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El mundo se había movido de nuevo.

Ramposa III del Reino de Re-Estize acaba de escuchar la declaración de guerra que el Reino Hechicero de Ainz Ooal Gown le había hecho.

Por medio de la presente:

Se le hace llegar a manos al Rey Ramposa III de Re-Estize los documentos firmados de las declaraciones de los mencionados [....] en el cual dieron fe y testimonio del ataque a una caravana de refugiado procedentes del Reino Santo con destino al Reino Hechicero, durante su paso eran escoltados por los legítimos aventureros [....], los cuales fueron emboscados por los aldeanos de las áreas cercanas, donde los nobles de las casas [....] se les hace responsable de tal ataque tan brutal a gente inocentes, desarmada y esperanzada a una vida mejor.

No obstante, una brigada de cerca de treinta integrantes portadores de la armadura de soldados oficiales de Re-Estize, lanzaron un ataque brutal donde murió el último aventurero de pie, [...], así mismo se da a conocer que las Rosas Azules trataron de detener el ataque de los aldeanos y soldados de los cuales como prueba se a enviado [...] para no dudar de la palabra del consejo y menos del Rey Ainz Ooal Gown, soberano absoluto de E-Rantel y sus alrededores.

Entre más escuchó el Rey más sentia ganas de vomitar, lo último que quería era esto.

Todos los nobles habían sido citados en el Palacio del Rey, cada uno a cada palabra dicha por el mensajero del Reino Hechicero les hacía poner la cara blanca, un sudor frío les recorría la frente y espalda.

¿Por qué les pasaba esto?

El mensajero era un soldado humano que era escoltado a su vez por dos esqueletos caballero de bajo rango, estos había pasado junto al mensajero en pro a su seguridad y aunque la principio se negaron a dejarlos entrar, Nuir al decir el porqué eran sus escoltas había dado un golpe al orgullo a quienes les impedían el paso.

No atacarán a nadie, solo lo harán en caso de que mi vida corra peligro.

Fueron las palabras dichas por el mensajero a la guardia del reino y el palacion.

Y en el caso de que lo hagan, pueden tomar mi vida.

Y con eso había dicho la verdad.

Con esa declaración Zanac confirmo un par de cosas:

- Los habitantes del Reino Hechicero confiaban plenamente de su Rey y de sus criaturas no-muertas.
- El Rey se preocupaba de todos sus habitantes.

Pues ¿Quien no les decía que en un arranque de locura, los nobles aquí presenten no se lanzarían contra el mensajero?, total si ya estaban hundidos en la desgracia el echarle más tierra al hoyo no les afectaría más o les beneficiaría. No ganarían nada, la muerte ya estaba segura y encima de todos.

Por un momento miro a su padre, el anciano tenía un semblante horrible, lo entendía desde el fondo de su corazón pues Zanac en su momento pensó en abrir una discusión de beneficio mutuo con el mismo Rey para sacar a su nación de ese meollo de cloaca en que se había metido.

Pero... al parecer eso no pasaría nunca.

Estos... inútiles delante de él, lo habían echado todo a perder.

Ahora entendía el porqué Jircniv impulsaba los dones natos de las clases bajas, el porqué había acabado con la nobleza inútil, corrupta y estorboza. Ahora entendía el porqué el Rey Ainz Ooal Gown reclutaba a todo ser de brillantes dotes y habilidades.

Cuando ya finalizaba la lectura del mensajero, Zanac ya había acabado de analizar sus pensamientos.

Por último, se entrega esta carta de guerra donde las naciones aledañas aceptan el conflicto y lo aprueba, así mismo se declaró que el Reino Hechicero irá encontra aquel que le asilo a los habitantes del Reino de Re-Estize sin importar su estatus. Por ello igual cada nación acepta el no dar asilo a nadie.

Los nobles estaba sorprendidos, ninguna nación les daría asilo.

"¡¡ Esto es un...!!"

Recibió un golpe en la cara antes de terminar de hablar.

"Son idiotas."

Raeven de mantenerse callado e inmóvil, al fin hablo.

"No podían mantenerse callados y sin hacer nada estupido ¡¡¡Les era difícil hacer eso!!!"

Todos los miraron y cuando algunos intentaron renegar a las palabras del Conde, este les miró de manera amenazante.

" Ahora entiendo el porqué Baharuth quería conquistar esta nación, nos son más que bastardos con suerte, si habilidades, idiotas y corruptos. Le han dado la oportunidad a un ser que con solo levantar la mano destruir la nación, solo serán un ejemplo para que el mundo tiemble a sus pie."

"¿Serán?"

Zanac habló, las palabras del Conde eran duras pero ciertas.

Raeven lo miro por un momento.

"Si, pues a decir verdad... ya no soy Residente de Re-Estize desde hace casi un año."

"¡ERES UN MALDITO TRAIDOR!"

Grito otro, algunos estaba en shock por las palabras del Conde y aquellos que lograron reaccionar lanzaron insultos hacia él.

"Digan lo que quieran, me importa un carajo."

El Conde trataba de mantenerse tranquilo y sereno, la verdad nunca había sentido tantas ganas de gritarles a estos alcornoques todas sus verdades, incluido al Rey Ramposa. Ese anciano había llevado el Reino a un declive sin vuelta atrás, no se arrepentía de echar mano a Zanac lo creyó y cree en un buen prospecto a Rey, pero ahora no valía la pena.

Seria un Rey de nada.

"Si creen que iba a dejar la seguridad de mi familia y de mis residentes en sus manos, están pero muy equivocados."

Raeven acomo su ropa, ya no debía estar aquí solo había venido y escuchado esto por mera cortesía hacia Zanac.

"Bien."

Nuir miró el como ahora los nobles se miraban con ganas de destazar al Conde, no podía permitirlo.

"Yo e cumplido con mi trabajo, me retiro." Dijo a la vez que lanzaba las cartas a los pies de Ramposa.

Nadie dijo nada, el mensajero tenía en el rostro una sonrisa torcida. No escondía su oído hacia el Rey.

" Igualmente yo me retiro."

Raeven se dio la vuelta y camino había la puerta, seguido de él, el mensajero giró sobre sus talones y entonces hay lo vio, ese maldito bastardo lo miraba con una expresión entre sorpresa y odió, Nuir sin quitar aquella sonrisa torcida le guiño el ojo. Los caballeros no-muertos le siguieron dejando solo a la vista de la nobleza solo sus espaldas.

En las afueras del Palacio yacia Raeven tratando de tomar lo más posible de aire puro, si bien, extrañaría un poco este lugar y sus largas, productivas y extensas charlas con Zanac. Él ya había cumplido con su deber como ciudadano de Re-Estize al intentar que el reino no cayera, una risa brotó de él al pensar que iba o había intentado salvar este reino de inútiles.

"Pensarán que esta loco"

Bajo por las escalones hasta quedar a la par con el Conde.

"Vendí mi alma al diablo, estoy loco."

"No debería decir esas cosas."

Una sonrisa amable se esbozó en sus labios.

"Usted solo vio por la seguridad de los suyos, así como yo lo hice por los míos."

Raeven se sintió menos culpable con aquellas palabras.

"Es hora de irnos"

Con aquellas palabras Raeven, Nuir y los dos caballeros desaparecieron ante la vista de los presentes.

Overlord + HELLSINGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora