Ice Secret's

continuación

          En esta vida nada es lo que vemos a simple vista. Cada uno es víctima de un mejor jugador.
            𝕬𝖘𝖙𝖊𝖗 𝕶𝖆𝖛𝖆𝖓𝖆𝖌𝖍𝖆𝖓

Flecos de cabello negro a la vista y un smoking que no iba con él pero lo hacían realmente guapo. Por un segundo me miró y un cosquilleo se desató dando tirones a mi cuerpo. Sin duda la fogata reflejada en sus ojos era todo un espectáculo.

-horas antes-

Toco la puerta de su cabaña impaciente esperando una respuesta.

No era tan temprano, la practica de los futbolistas ya había pasado y lo raro es que no lo vi. Se supone que se debería estar preparando para un Campeonato.

Abre la puerta aún en pijamas, pantalones anchos , una camiseta que va de la mano con su cara somnolienta y por una vez no pude evitar sentir envidia, joder hasta recién levantado era atractivo.

—¿Qué quieres?  —ya se le fue la magia.

—Por lo menos buenos días ¿Cómo estás Heaven? Bien ¿y tú? Oh pues yo muy bien —comienzo a decir en carretilla y su cara cambia a una de molestia absoluta.

—Vale me estás molestando, buenos días ¿qué quieres? ¿Mejor? —enmarca una ceja. Se levanta de muy mala leche el tío.

—Sí mejor pero bueno solo quería saber si querias acompañarme al campus del campamento a...no se a charlar? —traté de ser lo más amable posible.

—¿Y ese cambio tan repentino? ¿No será porque te intereso
no? —su arrogancia me asquea y no pude evitar ser igual de arrogante que él.

—¿Tú crees que yo me fijaría en ti? —enmarca una ceja pero no hay respuesta de su parte—  ¡Ahhh ya entendí! era broma, tío tienes un humor muy negro —me río.

—Anja vale —cierra la puerta de un tirón pero antes de que finalice pongo la mano.

—Vamos anda no seas así, vamos al campus.

—¿Qué haría yo con un pedazo de creída como tú? Con permiso —me cierra la puerta en la cara y salgo de allí enojada, dando zancadas que no veas.

-actual-

Lo seguía mirando mientras pensaba en su comentario que por más que quiera negarlo, siento como si en el fondo me hubiera dañado.

Pero estaba ahí, viéndolo con una botella de Chateau Lafite 1787 en mi mano. Dispuesta a llevarme el Oscar de la mejor actora juvenil.

Me acerco a él lentamente, mientras él sigue ignorando mi presencia. Toco su hombro y da la vuelta de mala gana.

—¿Ahora qué? —contrólate Heaven.

—Solo...quería disculparme por como te traté —trato de sonar arrepentida, pero juro que hasta yo me lo creí.

—Vale —se da la vuelta nuevamente y yo reviro mis ojos.

—Por favor Aster tú tampoco fuiste muy amable no seas rencoroso anda —vuelve a voltear y se queda callado mirándome, se que estaba loco por decir que sí, en los ojos se le reflejaba.

—Tengo una poderosa razón para que vengas conmigo —digo sonriente.

—¿Cuál? —levanta una ceja y yo levanto la botella— Tienes que estar loca, están prohibidas las bebidas —dice con desespero en un susurro.

—El vino cuenta como fruta en la cena  —no puede evitar soltar una carcajada.

—Vale.

Aster Kavanaghan

Naturalmente era bella, lástima que fuera tan mierda de persona...

Yo no estaba en este país para juegos juveniles, tenía un propósito y ella era el blanco fácil.

Pero todo lo que sucede conviene y yo me iba a aprovechar de eso.

—Y cuéntame...¿Qué te hizo mudarte a Long Beach? —me saca de mis pensamientos y esbozo una sonrisa inocente.

—Sin dudas esta ciudad tiene muchas cosas de mi interés  —tomo un buche más de aquella  botella de vino. Me doy cuenta que a ella ya se le está
enredando la lengua y que la botella ya va por la mitad— Cuéntame ahora de ti —le paso la botella.

—Yo soy una aborrecida Damicela con una vida sin colores —sonríe penosamente.

—Oh vamos debe haber algo mejor que eso.

—No me interesa hablar mucho de mí, no soy interesante —hasta ebria sabía mentir, era increíble.

—Algo me dice que sí. ¿No serás una chica fresa a la cual le gusta hacerse la deprimida para llamar grandes olas de atención? —la provoco.

—No sabes nada de mí, creeme puedo ser cualquier cosa menos eso. Pero cuando digo cualquier cosas hablo en serio.

Ya la botella había llegado a su fin. Heaven malamente podía vocalizar una que otra palabra.  Debo admitir que ebria se veía bastante inocente y tierna. Ya la realidad era otra cosa.

—Pues cuéntame de tu familia —yo seguí claro más que claro.

—Yo... —toma una breve pausa— Yo lo extraño —me había quedado parado en esas tres palabras.

—¿A quién extrañas? —pregunto intrigado y comienza a lo que sería sollozar.

De repente se queda en blanco y luego me mira en un estado de shock.

—Buenas noches Aster, gracias por la noche —sonríe, se para y se va caminando.

Me quedo estático sobre mis pies mostrando demasiada confusión.

Heaven O'Conell

Caminaba hacia la cabaña, tranquila y silenciosamente. Con una amplia sonrisa en mi rostro, casi siniestra. Me mofaba de su cara de intriga absoluta y de lo buena que soy fingiendo estar ebria. ¡Ay mi querido Aster! ¿tan inocente eres?