comestibles que alguien le mandaba a Lisa, ya no eran comestibles. Poco a poco se habían convertido en cartas ordinarias que, más que cartas en sí, eran notas y siempre con el mismo diseño, pero diferente color. Aunque aún conservaban esa esencia de amor y tiempo.

   Hace ya unos dos meses empezaron a hacer cartas comunes, pero aún le llegaba algún dulce o galleta en una bolsa. A veces con su nombre o con la letra "L" y diversos corazones alrededor. Por esa razón, había hecho una caja en donde ahí ponía las notas no comestibles que le iban llegando y lo mejor es que ya estaba al tope. Además, las pequeñas cartas, que eran más bien notas, se estaban poniendo cada vez más largas, como si fueran pequeñas cartitas de verdad por algunas extensas palabras. Aunque eso la ponía más feliz. Saber que aquella persona escribía y pensaba en palabras bonitas, o de canciones, para mandárselas con ese toque de esencia.

   Observó cómo una tarjeta se caía de la ya llenada caja y la leyó mientras la levantaba del suelo.

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Eres como el mundo entero para mí, abrázame fuerte, hasta que duela, entre nosotros hay algo y no puedes hacer nada, di que no lo olvidarás❞.

Atte: Un admirador.

P.D: No puedes comer esta carta ;)
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   Lisa sonrió y la puso de nuevo en su lugar, esta vez de una manera en la que no podía caerse. Cerró la caja poniéndole la tapa encima intentando que las demás notas no se cayeran; agarró su celular para abrir Kakao Talk y leyó el mensaje que le había mandado JungKook en ese momento.

Su amistad se había reforzado mucho más hasta el punto de compartir la mayoría de las cosas o el tiempo. Según decían los demás, su amistad era una de las más bonitas, porque parecían dos bebés interactuando por primera vez. O bueno, eso pensaban los amigos de Lisa, quienes ella poco a poco había dejado de lado para estar todo su tiempo con el azabache. Cosa que para su grupito no le importó porque Lisa era la única que no tenía novio y ellos querían que tuviera uno a partir de ya.

   Vaya amigos.

Manoban se cambió de ropa a una velocidad increíble, agarrando una pequeña bolsa donde metió su celular, un poco de dinero y llaves. Salió de su casa cerrando la puerta con seguro y corrió con una boba sonrisa en la cara hacia el cine más cercano.

Sí, JungKook la había invitado al cine.

No sabía cuál película iban a ver, pero sabía que estaba emocionada por estar con él. Aquella emoción la hacía estallar de felicidad porque iba a pasar toda la tarde y unas horas de la noche junto al azabache, puesto que le había dicho un par de lugares donde quería llevarla y obviamente Lisa no se opuso. Llegó al lugar citado pronto y divisó al chico en la fila de los boletos. Corrió hacia él con una gran sonrisa y lo abrazó por detrás, sobresaltándolo y recibiendo un par de miradas por las personas de alrededor.

Cartas comestibles ➳ℓιzкσσкDonde viven las historias. Descúbrelo ahora