IV

91 23 8
                                    

[Miércoles, 9:00 AM]

.... desconocido

La noche en mi habitación pasaba de manera tediosa. Tenía mil cosas en mi cabeza.

¿Quién será?
¿Quién será?

Me repetía una y otra vez. La imagen estaba constantemente y eso me molestaba.

¿A tí qué no te molesta? -me cuestioné

Doy un salto hacia la cama y mi compañero de habitación se asusta.

—¿Quieres parar? Me tienes de los nervios —refonfuña

Mi cara era de pocos amigos. Y tenía los ojos rojos, mi cuerpo temblaba y mi mente volaba.

—¿Quién? —lo miro finjiendo una sonrisa.

—¿Cómo que quién? Pues tú —aclara lo obvio.

—No es eso ¿Quién? —su cara era de una total confusión.
—¿Que quién te lo pregunto? —finalmente suelto unas carcajadas por la cara de tarado que se le había quedado.

—Eres un idiota —salta sobre mí y comienza a jugar conmigo.

—Apartate de arriba de mí, no quiero contraer sasna —sigo bromeando

—Sasna tienes tú en el...—suena la puerta de repente.

Jorge va a abrirla. Sí, se llama Jorge...Jorge Stret. El subcapitán del equipo de fútbol de la Universidad. Un buen chico la verdad, si no fuera porque conozco sus mañas diría que es el chico perfecto. Pero yo no vine a esta Universidad a hacer amigos y menos a ser amable.

—¿Qué esperáis? —la señorita Dripton, maestra de matemáticas, rubia sexy y chantajeable profesora.

La señorita Dripton era una de los maestro de la Universidad que ya tenía a mi favor. Solo me bastaron pocos días para saber cada uno de sus débiles temas.

—Ya vamos belleza —le paso por al lado y le toco un mechón de su cabello rubio.

Veo como coquetea conmigo y Jorge se ríe. Menuda tía ¿Desde cuándo no le hacen trabajos buenos allá abajo?

....

El turno de matemática con la señora Dripton era uno de mis turnos favoritos, amaba las cuentas. Vivía de ello.

Y ahí estaba ella. Su cabello rojizo era sin duda aún más lindo a la luz del día. Pequeñas pecas en su rostro y UN HORRIBLE CARÁCTER...

—Señorita O'conell, se pide permiso antes de entrar —replica acomodándose los lentes.

—¿Permiso a quién? ¿A la puerta? -cuestiona levantando una de sus cejas. Retando, con ese carácter de mierda.

—Más respetos señorita —el ambiente se estaba poniendo tenso.

—¿Más respetos a quién ? ¿A la puerta? —repite

Y ahí vinieron, las carcajadas de la perdición. Estallé en risas delante de todo el salón, todos voltearon a verme.

Era una chica con un mal plan de hacerse la indomable e incuestionable por eso me daba gracia. Me daba pena su situación y lo ridícula que la veía.

No te hagas, que la ves guapa, además eres igual que ella -mi subconsciente me reprocha

Dirás PEOR QUE ELLA - lo corrijo...bueno, me corrijo.

—¿Se puede saber que le causa gracia señor Kavanaghan? —madre mía.

—pues ver como se la meten doblada "Señorita" Dripton —enfatizo en señorita, esa mujer no era señorita hace décadas.

—A la dirección ¡¡¡LOS DOS!!!

....

La oficina más deprimente que he visto en mi vida sin dudas era la del decano, toda color caca.

—Según vuestra profesora ambos faltaron al respeto y sabotearon la clase —el Decano Rivers era un viejo cascarrabias. Cubierto de canas y un uniforme de rayas y corbata de círculos.
¡Vaya! a tomar por culo la moda.

—Bueno decano resulta que la señorita acá -señalo a mi compañera —le pagan horas extras por ser payasa para los chicos de la Universidad Estatal de nuestro bello y respetado LongBeach.

Sus cejas rojas se contraen y puedo notar con el rabillo del ojo como tensa la mandíbula.

—Pues yo no tengo culpa de que tus escasas neuronas te hagan reír de la nada —rebate

—¿Habla de neuronas la chica que cree que le debe pedir permiso a la puerta? Que irónica eres pequeña —amaba cuando me rebatian con cosas que podía usar a mi favor.

Su delgado cuerpo se levanta de la silla y sale a zancadas de la oficina

—¡Eres un maldito idiota! —da un tirón a la puerta.

Mi vista vuelve a la cara del decano quien nos observa con sorpresa.

—Está media loquita la pelirroja —me encojo de hombros y noto como el director esboza una diminuta sonrisa.

....

—No puedo salir de la escuela, ni perder mis clases y menos por ir a verte —su tono escandalizado me llamó la atención.

—Deja de involucrarme en tu vida de mierda —seguía alterada ¿Qué tan mala puede ser una llamada telefónica?

—Ya te puedes ir a tomar por culo —rápidamente cuelga y se va caminando.

No me sorprenden sus respuestas, es demasiado borde por naturaleza. Lo que si me sorprende es que alguien la quiera ver y encima soportarla ¿Qué ocultas pelirroja?

 Lo que si me sorprende es que alguien la quiera ver y encima soportarla ¿Qué ocultas pelirroja?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Ice Secret's Donde viven las historias. Descúbrelo ahora