Parte 6

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En medio de la habitación se encontraban sentados delante de uno y del otro los individuos con mayor autoridad en el país, cada uno había terminado de leer los recientes informes sobre la invasión a su nación por parte de dos simples individuos.

El leer el informe les había causado un enorme temor, sus tropas estacionadas en diferentes puntos había sido aniquiladas en solo un par de horas, los sobrevivientes que había logrado escapar de aquel infierno parecían perdidos, ensimismados e idos, sus mentes estaban rotas y la magia no había logrado hacerlos entrar en razón, solo se mecian en posicion fetal hablando solo incoherencias que preocupaban a los Cardenales.

Los reportes hablaban de una bestia devoradora de hombres, de un hombre en armadura negra que hacía de su mera diversión el perseguir a todo habitante y empalarlos como una exhibición grotesca, adorando cada grito y rostro de agonía de su víctima.

También se hablaba de una mujer de vestimenta morada u rojiza, con encajes y un pequeño parasoles, su cabello era blanco mientras que del caballero era de un tono negro.

Ambos pálidos de ojos rojizos al tono de la misma sangre.

El informe hablaba de que pronto llegarían a la capital de la Teocracia.

Los Cardenales había ordenado el retiro y estación de tropas extras en los caminos principales, los pueblos y villas pequeñas habían quedado desoladas y todo ser humano había sido reclutado a pelear, solo los infantes habían sido resguardados bajo las Iglesias donde serían protegidos por sacerdotes y caballeros para mantener un legado vivo.

Pero con ese informe se daban cuenta que las medidas tomadas no servirían de nada, su invasor disfrutaba de la búsqueda y la caza.

"¿Donde están ellos?"

La voz del cardenal del viento tembló, la sola idea de que esos dos no serían suficientes para detener la monstruosidad que se aproximaba, le aterraba.

No quería morir.

Y aunque lo lleguen a considerar un cobarde, él sabía que sus iguales pensaban los mismo.

No deseaban morir.

Su fe les había llevado lejos en este mundo, ellos eran hombre de los Dioses y con ellos tenía una misión que cumplir.

" Están en el frente, esperando su llegada."

Respondió con naturalidad.

Todos guardaron silencio, no había más que decir, solo el rezar porque sus campeones lograran la victoria.

--II--II--

Al llegar a la primer ciudadela se sintió dichoso y nostálgico, su aspecto era similar a su vieja tierra natal, la piedra, la estructura, las iglesias, todo ello le recordaba una vida pasada tan lejana que el recuerdo era un hilo nebuloso, casi olvidado.

Camino por el lugar hasta adentrarse al centro de lo que parecía la plaza, el sonido de la punta de la espada siendo arrastrada por sobre la piedra era tan audible que el eco iba más allá de las paredes, sus pisadas parecían fantasmas mientras su armadura hacía un leve cachin-chachin anunciando la muerte.

Detrás de él venía a pasos elegantes y refinados la vampiresa conocida como Shalltear, aquella pequeña mujer no-muerta guardián de la Gran Tumba estaba molesta, cansada de perseguir a esos bastardos que años atrás le habían hecho hacer la herejía más grande contra su amo y señor, contra el hombre que amaba.

Alucard clavó su espada en el piso de piedra, leves grietas se formaron hasta tomar vida propia y de entre ellas emerger un líquido rojizo y negro, llantos eran audibles como si la tierra misma llorará desgarradoramente.

Overlord + HELLSINGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora