Parte 7

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"¡¡¡AAAAAAAAHHHHH!!!"

El choque por la retaguardia era inminente, mientras los refugiados del Reino Santo quería huir, los aldeanos de Re-Estize les atacaron sin piedad.

Ya era tarde, algunos de los refugiados habían respondido tarde a las agresiones y más aún los ancianos que eran acribillados sin piedad alguna. Otros más lograban mantener el equilibrio y lograr decapitar o cercenar algún miembro de sus atacantes, que furibundos no cesaban de sus intenciones asesinas aún al ver a sus compatriotas caer.

Mientras en el bosque los ogros se daban un festín, el cadáver de Nil era arrastrado a las profundidades junto a mujeres y niños moribundos, estos últimos serían guardados para una merienda más tarde.

Los refugiados que no habían logrado entrar al bosque eran perseguidos por las bestias en una cacería cómica, otros más traban de matar a los ogros lo cual era imposible, lo único que lograban era morir con el cráneo aplastado.

Sam temeroso, pues nunca había matado a otro humano, sintió como la cuchilla se resvalaba de sus manos, ya había agotado todo su arsenal de posiciones que mantenían a raya a sus atacantes.

Espalda contra espalda los refugiados trataban de cuidar sus puntos vulnerables, no tenían una armadura o arma adecuada para defender, sabían que pronto iban a caer, no obstante sabían que por lo menos en este caso podían hacer algo para defenderse. Uno de los hombres cansado y armado de valor elevó la espada dejándola caer en una trayectoria recta y limpia impactando contra la cabeza de un aldeano, al retirar la espada el brote de sangre llegó a cubrir su cara.

Cerro los ojos e intento limpiar ese líquido carmesí, apenas abrió los ojos su vista borrosa le dejó ver el como uno de los aldeanos lo atravesó con uno de esos rastrillos de paja, sintió el cálido líquido bajar por su pecho. Ni siquiera había podido emitir algún quejido, solo se desplomó en el suelo.

Dio varios pasos atrás, su atacante no dejaba de darle golpes con una especie de mazo, la espada mellada ya no era suficiente para defenderse o atacar, solo quedaba el correr pero antes de dar siquiera un solo paso cayó de espalda, un obstáculo carnoso le hizo perder el equilibrio. Al reaccionar se dio cuenta que había caído sobre el cadáver de uno de sus congéneres con el cráneo destrozado. Trato de levantarse temeroso de tener un final similar.

Solo escucho el grito de su atacante antes de ser golpeado en el pecho con aquel intento de mazo, la primera vez le hizo escupir sangre, la segunda vez sintió como algo dentro de si se había roto y buscó por todos los medios el obtener aire, la última vez el impacto le reventó el pecho, destrozando las costillas y perforando los pulmones. Un grito ahogado por su propia sangre muy apenas pudo salir.

Ruth había logrado quitarse a unos cuantos de encima, usando sus [Artes Marciales] pudo resistir el pelear con tantos adversarios y aún así no había estado a salvo de sentir el filo de sus armas.

Estaba agotado, segundos atrás había intento beber una poción de recuperación pero el embiste de un tipo gordo lo había hecho tirar el frasco, le dolía el brazo derecho muy apenas podía alzarlo para protegerse con el escudo.

¿De dónde sacaban tanta fuerza?

Lo desconocía y maldecia, era obvio que los superaban en número.

¿Cuantos ya había matado?

No lo sabia, ni siquiera se había puesto a contarlos. No había tiempo para esas actitudes competitivas.

Jadeo pesadamente al verse libre de enemigos.

Busco con la mirada a su compañero pero este había sido tragado por un enjambre de aldeanos, no había espacio si quiera para verlo, solo su mano alzada le indicaba que él estaba ahí.

"¡¡¡SAAAAAAAM!!!"

Corrió con todas sus fuerzas, tomo la espada mellada y con impulso la lanzó directo a la espalda de uno de los aldeanos, esta cayo de rodillas. La tomo y saco abruptamente de la espalda del muerto, la elevo de nuevo y corto la espalda de otro, de nuevo ejecuto ese acto un par de veces hasta abrirse paso hasta el centro del tumulto de gente.

Hay su amigo yacia sostenido por las manos de hombres jóvenes y ancianos que lo había apuñalado hasta sacarle las vísceras, Ruth anonadado por tal imagen grito furioso, iracundo buscando alejarlos a todos ellos con el filo de su espada.

Y a todo aquel que se negaba soltarlo... les corto de un tajo brazos y/o cabeza.

[Cristal Wall]

Un enorme muro le apartó de sus atacantes, Ruth dolido tomo a su compañero, o lo que quedaba de él, en brazos.

[Cristal Lance]

Aquella lanza se incrustó en el suelo haciendo que los aldeanos de Re-Estize se alejaran de un grupo de hombres medio moribundos que muy apenas podían sostener sus espadas, varios levantaron la vista y su sorpresa fue ver a una niña flotando en el aire.

[Maxima Magic- Triple Cristal Lance]

Observaron como varias de esas cosas le rodeaban y en como en un momento las lanzó contra ellos, estos retrocedieron.

Los pocos refugiados sobrevivientes se escondieron detrás del muro.

De nuevo invoco su hechizo pero esta vez lo lanzó encontra de los ogros restantes, cuales habían caído al ser atravesados con las lanzas.

Evileye, había llegado tarde.

Lanzo un hechizo más al aire, una luz roja indicando a sus compañeras sobre el peligro.

--II--II--

"¿Que es lo que pasa?"

Un hombre de traje negro con el yelmo de hierro que cubría su rostro, llamó a otro que llegó corriendo desde las líneas de ataque.

"Las rosas azules han llegado" dijo.

Aquel que era su capitán lo meditó un poco, solo faltaba poco para que la caravana del Reino Santo fuera aniquilada en su totalidad, los cardenales no habían previsto que el Reino de Re-Estize enviaría a las aventureras.

"No importa, ataquen las igual." Ordenó.

Aquel soldado asintió y se retiró.

El equipo enviado por la Teocracia Slane era lo suficientemente fuerte para llevar acabo esta misión, además los ogros habían hecho casi todo el trabajo.

"¡Que se preparen los demás!" Grito, todos los voltearon a ver y sintieron a sus palabras. "En cuando los escuadrones asignados salgan al remate, nos retiraremos."

Ocho equipos habían sido preparados para rematar a la caravana y dejar en claro que Re-Estize los declaraba traidores, además de invasores.

Todos habían comenzado a moverse.

--II--II--

"¡Maldición!" Se dijo Evileye al ver que los aldeanos no huían, en cambio se dedicaban a atacarla e insultarle.

Esquivo todo lo que le arrojaban, debajo de ella y con la protección de varios muros de cristal se encontraban los supervivientes refugiados, todos mal heridos, moribundos a punto de desfallecer. Evileye lanzó un cuarto ataque con la misma intención de antes, hacer retroceder a los aldeanos pero estos no cedían. Miro por un momento su retaguardia, hay a lo lejos se podía ver a sus compañeras cabalgar con toda la fuerza del caballo.

Overlord + HELLSINGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora