Overlord + HELLSING

Parte 4

Habían pasado un varios de días desde que llego a este mundo, aunque al principio el vampiro intentaba constante mente acercarse a él de una manera algo inapropiada. si no fuera por sus experiencias previas donde Albedo y Shalltear lo habían intentado, Ainz no se hubiera dado cuanta de las intenciones con él.

Concurridamente pensaba en ella, en Shalltear en su raza vampirica de sangre real y el como ella se acercaba a él con esas intenciones e insinuaciones.  - Conociendo a Peroroncino, ella debía tener ese tipo de gustos. - Aunque al principio le daba por su lado ignorando o tratando de ignorar esos actos, pero con Albedo se sentía un poco incomodo - principalmente porque él tenía la culpa- considerando que no podía responderles, si lo pensaba con detenimiento, ella, Albedo era la mujer perfecta.

Pero había un problema... Ainz no sentía lujuria o deseo sexual por ellas.

Esa era la ventaja/desventaja de ser un no muerto entre otras cosas, si hubiese llegado al nuevo mundo con otro cuerpo, a saber que es lo que hubiera hecho.

Otras ventajas de ser un no-muerto era el poder vivir mil, diez mil, cien mil años o hasta que alguien más fuerte viniera a matarlo. Otras más era el no sentía hambre, sueño, cansancio o frio, pero tampoco sentía en general nada. todas sus emociones desaparecieron, todo apetito y/u deseo que las razas puedan sentir.

Como no muerto, su raza eran seres que odiaban la vida pero él no sentía eso. Él podía odiar, como su raza lo permitía, pero no sentía odio a seres que no podían dar ni si quiera una resistencia a él. Más bien sentía algún tipo de lástima por ellos, por que tendría que matarlos al no doblegarse ante su poder y rendirle culto, así como los guardianes deseaban.

"Cortar la mala hierva"

Se dijo así mismo mientras caminaba por el amplio pasillo sin hacer ruido alguno gracias a la alfombra.

Su recorrido le llevo a un pasillo dónde en ambos lados de la pared colgaban cuadros, más exacto pinturas y fotos, tanto en blanco y negro como a color. Cada una de ellas era más curiosa que la anterior. Sus tamaños variaban según el personaje en ella. Hombres, mujeres, niños todos ellos ya sea solos o en grupo, la vestimenta iba cambiando por época. Ainz se detuvo en un cuadro en particular, este era enorme de 2m de altura x 1.80m de ancho, la persona en ella era una mujer pálida con ropa rara.

Ainz se rio y se alzo de hombros, no era el único que vestía de manera extravagante.

Con ello siguió su camino.

Ya había caminado varios pasillos, todo ellos inspeccionándolos de manera detallada, memorizando el regreso a esa habitación polvorienta.

Su camino, le llevó a otro más, pero este ya no era alfombrado ni tampoco era piso de madrea, sino mármol blanco que se extendía y al parecer le llevaba a algún tipo de jardín, podía oler el fresco de las plantas, las flores e incluso la humedad del aire.

Al llegar pudo ver que el jardín estaba descuidado o más bien abandonado, seria mejor decir. La yerba había crecido por todos lados y le daba un aspecto lúgubre al lugar.

(Tengo esa sensación de cansancio otra vez... Aunque estoy mas preocupado, debo regresar a Nazarik. no quiero imaginarme como estarán los guardianes al no verme, además... ¡No sé como regresar! ¿Por que me pasan estas cosas a mi? Primero lo de Yggdrasil a ese nuevo mundo y ahora que todo esta en 'paz' pasa esto. Alguien me odia.)

Si tuviera cabello en este momento se lo estaría jalando de manera demencial.

La información que tenia era, en si, obsoleta pues esta no era relevante en encontrar una forma de regresar. Sabia que estaba en 1999, Londres y que esta mansión perteneciente a los Hellsing y estaba abandonada. También que la historia que sabia era como sacada de un libro de terror, algo que le encantaría a Tabula Smaradigna.

Si mal no lo recordaba, Drácula de Bram Stocker era una de las novelas más famosas y emblemáticas, así como considerada de culto, de su época.

(Tal vez, esta vez si estoy muerto. jajaja)

Era absurdo pensar que estaba metido en un libro.

"¡JAMÁS!"

Libero su aura de muerte, matando con ello todo lo de su alrededor.

"¿Por qué tan enojado?"

Una sombra salió de la oscuridad, esta comenzó a materializarse delante de Ainz. Era Alucard quién rendía una venia a él.

Podía ver como se inclinaba delante él, le había dicho que era un Rey y lo tomo muy bien. Un Gobernante de la vida y la muerte, dijo después de que Ainz se presentará bajo sus títulos. 

Ainz solo lo miro con aquellos ojos rojos y brillantes, por una parte no deseaba hablar con él ya que nunca iba su diálogo a información útil. Por otra parte... Estaba solo en esa maldita mansión.

Pareciera como si se estuviera burlando y eso no se lo permitiría, siendo el gobernante de Nazarik, él estaba por encima de todo y de todos incluyendo los reyes que estaban apunto de inclinarse ante su poder.

"¿Ya te has aburrido de jugar?"

Dijo a la vez que seguía mirando hacia delante.

"Yo no estoy jugando, solo he estado haciendo algunos trabajos."

Hablo con simplezas, en sus palabras no había mentira alguna ya que su ausencia era por el hecho de estar buscando pistas de su siguiente objetivo. en el último encuentro los ISCARIOTE se habían entrometido en su misión, en el complejo que había sido totalmente atacado por vampiros que eran de un nivel tan bajo pero que sino eran controlados podían causar desastres molestos. Pero... en ese enfrentamiento con Alexander apareció el ser que estaba delante de él, admitiría, sin pensarlo, que era impresionante. Tanto que no tenía palabras para describirlo.

Un ser como él era inimaginable.

Rastrear el origen de esos vampiros le dio bastante información de su objetivo - más aún de esa persona - que por tanto tiempo había buscado. al fin podía darle paz a la familia de esta mansión, si tan solo hubiese estado activo en ese momento, las cosas habrían sido diferentes y la casa estaría viva.

Cuando Ainz estuvo apunto de hacer otra pregunta pudo ver una sonrisa ancha en la cara pálida del vampiro, sus ojos brillaron de una manera tan viva que podría pensar que estaba listo para la batalla.

Ainz resoplo, no veía nada bueno en esa expresión.