Tomo yodo y lo trato de esparcir sobre las heridas. Lo observo por un instante y me encuentro con sus ojos fijados en mí...¿estaba mirándome?
Garraspeo mi garganta y no me digno a quitarle los ojos de encima.
<<Verde naturaleza con un iris claro>>
Así son sus ojos. Su mirada es penetrante y puedo decir "que casi me faltaba el aire" Se mantiene en silencio y el ambiente se siente incómodo y pesado. Su mirada está cargada de una electricidad extraña. Viéndolo a los ojos se me ha olvidado todo...
<<sobre todo el hecho de que tu padre te dijo que lo envolvieras y te lo tiraras...porque Aster sabe muchas cosas>>
Mi cabeza hace un click y el hecho de mirarnos ya no es agradable, ya no me gusta.
Bajo la mirada hacia sus manos y comienzo a cubrir sus heridas con las vendas. Me resulta ya incómodo porque él no aparta la vista de mí, a pesar de que yo haya cortado el contacto. A lo mejor ni siquiera me estaba mirado sino que estaba perdido en sus pensamientos y miraba a un punto fijo.
Me siento molesta, molesta conmigo misma, no sé ni lo que soy. La coraza de hierro que llevo solo es la envoltura del caramelo . No me gusta estar pensando de esta manera, con empatía y sentimientos. Mi mente se ha convertido en una ajena a mí.
—Ya he terminado, puedes irte —suelto de repente pero no tengo una respuesta de vuelta.
Levanto la vista para encontrar que me sigue mirando como si pudiera leer lo que estoy pensando.
<<en ese caso pensaría que las personas son de lo más decepcionante...que tú, Heaven eres decepcionante>>
—¿No te vas a... —y antes de que pudiera decir otra palabra, estalla sus labios con los míos dejando una distancia de cero centímetros entre los dos.
Toma mi cabeza entre sus dos manos grandes.
Noto como si el tiempo no existiera y a pesar de que una parte de mí quería apartarlo...otra parte quería tenerlo así, tan cerca que sea difícil de olvidarlo.
<< ¿te acuerdas de Sak? ¿Eh Heaven? >>
Lo empujo con brusquedad y me levanto de mi sitio totalmente agitada.
—Vete —señalo la puerta de mala manera.
Se acerca lentamente y lo detengo pidiéndole nuevamente que se vaya. Toma su casadora. Le abro la puerta con mi técnica maestra y sale pitando dando un trancazo tras su espaldas.
Joder con mi puta vida ¿quién me entiende?
Camino y contemplo mi reflejo en el espejo... Mis ojos se aguan. Tengo un cacao mental ahora mismo. No se quien soy, me estoy dejando llevar por cosas que no entiendo. La última vez que esto pasó, terminó más mal de lo que podría haber terminado.
<<eres una zorra Heaven>> <<¿recuerdas a Sak, o estas muy ocupada pensando en Aster? >>
Cállate!! Cállate!! -me golpeo la cabeza varias veces.
Los pensamientos me atocigan y la rabia brota por mis manos, comienzo a tirarlo todo al suelo mientras millones de imágenes venían a mi cabeza.
-estoy loca..
<< eso dijo tu psicóloga, y tu papá la mató>>
-es hora de que vuelva a ser yo, a ser Heaven. Esa chica que no le importaban la mitad de las cosas por no decir casi todas.
<<si le importaba pero se oprimía a sí misma>>
-tú cállate. Ser débil es lo peor que puede tener una persona.
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Thiago O'Conell *padre de Heaven*
—Muchacho ¿Aún no llega? —le doy una fuerte calada al cigarrillo.
—No señor.
¿Dónde se habrá metido esta imbécil? Hoy es tarde de reunión y la verdad estoy ansioso por saber como le fue en la orden que le di.
A veces Heaven es un poco impulsiva y confunde las cosas, espero que no le haya entrado el mosquito de que está enamorada o cualquier burrada por el estilo.
Esta niña me da dolores de cabeza, yo solo pido a un hijo que de la cara el día de mañana por este negocio. Que lo viva y lo saque adelante como he hecho yo tantos años. Ella no sabe ni la mitad de lo que es sufrir, pero en esta vida hay que tener el corazón frío y no temerle a nada. Ver el peligro delante y encararlo con una sonrisa, a Heaven le hace falta eso, ver el peligro delante.
—La señorita ya ha llegado —anuncia uno de mis bisgoneros.
—Dile que pase.
—No hace falta, ya estoy adentro —a notar su carácter peculiar me encuentro con la Heaven que a mí me gusta.
—Y bueno mi hijita ¿no has extrañado a papi? —le sonrío mientras extiendo mis brazos en buscar de un abrazo amistoso.
—Sí claro no te jode .
Me encanta como me vacila, pero a veces sabe como tocarme los cojones de más. Saco la pistola que tengo en mi bolsillo trasero y apunto directo a su cabeza. Un solo disparo por error y ya me habría librado de un problema.
—Siéntate mi querida bebé, que papi tiene que hablar contigo —le sonrío lentamente.
Toma asiento mientras me mira de mala manera. No me extraña que con esa cara de pocos amigos no tenga nada bueno en su vida.
—Ya sabes, la clásica —pongo el revólver sobre la mesa mientras le saco las balas restantes dejando solo una y dándole vueltas al tambor.
—¿Has logrado engatuzarlo? —Me apunto a la cabeza, le quito el seguro y disparo *fallido* Se la lanzo sobre la mesa de mármol.
—Más bien él me ha engatuzado a mí —apunta a su cabeza y dispara *fallido*
—Mira que eres una estúpida. ¿Acaso no sabes hacer nada? —disparo *fallido*
—Tranquilo papi, ya he entrado en razón y no me la va a colar de nuevo —dispara *fallido*
—Es que eres muy fácil hija mía. Si hasta tu hermano lo decía —dispara *fallida*
—También decía que un día morirías por mis manos y vaya si va a tener razón —apunta a su cabeza y en un giro inesperado aprieta el gatillo apuntándome, dejando escapar una bala que se desvía a un lado.
—Hija de puta —la rabia brota por mis labios sin piedad.
—Encantada —se para y se va sin más.
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