XV

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Heaven O'Conell.

Estaba sangrando a chorros y me gustaba verlo así, débil, adolorido, lastimado....derrotado.
No podía evitar sentirme bien, cada golpe que recibía causaba una especie de emoción en mí.
Aster se ha ido, y algo que tengo claro es que posiblemente lo expulsen del campamento por mi culpa.

<<¿y a tí que te importa? >>

Cierto, no me debería de importar; hace unos días no me hubiera importado, pero ahora me ha ayudado.

Decido tomar el camino que sus pies tomaron y buscar su figura manchada por algún sitio.

Estaba tumbado al lado de un Manzano, callado, pensativo. Si tuviera súper poderes pudiera observar la gran nube de cosas que tiene flotando, me gustaría poder leerle la maldita cabeza.

—Gracias  —espeto sin más, irrumpiendo su tranquilidad. Ni siquiera pestañea ante mi presencia. No escucho ni una sola palabra— ...¿No vas a decirme nada?... —coloco mis brazos sobre mi cintura, mostrando inconformidad ante su reacción.

Se para lentamente del lugar y se acerca a mí. Mis piernas tiemblan y los huesos los siento débiles. Tiene el rostro manchado de sangre y solo verlo así siento ganas de deborarlo.

<<tienes demasiados problemas mentales que solucionar >>

-sí, pero ahora no me apetece -respondo a la molesta voz que me persigue.

—Es la última cosa que hago por tí —aparta la mirada y se va dejándome estática. Mi yo interno quiere salir corriendo hacia él, y mi yo coherente quiere mantener su orgullo, salir de ahí e ignorar al molesto pero deseable Aster.

¿Y adivinen qué...? Acabo de decir ¿orgullo? ¿Qué es eso?

Me abalanzo a correr hasta llegar a su lado. Su pelo azabache caía sobre sus ojos. Estaba despeinado y el pelo tenía pequeños flecos manchados. Lo recorro con la mirada mientras camino a su lado manteniendo total silencio. Noto como sus manos estaban rotas, sus nudillos raspados y sus muñecas arañadas.

—¿Puedes venir conmigo? —no sé que carajos estoy haciendo pero lo estoy haciendo

Dirige una mirada fría y malévola sobre mí. Una vez más mi cuerpo se sacude y me deja extasiada. Trato se tomar otra dirección y observo como me sigue; entonces esa mirada ¿fue un sí?

_______________

Mi cabaña estaba hecha un desastre pero aún así abro la puerta e invito pasar a Aster.

—¿Qué hacemos aquí? —pregunta observando cada rincón de mi cabaña como si estuviera desconfiado de lo que puede haber dentro.

—Me has hecho un favor. No dejo favores sueltos. Te pagaré. Curaré tus heridas devolviéndote el favor.

<<solo te estás excusando para tocarlo>>

-cállate ya.

—No lo necesito. Además que me cures las heridas no cubre el favor que te he hecho.

Maldito desagradecido, uno intentando ser amable y mira lo que logra, que un patán se burle de tu acto de generosidad.
Arqueo uno de mis cejas y pongo los brazos entrelazados sobre mi busto.

—¿Qué clase de canalla eres? —se escapa la pregunta de mis labios.

—Uno que te ha salvado el culo y el de tu amiga —remata contra mi cara. Y mi orgullo se lanza de un paracaídas.

Cínico, se atreve a restregarlo en mi cara. Tomo el cerrojo de la puerta y le pongo seguro.

—¿Qué carajos haces? —trata de abrir la puerta pero no lo logra.

Yo y Biller tenemos la desafortunada pero gratuita suerte de tener la única puerta del campamento que si le pones seguro por dentro no se puede abrir de nuevo, a menos que sea con un truco de descubrí; solo yo y Biller  lo sabemos.

—No vas a violarme ¿verdad? —pone cara se cachorro asustado

-Más quisiera...

—No me gustan los favores para mi son una especie de "tu me ayudas-yo te ayudo" Después de que esté zanjado no nos debemos nada. Además no estás como para violarte. Mírame —le exijo— busco algo más que un hueso de pollo.

<<hueso de pollo nada¿Acaso no le has visto ese cuerpo? ¡Creo que te has vuelto loca! >>

-no me trates de engatusar.

—¿Yo hueso de pollo? ¿Has visto esos muslos de garsa que tienes? Ay por favor si desde que te conocí estoy buscando donde dejaste tus nalgas.

Auch....

—Cállate y siéntate —ordeno.

Entro al cuarto de baño en busca del botiquín de medicina que mi padre me había obligado a mantener en mi habitación, por si alguien me hacía daño.
Tomo todo lo que puedo. Veo a un Aster mascullado sentado en la punta de la cama de Biller, y como siempre, callado y pensativo.

Saco del botiquín unas gasas y las remojo en agua oxigenada. Comienzo a limpiar sus nudillos y muñecas. Las heridas que tiene no son muy profundas pero se ven dolorosas, sin embargo no resopla, ni se queja de dolor alguno.
Tomo yodo y lo trato de esparcir sobre las heridas. Lo observo por un instante y me encuentro con sus ojos fijados en mí...¿estaba mirándome?

¿estaba mirándome?

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