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   Eran ya la una de la madrugada cuando algunos alumnos empezaron a salir de sus carpas y entrar a otras, mezclándose los hombres y las mujeres

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   Eran ya la una de la madrugada cuando algunos alumnos empezaron a salir de sus carpas y entrar a otras, mezclándose los hombres y las mujeres. JungKook le había prometido a Lisa una noche de mascarillas, así que por ello la chica había ido hacia la carpa del azabache y había entrado, encontrándose con algunos chicos de antes y un par de chicas.

   —Ya llegó la novia— escuchó decir a sus espaldas y un par de risas comenzaron a sonar—. Hay que irnos.

   Enseguida, todos los demás compañeros de JungKook, y las chicas, salieron de la habitación en un intento exitoso de dejarlos solos. Todos en la preparatoria esperaban que ese par se juntara de una vez porque se veía que tenían un futuro a su lado. La fémina no le prestó mucha atención al abandono y caminó hasta sentarse en la cama con él.

   —¿No te sientes incómoda, noona?— preguntó el chico refiriéndose a que no había nadie más a su alrededor. Lisa negó la cabeza con una sonrisa.

   —Estando contigo me siento a gusto. Ya te lo dije— respondió con una gran sonrisa. Agarró su fleco y le puso un rollo para que se ondulara y quedara fijo por un rato en la raíz de su cabello, el cual luego amarró en una coleta—. ¿Con qué mascarilla empezamos?

   —Con la de carbón.

   Observó cómo el azabache agarró la bolsita de la mascarilla y se levantaba para dirigirse al baño. Su rostro aún era un misterio para Lisa. Mientras él se quitaba el cubrebocas, limpiaba su rostro y se colocaba la mascarilla negra, la pelinegra daba suaves toquecitos a su rostro para sellar aquella capa delgada de seda oscura.

   Esperó al varón y cuando éste dio la cara, se sorprendió mucho en por fin verle algo nuevo.

   —J-JungKook...

   Sus labios finos y rosados capturaban toda su atención que un deseo perverso tentó a su mente. Vio por primera vez su nariz y se deleitó con lo grande, linda y fina que se veía. Estaba fascinaba con las nuevas facciones que comenzaban a encantarle a sus ojos. Ahora estaba más que segura de que JungKook no era feo, porque, ¿quién en su sano juicio tendría aquellos labios de ensueño y forma de la cara como un modelo que dijera que no era agradable de ver?

   Es bonito.

   —P-Perdón por esto, noona— se disculpó mirándola atentamente—. Tal vez se sorprenda por mi rostro y lamento que no sea de su agrado.

   Dios, su maldita sonrisa.

   ¿Por qué se disculpaba? Lalisa no veía nada fuera de lo normal y veía su rostro como si fuera tallado por los mismísimos dioses. No podía ver completamente bien la forma de su cara por la mascarilla que tapaba todo su rostro, pero aseguraba de que tampoco estaría mal.

   —¿A-Ah...?

     Su mente seguía procesando las increíbles facciones del azabache y en cómo su pequeña sonrisa había hecho latir desenfrenadamente a su corazón.

   —¿P-Puedes sonreírme?— pidió la chica con las mejillas encendidas, sintiéndose nerviosa de repente. JungKook la miró dudoso y en silencio—. Sonríe, p-por favor— y fueron cuestión de segundos para que él le dedicara una de sus mejores sonrisas e hiciera que la chica se pusiera más nerviosa y que esa acción fuera su favorita—. A-Ay, creo que m-me va a dar un i-infarto.

   —¿Tan horrible me veo?

   —¿H-Horrible...? ¡P-Pareces un dios griego!— comentó nerviosa y el azabache rió ligeramente para luego sentarse a su lado—. ¿Por qué usas el cubrebocas? No te ves mal y tienes una sonrisa muy envidiable que cualquiera amaría.

   El varón suspiró profundo y miró a su musa. No le contaría todo, pero ya era hora de confesarle algunas cosas. Se recostó en su cama y usó un brazo como almohada.

   —Tengo unos cuantos problemas en la piel— confesó relamiéndose los labios—. No son tan agradables de ver y por eso oculto mi rostro para evitar burlas.

   Se sentía como la protagonista de un drama que vió alguna vez. En donde esa protagonista ocultaba igualmente su rostro, pero nada más que con maquillaje, haciéndola ver una chica hermosa. Solamente que a ella le había ido bien en el amor.

Apretó los labios, formando una fina y recta línea en ellos. Lisa pudo apreciar un redondo lunar debajo de su labio inferior; miró otra vez la posición en la que estaba el azabache y notó lo sexy que se veía. Su rostro se tornó más rojo y apartó la mirada de él incómoda.

   ¿Por qué estaba teniendo esta clase de pensamientos un tanto sucios de él? Sólo era su amigo, su confidente, y no tenía el derecho de pensar así de él. Parpadeó varias veces y sacudió levemente su cabeza, intentando alejar pensamientos malos y pensar en los buenos.

   —E-Entiendo que no quieres pasar burlas— comentó suave la fémina—, pero no quiero que escondas tu rostro por eso, porque, perdón que lo diga, pero te hace ver como un cobarde— el azabache la miró y dejó de apretar sus belfos. Ella tenía razón y ahora mismo se sentía un tonto por esconderse tantos años—. ¿Alguna vez viste el drama "True Beauty"? Ahí la protagonista aprende a quererse tal y como es y no le importa lo que piensen los demás de su rostro sin maquillaje— la pelinegra le agarró una mano y la apretó para después sonreírle—. No importa si tienes el rostro deforme, con imperfecciones o cicatrices. Si tú tienes la confianza de mostrarte así al mundo, la opinión de los demás no es relevante.

   JungKook seguía observando a su musa hablar de amor propio y se daba cuenta de que todas sus palabras tenían sentido y lo hacían sentir como un estúpido cobarde. Él sabía que no era su culpa ser así, él no pidió tener esas heridas y adquirir una especie de vicio con aquellas. Él sabía que seguir escondiéndose era un acto realmente idiota, pero de verdad que no podía superarlo.

   Pero ella tenía razón.

   Seguir ocultándose no lo llevaría a nada y era hora de cambiar. No porque Lisa se lo estaba pidiendo indirectamente, sino porque él de verdad necesitaba un cambio.

   Solamente le faltaba el valor.

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Love yourself dijo el RM.

P.D: Gracias por el 1K de lecturas <3

Cartas comestibles ➳ℓιzкσσкDonde viven las historias. Descúbrelo ahora