Parte 7

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Los pasillos silenciosos habían sido invadidos una vez por los pasos resonantes de entidades, que podían ser descritos con una sola palabra; Dioses.
Cada estante contenía el conocimiento que podía considerarse prohibido a las mentes mortales, solo los Dioses podían tener acceso. Solo unos cuantos custodios tenían permitido leer ciertos libros y pergaminos, esto para ayudar al Guardián bibliotecario al estudio y creación de ciertos materiales.

Pero hoy, hoy la muerte rondaba sus pasillos a la vez que un par de dedos huesos adornados de anillos hermosos tanteaba el lomo de los libros, cada vez que avanzaba la luz del pasillo se volvía más brillante, junto a él venía consigo una pequeña figura que entre sus manos sostenía un báculo de punta torcida, sus pasitos eran rápidos pues intentaba seguir el ritmo de su amo. Sin darse cuenta comenso a jadear demostrando cansancio, lo cual esto era imposible al ser un ser de nivel máximo pero su comportamiento infantil salía a flote solo están cerca de la muerte misma. Jamás creyó ser digno de tal imagen, ver al Ser Supremo acariciando los lomos de sagrados libros y más aún de libros que habían sido la colección privada de otro Ser Supremo.

Al que Ser que tenía una apariencia algo grotesca de un octopodo de piel grisácea, que era responsable de la que era llamada: Supervisora de los guardianes.

Mare estuvo apunto de chocar contra el amo de la muerte, la entidad que consideraba divina paró de golpe frente a varios libros de lomo dorado y portadas cubiertas de piel de diversos colores.

"Hmmm"

"¿Ainz-sama?"

El pequeño elfo al fin pudo emitir sonido alguno, había dejado de soñar.

"¿Que sucede?"

Ainz miró al pequeño niño, a Mare le había pedido de su compañía siendo este un 'devorado de libros' como lo había descrito Aura, lo cual lo hacía más indicado para su búsqueda.

Si bien, al llegar a Ashrubanipal ordenó a Titus y ayudantes a traer todo libro donde se narrará la historia de los Hellsing y de Drácula. La biblioteca detuvo su producción para acatar la orden.

"Eh! No! Este... yo... ¿encontró lo que buscaba?" Tímido se removió en su lugar sin dejar de abrazar su báculo e inocente miraba a otro lado para no saber si ofendió a la misma muerte.

"Si, eso creo. Tabula-San tiene muchos libros de culto en la biblioteca."

Termino de tomar los libros del estante, repaso visualmente el lugar una vez más hasta ver que no había nada más de su interés.

"Ainz-sama ¿los personajes de estos libros también existen como él?"

Lo medito por un momento, ya que ni siquiera él tenía una respuesta cierta, si lo pensaba toda Nazarik estaba basada en información de libros de culto, desde el Lemegeton hasta los patreones griega, nórdica y egipcia. Incluso algunos caracteres y/o ítems de Yggdrasil estaba basados en cómics (así como su Capa Necroplasmica).

"Puede ser." Solo atinó a decir.

Los ojos de Mare brillaron, él siendo un devorador de libros tenía sus favoritos.

"Súper Sentai..." dijo con una suave voz de ilusión.

Ainz lo miró detenidamente, si tuviera piel o alguno carácter humano su expresión sería graciosa al escuchar las palabras del guardián, una gota de sudor bajaría por su cien.

Aclaro si inexistente garganta y continuó su camino.

Al llegar a la zona central de la biblioteca Ainz pudo ver a Titus acomodar varios libros sobre el largo escritorio, todos por categoría y grosor.

"¿Son todos?"

El bibliotecario al escuchar la voz de su amo, dio un paso atrás y con una reverencia le recibió.

"Si, mi señor. Son todos los libros relevantes sobre la Familia Hellsing, Dracula o Alucard, sobre la especie vampírica y biografías de Bram Stoker y sobre los antepasados y descendencia de Vladimir Tepes III."

Señalo cada columna de libros, desde la ficción hasta la realidad. También sobre la mesa había varios informes listos, un resumen para simplificar lo más importante.

"Ya veo, bien. Gracias por su trabajo. Pueden regresar a sus labores."

No sabía si estoy le podría ayudar a entender al Vampiro, su comportamiento era demasiado anarquista y sádico. Si bien, hasta cierto punto podría controlarlo.

Pero la pregunta era ¿cuánto?

--II-II--

La sala del trono había quedado en silencio, los guardianes sólo miraban al recién llegado esperando su respuesta a la generosa propuesta de su señor.

Ainz sentian aquellos ojos rojos escudriñarlo y por ello daba gracias a no tener piel u otro carácter que pudiese revelar su nerviosismo y preocupación, si este se negaba a, se liberaría una pelea que no estaba segura de ganar. Al ver el poder del Vampiro, sería mejor tenerlo de aliado que gastar valioso recurso de la tumba.

Ante sus ojos y de sus hijos, aquella figura infantil se arrodilló pero en el acto, su aspecto pequeño cambió a un enorme ser acorazado, el metal contra metal resonó en la sala del trono.

La figura ante ellos era impresionante, aquella capa roja y negra ondeaba como si la tragaba de aire de la batalla estuviera presente, por el volumen de su cuerpo pareciera que era del tamaño del guardián del 5to piso, Cocytus paso su mirada por toda la armadura visible.

Shalltear sintió cierta opresión, mientras los gemelos miraron asombrados al que antes eran niño.

Las tres inteligencias de Nazarik levabtaron la vista y ver con sus propios ojos...

"Siendo sincero, no tengo palabras ni para rechazar la propuesta ni para aceptarla, mi mente y lo que queda de mi corazón, dudan de poder tener un propósito pero... si en este mundo existes tú y ellos quiere decir que es emocionante. Sea guerra o paz."

Ainz levantó su inexistente ceja, lo estaba rechazando o aceptando.

El sonido del metal deslizándose puso en alerta a los guardianes y más aún al ver el enorme mandoble, la alfombra roja recibió la pinta filoza.

"Seguiré el camino hasta el final."

Una sonrisa torcida se figuró en los labios del Vampiro mayor.

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