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   El día más esperado por todos había llegado: el día de la graduación

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El día más esperado por todos había llegado: el día de la graduación. Después de volver de las vacaciones en la playa, habían descansado dos días para que llegara el día en el que todos se vestirían glamurosamente y daban fin a la preparatoria.

Ahora mismo todos vestían el uniforme escolar por cuestiones de protocolo para recibir su reconocimiento académico y después de largas horas de discursos y felicitaciones, y algunas lágrimas, la directora Jessi abrazó a cada uno de sus alumnos y les deseó buena suerte en la universidad.

   Esa misma noche era la gran fiesta de despedida, por ello habían ido a sus casas a prepararse. Es por eso que JungKook había decidido ir a buscar a su chica; asimismo, esperaba pacientemente a la fémina quien salió de su hogar segundos después. El vestido que portaba Lisa le quedaba precioso, resaltaba las curvas que tenía y se veía más bonita de lo normal. La reacción del azabache fue vista claramente por ella, puesto que él había tomado la decisión de no usar el tapabocas por esa ocasión.

   —T-Te ves increíble, noona.

   Su blanca sonrisa sincera hizo latir fuertemente su corazón. Observó detalladamente a JungKook, su rostro y la ropa que portaba. Vestía un traje azul marino que le dejaba ver el varonil cuerpo que se cargaba; su cabello estaba peinado finamente y le veía perfectamente su rostro y sonrió ante lo último.

   Ella no podía describir lo guapo y sexy que se veía el azabache, porque, a pesar de su rostro con heridas, seguía teniendo una cara verdaderamente atractiva y un par de marcas no parecían ser un obstáculo para ella.

   —T-Tú también te ves increíble.

   Sus tartamudeos y sonrisas nerviosas con un ligero rubor en las mejillas no pasaron desapercibidas por ambos. JungKook se acercó a ella y le agarró la mano para depositar un tierno beso mientras le sonreía como todo un caballero. Lisa no podía describir aquella sensación porque no tenía las palabras para decirlo. Era inefable.

   —¿Nos vamos, madam?

   Lisa rió por el apodo y asintió felizmente con la cabeza.

   —Claro que sí.

   La música sonaba fuerte y eso es que apenas estaban a dos cuadras de la institución

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   La música sonaba fuerte y eso es que apenas estaban a dos cuadras de la institución. Una vez ya cerca, entraron y se asombraron por las grandes decoraciones de la cancha escolar, elegidas claramente por la directora quien, por cierto, tenía un buen gusto.

JungKook ganó un par de miradas porque, bueno, era totalmente nuevo para el mundo que él no llevara la cara tapada por esa tela negra. Algunos le dijeron que se veía bien y otros que era verdaderamente atractivo. No recibió ninguna burla o crítica hasta el momento y se sintió muy bien consigo mismo. Parecía que nadie tenía la intención de molestarlo y tal vez era porque no hallaban un "por qué". Ni siquiera sabía por qué se había preocupado tanto.

Ambos saludaron a varias personas que pasaban por ahí y una que otra les decía que lucían muy bien juntos. Eran como pan y mantequilla: una vez que los juntabas, era imposible separarlos. Cuando Lisa se juntó con su grupo de amigos, empezó a bailar con ellos y Lía arrastró al azabache tomándolo de la muñeca y yendo a un lugar un poco más apartado de ahí.

—Entonces, le pediré al DJ que ponga una canción lenta y tú aprovechas para invitarla a bailar y mientras hacen eso, te le confiesas, ¿okay?— habló Lía entusiasmada con una gran sonrisa en el rostro—. Ni se te ocurra perder esta oportunidad porque es única, ¿entendiste?

—Entendido— soltó una risa ligera el azabache. Le divertía un poco el sentido de que los amigos de Lisa hicieran este tipo de cosas para juntarlos. Más bien para que la fémina se diera cuenta.

—Por cierto, no te lo había dicho, pero...— la castaña sonrió tímidamente—, si no fuera por Lucas, créeme, te tiraría la onda porque eres una buena persona y porque eres extremadamente lindo.

JungKook se sonrojó y rió nerviosamente para luego agradecer con una sonrisa. El plan de Lía era, prácticamente, recrear la escena del baile lento en el cumpleaños de Lisa. Esa escena había sido la favorita de muchos y esperaba que el azabache aprovechara esa oportunidad para decirle sus verdaderos sentimientos a Lisa de una vez por todas.

El varón se acercó nuevamente a su musa y empezó a bailar con ella tímidamente mientras esperaba la canción que la mejor amiga de Lisa había prometido. Y no pasó mucho tiempo cuando la potente música electrónica cambió a una canción lenta que era digno de bailar en parejas. Volteó a ver a Lisa con una pequeña sonrisa.

—¿Me concedería esta pieza, mi lady?— preguntó con una brillante sonrisa que Lisa no se pudo resistir y asintió lentamente con la cabeza mientras que lo miraba embobada.

   —Acepto, mi lord.

   Ella puso una mano en su hombro y él puso una mano en su cintura mientras que con la otra entrelazaba sus dedos con los de Lisa, notando su leve rubor en las mejillas. Empezaron a balancearse y girar sobre su propio eje lentamente, mientras hacían contacto visual. La fémina notaba ese lindo brillo en sus ojos que amaba tanto. Él la miraba con ternura y un amor profundo que ella no podía imaginarse. De repente empezó a notar que Lisa se iba acercando poco a poco a su rostro, hasta el punto de que ambas narices rozaran y que a los pocos segundos ella tomara la iniciativa y atrevimiento de pegar sus labios con los de él. Creando un beso y sintiendo la misma sensación en el estómago como lo experimentó en su sueño de la otra vez.

   Como imaginó, los labios de Lisa y JungKook encajaban perfectamente y se movían lentamente profundizando más el beso. Los labios del azabache sabían a un sabor delicioso que podía volverse adictiva a ello, por lo que se dio la libertad de probarlos cada vez más. Soltó la mano del azabache y puso ambas manos en sus mejillas, acariciando con sus dedos aquellas cicatrices que empezaba a amar locamente.

   El varón seguía un poco anonadado y sorprendido por aquel atrevimiento confuso de la chica. Eso le daba a entender que su amor era correspondido y no pudo evitar sonreír en medio del beso. Ambas manos las puso en su cintura y la acercó más hacia él, queriendo no soltarla nunca y que aquel beso no terminara jamás.

   La mente de Lisa estaba más que clara en este momento y ahora podía confirmar aquel sentimiento que le venía surgiendo desde ya hace mucho tiempo: amor. Aquel sentimiento donde demostraba afecto de una forma más íntima y verdadera.

   Ambos se separaron con una pequeña sonrisa en los labios. Ella lo miraba con ternura observando sus mejillas rosadas y la actitud nerviosa que éste estaba haciendo. Se le notaba que no entendía qué estaba pasando y ella no sabía cómo explicarle ese sentimiento. Pero lo que sí sabía, era que estaba enamorada.

   Enamorada de él.

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No me odien.

Cartas comestibles ➳ℓιzкσσкDonde viven las historias. Descúbrelo ahora