Ice Secret's

XXXIV

Día 2

Thiago O'conell

El paso de los días había empeorado mi situación. Las cosas en el negocio no estaban tranquilas y mi vida rondaba de periódicos en periódicos. Medio país era espectador de los rumores despertados. Había tratado de callarlos, pero los medios son más intensos que una mujer molesta.

Si mis crímenes salían a la luz toda mi vida estaría arruinada y no es de esperar más. Los políticos roban a diario ¿Quién los castiga? Nadie. Sin embargo, yo no había robado, había matado a mi propio hijo , a mi esposa y estoy entregando a mi hija a las manos de un hombre que da millones por mi cabeza, la única salvación que tenía era que:  Aster era un tipo que hacía las cosas a la antigua. Lleva en la frente la ley de su padre " has las cosas tú si quieres que salgan bien "

Por otro lado Heaven estaba calmada, era una fiera difícil de dominar, aunque no creo que se mantenga así por mucho tiempo. Algún día sabrá quién es su padre de verdad, su doble vida y lo despiadado que fue al matar a la madre de sus hijos, solo porque ella quería alejar a su familia de toda esta mierda.

En estos momentos es cuando deseas volver el tiempo atrás y arreglar ese momento donde todo se torció lentamente.

—Señor —mi escolta se dirige a mi con el entrecejo arrugado, está frustrado. Asiento para darle la palabra— Hemos encontrado al causante del desvío de la mercancía —me levanto de mi asiento— Gracias a una cámara que dejó funcionando su aparente pareja —todo era aún más confuso— Parece una traición. Todo este tiempo hemos estados tras los pasos del hombre equivocado —Aster era inocente— Y él también ha estado tras los pasos del apellido equivocado, su negocio también está siendo destruido —¿El negocio de los Kavanaghan? ¿Pero qué tiene eso que ver conmigo?— Está siendo manipulado por su hermana Ice Kavanaghan, la actual pareja de Damón Sacastiano.

Me paralizo al sentir su nombre.

Damón Sacastiano , el hombre más peligroso que he conocido, capaz de tanto. Los recuerdos me vienen a la cabeza.

Flashback

- un brindis por todo lo que hemos logrado - Adam estira su mano glorioso del gran éxito que tuvo nuestra empresa en común. Éramos ese pequeño grupo de personas que lideraban el mundo.

- cuando estemos en la cima seremos más invencibles que ayer y menos que mañana - Damón mantenía una sonrisa fugaz.

Por otro lado estaba Elena en la cocina, la pequeña Naya Sacastiano aferrada al brazo de su padre y Damón parecía no pedir más, satisfecho con lo que la vida le había ofrecido.

Dos grandes amigos que son como una familia , una mujer y una hija preciosa , un negocio que le daba la vida. Todo lo que un hombre puede querer.

Adam era más empedernido al vino y su mujer una gran aficionada al concepto de vivir sano, todo un show. Las peleas por los gustos alcohólicos de Adam nunca fueron un impedimento para que acariciara con cariño el vientre ya crecido de su mujer. Ella era feliz y su hijo más pequeño, Aster, era un sabelotodo. Tenía una inteligencia por encima de los rangos de su edad y Adam tenía mucha espectativa en él.

Yo por otro lado, tenía aún ganas de comerme el mundo, tenía ganas de más  y mi mujer ganas de tener otro hijo. Estaba bien con mi pequeño Sak, un pelirrojo precioso, sería mi sucesor y el hombre de la casa. Pero como buen esposo, he de satisfacer a mi mujer en muchos aspectos, por lo que la pequeña criatura que se formaba en el vientre de mi mujer era contemporánea al fruto de Adam. En nuestros sueños, las imaginábamos inseparables, estábamos creando un grupo de élite.

Pero todo se torció en el justo momento donde yo quise más, donde yo no me conformé con solo ser una parte del negocio, quería el poder absoluto y como buen avaricioso, terminé arruinando todo lo que estaba a mi alrededor.