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—¿Te sientes cómodo al quedarte aquí? —me separo lentamente de sus brazos.

El me observa casi inexistente.

—¿Por qué no debería estarlo? —sonríe de medio lado.

—No lo sé —miento, sí, sí lo sabía.

—Bueno iré a tomar una ducha —se retira nervioso. Evita la conversación.

Cuando Aster estaba a mi lado parecía como si no tuviéramos nada que decir, como si no supieramos hablar, todo era confuso y una oración pasaba a ser una frase de dos palabras.

Me acerco y enciendo la televisión de la cabaña y justo estaba mi padre hablando en la tele. Durante un tiempo dudé en verlo, me daba miedo como habían transcurrido las cosas.

Mi corazón se aceleró pero decidí ver lo que decían.

- ¿Es cierto? ¿Mató a su propio hijo?

- soy incapaz de poner una mano sobre mis hijos. A mi hijo lo mataron aquellos que querían dañarme y este rumor me hace víctima una vez más en mano de esa gente.

Me sorprendió como mantuvo la calma , mintió sin miedo , hasta yo me lo hubiera creído si no fuera su propia hija.

- ¿Su hija mantuvo una relación con su propio hermano? ¿Que opinó usted al respecto? ¿Cómo llegó a suceder todo ?

- mi hija nunca estuvo involucrada con su hermano de esa manera. Ellos eran muy apegados, se apoyaban mucho por la muerte de su madre y puede que se halla malinterpretado ante la vista pública.

Al escucharlo recordé a mi madre, no puedo evitar preguntarme ¿Qué pensará de esto?

De lo que se ha convertido el hombre que tanto amó o simplemente en lo que se ha convertido su hija.

La televisión se apaga y cuando vengo a ver ya no tengo el control remoto en mis manos.

—¿Qué haces?— lo miro molesta.

—Mejor no veas eso —me agarra de la mano—  Ven, veamos una película —no entiendo quién es este hombre.

—Hace unos segundos te ibas a bañar —elevé una de mis cejas.

—Hace unos segundos, me arrepentí, puedo hacerlo después.








La noche se mantuvo tranquila. A cada segundo miraba mi móvil esperando un mensaje de Biller. Entonces lo recordé.

¡Ahora que duerme conmigo puedo investigar quién es Aster Kavanaghan!

Lo observo callada , está dormido.

—No me gusta que me miren mientras duermo —me asusto al sentirlo hablar. Mantiene sus ojos cerrados y eso me inquieta más.

—Yo no...

—Tú sí —tenía razón el muy cabrón.

—Necesito aire fresco —hago ademán de levantarme pero me lo impide.

—Quédate.

Me miraba atento, era como un león.

—¿Para qué? —rompió la distancia en una milésima de segundo, me dejó horrorizada. Estaba actuando raro pero yo seguiría cada uno de sus pasos hasta tener mi oportunidad, jugar en su equipo pero moviendo mis fichas.

Su beso pasa de ser algo tierno a una caricia fugaz. Sus manos se enredan en mi cabello y desprende corrientes eléctricas por todo mi estómago.

Estoy extasiada , en un vaivén de emociones. Las caricias y los besos se intensifican.

Fingir pasa a un segundo plano cuando recuerdo que yo también deseo esto, mi subconsciente lo sabe y se deja llevar.

Nuestros cuerpos acaban en un baile lento pero profundo y en menos de lo que se espera estábamos desnudos en la cama , abrazados , como estás parejas que se aman demasiado y después de un polvo deciden mantener la plática.

—¿Qué estamos haciendo ? —no lo observo, solo me refugio en sus brazos.

—Yo solo me dejo llevar —acaricia mi pelo con la llema de sus dedos.

Aún está cálido a su lado ¿cómo una persona tan fría y fugaz puede transmitir tanto calor y protección?

A lo mejor era el momento o mi debilidad pero a su lado no me sentí como un pequeño monstruo.

—No te dejes llevar. Somos algo peligroso, tú eres el fuego y yo la gasolina, juntos no pegamos de buena manera.

—Lo sé, pero ya te lo dije , solo me dejo llevar —¿A qué se refería con eso?— No te compliques.

—¿Quién eres? Cuéntame algo de tí —finjo interés del bueno  en busca de alguna información.

—Soy Aster Kavanaghan hijo de Adam Kavanaghan. Nací en Moscú, Rusia.

¿Adam Kavanaghan? Ese nombre me suena.

—¿Algo más? —sonrío.

—Conozco a una chica que tiene una constelación en su piel —asiento sus dedos rozar mi espalda , sé quién es esa chica.

Lo observo callada.

—No me siento orgullosa de eso, si no sabes de ello solo vez muchos lunares regados por mi espalda sin sentido alguno —sonrío.

—No importa pelirroja, son especiales  —me abraza y envuelve su cabeza entre mi cuello.

No me muevo, no resisto , me dejo llevar por una ola que me entrega a los brazos de Morfeo.



No me muevo, no resisto , me dejo llevar por una ola que me entrega a los brazos de Morfeo

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