Capítulo 4

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Parte 1

Lloraba tan desesperadamente que no sabía si era por el miedo o por la amenazante mirada que la Ministro y Supervisora de los Guardianes le dedicaba, aquella mujer de finas, sensuales y delicadas facciones tenía una mirada asesina.

Si sus ojos apuñalaran de seguro ya hubiese hecho picadillo a la sirvienta de turno, ella de delicadas facciones había mostrado una horrenda expresión al llegar ante ellos, que para fortuna - e infortunio de la mujer- los tres estaban juntos hablando sobre los próximos planes del Reino Hechicero y el como habían descubierto a los infiltrados en E-Rantel.

A ninguno de los tres les pasó por la mente cual era la causa de aquella terrible expresión en la cara de la mujer, sino que ella misma se tiró al piso pidiendo clemencia al decir las palabras que eran un sacrilegio para toda Nazarik.

Solo un par de palabras eran tabú, el solo mencionarlas podía causar un Apocalipsis.

"¡¡¡Ainz-sama no está, no estás, no está por ningún lado!!!"

La mujer había gritando con desesperación, un sentimiento que venía desde el fondo de su alma y corazón.

Los tres le miraron incrédulos desde el principio, los tres se miraron el uno al otro.

Con toda la elegancia de un caballero el Demonio se acercó a ella, le ofreció la mano e hizo que se levantará, le pido con una suave voz que retomara la calma y que con esta misma le explicara que era la que había pasado.

A cada palabra que la sirvienta decía los tres se mostraban escéptico creyendo que era una mala broma de la mujer y que si fuera así terminaría en la orca por su mal gusto, pero a conforme los segundos pasaban el corazón de los tres les hacía sentir un mal presentimiento.

Dicho y hecho cada uno se dirigió a diferentes sitios mismos que eran comunes para su amo, si bien ya habían sido puestos a prueba en esto aquella vez que el Ser Supremo y Gobernante de Nazarik se había hecho pasar por muerto en la fingida batalla contra Jaldabaoth y lo que se esperaba era una reacción por parte de todos que si bien esta información -de la supuesta muerte- solo lo conocían tres personas: Albedo, Demiurge y Lupusregina.

Pero ahora ninguno se le había avisado de tal hecho, Pandora había sugerido el no correr la voz de que Ainz, su creador, había desaparecido. Demiurge conforme con aquella decisión recibió una bofetada por parte de la sucubo que con gritos desesperados le exigía reunir a todos para hacer de su mero conocimiento la desaparición del último supremo, y así buscar en cada rincón del maldito planeta a su amado.

Claro estaba que el demonio entendía los sentimiento de su compañera e incluso el estaba al borde del colapso, de entrar en un lapsus de negación por su negligencia pero sobre todo se sentía asombrado de como Actor de Pandora se mantenía sereno y calmado.

Tal vez era un mal augurio que el NPC creado por el líder gremio se mantuviera sereno, tan calmado que ponía los bellos de punta del demonio, se hacía mil preguntas en la mente de como podía hacer tal cosa.

Lo que en verdad no sabía ese demonio era que la mente del tesorero estaba entrando en un estado de paranoia, de terror e incluso al borde del suicidio.

Pandora... para Pandora Ainz no solo era su creador, era su padre y el ser más amado para él. Daría su vida por él y solo para él, la demás Nazarik podía irse al carajo.

Trataba de mantenerse sereno pero en su mente comenzaba agritar a los cuatro vientos por su amado padre, preguntándose que planes tenía y el porqué no le había notificado de esto.

La última vez que hablaron fue sobre una misión de infraganti en las Ciudades-Estado.

Para cuando logró caer en razón y sentir como si hubiese recibido en el cuerpo agua helada, las ideas en su cabeza comenzaron a tomar forma.

Podía ver Albedo golpear a Demiurge un par de veces como si fuese un drama mal escrito, pues la mujer exigía actuar ya y dar aviso a todo el reino de su desaparición, trago saliva y llamo la atención de los demás.

"No lo hagas" dijo con una calma en la voz que incluso le sorprendió a él.

"Si damos aviso de su ausencia, las naciones aledañas podrían tratar de invadirnos o lanzar ataques de provocación. Lo cual sería tonto si conocen el poder de los subordinados de mi Pad.... de Ainz-sama." Trago saliva de nuevo. "Mejor comuníquese con los demás guardianes, que les entreguen un reporte de la situación en sus bases, hay que doblar la guardia de las entradas, llevar más soldados a Villa Carne sin que sospeche la niña."

Demiurge miraba asombrado al tesorero e incluso la Súcubo había guardado silencio y dejado de golpear al demonio, ambos asintieron.

"Yo..."

Allí fue cuando NPC guardo silencio.

--II--II--

Las bulliciosas calles de la plaza principal estaban llenas de todo tipo de gente o más bien -y sería más correcto decir- razas, desde su fundación el Reino no había tenido la aceptación que deseaba pero a conforme pasaba el tiempo y más aún después de la noticia de que el Rey Hechicero, Ainz Ooal Gown había derrotado al Emperador Demonio Jaldabaoth, la nación se hizo más famosa y muchos seres buscaba la protección del mismo -asi como una vida más cómoda, siendo reconocido el Reino como la tierra prometida-, todo eso a cambio de su lealtad.

Y tal vez algo más pero eso no importaba ya que al llegar a la tierra de leche y miel sus miedos infundados desaparecían, ver jalar las carretas por no-muerto podía causar terror pero al reconocer que estos eran inofensivos -siempre y cuando no los atacaras- los hacía ver como simples caballos.

Gran parte de la seguridad del Reino Hechicero caía en manos de los No-muertos creados y comandados por el Rey, así mismo los integrantes de la seguridad pública era las diversas razas que lo conformaban, estos mismos habían recibido un arduo entrenamiento y el conocimiento necesario -asi como las advertencias- que debían tener de su nueva profesión. Muchos de ellos se sintieron bendecidos de su nueva labor, misma que consistía en ordenar, ayudar y vigilar a los recién llegados.

Vigilancia, papeleo, un poco de administración y seguridad pública.

Si bien, gran parte de la administración era realizada por la Ministro Albedo pero su labor iba más allá de los civiles, algunos lychs podían encargarse de ello pero su razón y lógica no era la misma que la de un ser vivo, ellos eran fríos y tal vez perfectos pero no entenderían a las razas que fuesen llegando.

Así que se optó por emplear ciudadanos.

Con la nueva administración y la llegada masiva de nuevos ciudadanos era normal que las naciones vecinas intentaran entrar como 'refugiados', así mismo creyendo que lo lograrían sin levantar sospecha alguna pero lo que no sabían es que su entrada al reino era apropósito.

Así mismo, los mismo ciudadanos notificaron la presencia de hombres y mujeres de comportamiento extraño, informes que llegaba a Momon en sus reuniones con el pueblo.

Momon, el héroe de la oscuridad y su compañera Nabe, la hermosa princesa seguían siendo una sensación en las calles, en la boca de la gente  y de todo recién llegado. Los aventureros de menor rango aún aspiraban a ser como el o en un caso más realista, acercarse un poco a su nivel.

Paseando por las calles junto con la hermosa princesa, un Dopple-Momon se encontraba bajo la mirada de todos, listos para encontrarse con el jefe de Gremio y el Rey.

Overlord + HELLSINGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora